Gorka Cornejo
“By Love Possessed”, o “Brotes de pasión”, como se tituló en España, cuenta las truculentas fórmulas que emplean un puñado de personajes de la alta burguesía intelectual de Nueva Inglaterra para salpimentar sus desoladas existencias: Marjorie (Lana Turner) es la esposa alcohólica y sexualmente insatisfecha de Julius Penrose (Jason Robards Jr.) reconocido abogado que sufre de impotencia como consecuencia de un accidente automovilístico. Uno de los socios de su firma, Arthur Winner (Efrem Zimbalist Jr.), infelizmente casado, halla en Marjorie todo el cariño que no obtiene en casa. Mientras tanto, el hijo de Arthur, Warren (George Hamilton), ejerce de vástago díscolo (¿la revolución sexual y el hippismo visto desde el tradicionalismo de Hollywood?) negándose a cumplir los planes que su padre ha proyectado para su futuro, a saber, ejercer de abogado en la firma y casarse con Helen (Susan Kohner), una sana y dulce huérfana, heredera de una de las mejores fortunas del condado. Su rebeldía le lleva a enredarse con Veronica (Ivonne Craig), una exuberante mujer de mala reputación y voluble carácter que, tras engatusar al muchacho con sexuales arrebatos, acabará, víctima de un irrefrenable y malicioso ataque de dignidad, denunciándolo por violación. El escándalo consecuente hará recapacitar a su padre e iniciará un acercamiento a su legítima mujer, en busca de una segunda oportunidad, mientras que Marjorie, desfogada y un tanto arrepentida, hará lo propio con su marido.
Como se ve, en 1961, año de producción de esta película, Hollywood y el público de cine mayoritario, ya no se escandalizaba con personajes turbios, víctimas de irrefrenables pasiones o insuperables traumas. Los códigos de representación seguían desaconsejando cierta explicitud, pero lo cierto es que el cine norteamericano de la época abunda en lo que pretendían ser impúdicos análisis de la interioridad del burgués medio y sus diversas neurosis, en un afán por mostrar el lado oculto de las personas sencillas, las oscuridades insospechadas del alma del ciudadano medio. Elmer Bernstein fue un experto compositor de melodramas centrados en conflictos personales, amores, desengaños y desequilibrios de todo tipo, llegando a crear un estilo personal cuya pertinencia garantizó su repetición (“From the Terrace”, “Desire Under the Elms”, “The View from Pompey’s Head” o “Far From Heaven”).
Bernstein construye esta banda sonora sobre un único gran tema principal (“Main Titles”), melodía larga, romántica, que el compositor disecciona, fragmenta y desarrolla incansablemente. Esto aporta una coherencia muy compacta a toda la partitura, pero permite, sobre todo, que la música vaya incorporando con naturalidad los matices que la progresión del drama va dictando, hasta alcanzar la tragedia. Es interesante que tanto la pasión como las tensiones, tanto el amor como la desazón, compartan en el fondo la misma música, aunque diferentemente tratada: basta comparar la bucólica “In the Cupola” con la borrascosa violencia de “Trouble, Trouble”. Hasta el más breve fragmento le basta a Bernstein para construir un material elocuente, como cuando a partir de cinco notas extraídas del tema principal, construye uno de los leitmotivs más recurrentes aplicados a la creciente tensión entre los personajes (“Lovely Lush”).
Sin embargo, de tener que destacar algo, lo más extraordinario de este trabajo de Bernstein es la música más íntima, la instrumentalmente más sencilla, la que busca acercar al espectador a los personajes, como un primer plano musical. Es en estos momentos cuando el compositor demuestra toda su sensibilidad, arropando a