José-Vidal Rodriguez
De un par de años a esta parte, los seguidores de Bill Conti atendemos agradecidos al resurgir comercial de un compositor tradicionalmente abnegado en lo relativo a ediciones comerciales de sus partituras. La publicación hace unos meses de su trascendental “Evasión o Victoria” (cuyo estudio podéis leer aquí), no fue sino la confirmación de una “fiebre” actual por el autor desconocida hasta la fecha, complementada con el lanzamiento en breve periodo de tiempo de obras tales como “Encerrado”, “F.I.S.T. / Slow Dancing In The Big City” o “Broadcast News”.
Después de editar con bastante éxito estas dos últimas, el sello Varése vuelve a dedicar un nuevo disco a la figura del músico de Rhode Island bajo su modalidad Varése Club, lanzando al mercado no ya una, sino tres partituras inéditas reunidas en un mismo álbum.
La primera de ellas, ”Rookie of the Year”, es un filme familiar dirigido por el también actor Daniel Stern, aquel patoso ladrón que acompañaba a Joe Pesci en la taquillera “Solo en Casa”. Protagonizada por Thomas Ian Nicholas (“American Pie”, “Anatomía de Grey”), narra la historia de Henry Rowengartner, un niño de 12 años amante del béisbol, acomplejado, sin embargo, por su falta de habilidad en el deporte rey yanqui. Un buen día, tras sufrir un accidente doméstico, su brazo derecho se transforma en una auténtica máquina de anotar strikes, hasta el punto de que será contratado por los Cubs, equipo profesional de la American League, convirtiéndose en el jugador estrella para envidia de sus compañeros adultos.
Ampliamente demandada por los aficionados -pese a sus exiguos 25 minutos de duración-, la partitura de “El Novato del Año” nos devuelve al Conti sinfónico y tremendamente eficaz de antaño, después de algún que otro experimento sonoro ciertamente olvidable en aquel inicio de los 90 (”Nails”, “Year of the Gun”). De paso, sería una nueva ocasión de corroborar esa curiosa habilidad del americano a la hora de afrontar filmes deportivos, en cuyo ámbito suele cosechar bastantes buenos resultados. No en vano, este score contiene una de los grandes temas del autor que aún permanecían inéditos a oídos del aficionado, los trepidantes seis minutos de la ”Main Title March”.
La pieza, estructurada como clara marching band contemporánea -si bien salpicada por texturas clásicas en las cuerdas-, es un excelente homenaje al espectáculo y a la parafernalia del béisbol, con la lógica profusión de percusión y metales, en la que Conti ya introduce el breve leitmotiv a maderas dedicado al joven Henry. Un motivo inocente, vivaz, que en su fusión con la rabiosa melodía a cuerdas de la marcha deviene en un sugerente contrapunto a la vigorosidad del deporte.
La verdad es que este tema central tiene la suficiente fuerza como para que Conti lo reutilice sin problemas en casi la totalidad del resto de cortes, variando su orquestación para que lo oigamos en clave nostálgica ("Jack´s Mistake”) o incluso salpicado por tintes socarrones a la americana ("A Great Summer").
Como colofón a la vigorosidad del main theme, el autor escribe dos cortes trepidantes que le siguen confirmando como el mejor compositor para el cine deportivo. En dos escenas claves del filme, ”Mound Advice” y ”Float It!” (éste último asociado al triunfal desenlace de la película), Conti echa el resto dotando a las secuencias de un dinamismo espectacular, al acudir a un sinfonismo atronador por momentos tributario de los gloriosos tiempos de su “Evasión o Victoria”.
”A Night in the Life of Jimmy Reardon” es una tardía teen movie de 1988 protagonizada por el malogrado River Phoenix, cuyo mayor aliciente radica sin duda en localizar entre el reparto a un jovencísimo y prácticamente irreconocible Matthew Peak (el Chandler de “Friends”).
Sin grandes alardes pero con algunos instantes brillantes, Conti resuelve el encargo acudiendo a melodías ligeras y de carácter intimista, puntualizando así la historia de amor juvenil y de relación paterno-filial que constituyen el argumento central del filme.
Al lado de sus archiconocidos devaneos sobre texturas pop/rock, a los que aplica esta vez arreglos basados en bajos y sintetizadores que recuerdan a ciertos temas del Shore coetáneo de “Big” (”Desesperation”, “Hawaiian Dreams”), encontramos auténticas joyas sonoras, como el cánon vanguardista de ”Heredity” o esa especie de sintonía de cámara escuchada en la primera mitad del ”Go Around Back”.
Cortes ambos que descubren la enorme profesionalidad de un Conti capaz de marcarse sendos temazos en un filme absolutamente olvidable e intrascendente, del que sin embargo sobresale una música muy por encima del nivel medio en este tipo de producciones.
El último de los trabajos incluidos, ”Bushwhacked”, supuso el reencuentro de Conti con Daniel Stern (esta vez en el rol de actor protagonista). Menos sugerente que el anterior “Rookie of the Year”, pero igual de arrolladora en estilo y concepción, es sin duda la sorpresa del álbum tanto para la bueno como para lo malo.
Película, salvo error, inédita en las salas comerciales de nuestro país, en la que Stern interpreta a Max, un desastroso repartidor que erróneamente es perseguido por la policía como sospechoso del asesinato de su jefe, por lo que se verá obligado a huir y hacerse pasar por el líder adulto de un grupo de boy scouts adolescentes, cuyas diabluras y desplantes harán más complicada aún su fuga.
La partitura arranca con la calidez de una armónica que junto a los riffs de guitarra eléctrica parecen introducirnos en sonidos urbanos (”Whacked!”), para luego tornar en un ejercicio totalmente sinfónico en el mismo instante en el que el protagonista abandona la ciudad y toma contacto con los críos (”Max Meets Kids”, en el que se incluye ya el nervioso tema central de tintes aventureros).
Este corte marca el cambio de estilo -si excluimos el fragmento de rock duro del “Devil´s Peak”- hacia aquellos senderos épicos y vibrantes que copan a la postre el score, con arranques impresionantes de música dinámica donde una vez más destacan los potentes metales de inconfundible acabado continiano (“The Hike”, “Our Leader”).
Resultando ser una obra interesante y desde luego todo un descubrimiento, en el “debe” de la partitura no puedo dejar de mencionar una circunstancia que le hace perder enteros, al menos en lo relativo a su originalidad. Efectivamente, “Bushwhacked” se halla influenciada en varios pasajes por dos partituras muy conocidas para los fans del autor, “Masters del Universo” y “Las Aventuras de Huckleberry Finn”; la primera de ellas, de la que toma las poderosas fanfarrias a metales, en lo referente a los momentos épicos del filme, mientras que la segunda encuentra las similitudes en lo relativo a las melodías a la americana con las que Conti subraya tanto el ambiente de camaradería de los boy scouts como los incomparables paisajes naturales mostrados en pantalla.
Tal es el peso de sendos scores que incluso Bill toma de ellos prestadas frases melódicas enteras, algunas absolutamente calcadas. Así, en ”Big Finish“ oiremos a partir del minuto 2:44 el tema de “He-Man” en todo su esplendor, con un descaro impropio en Conti; por su parte, “The Swat Team” contiene retazos a cuerda reconocibles -más leves, eso sí- del motivo central de “Huck Finn”.
En resumen, pese a que las dos últimas partituras podrían parecer en principio material de relleno para el verdadero reclamo del álbum, Varése acierta de lleno reuniendo al mismo tiempo tres trabajos tan sumamente interesantes como prácticamente desconocidos para el seguidor ocasional del autor. Un soberbio compacto a añadir a la cada vez más incipiente colección de Bill Conti disponible en el mercado.
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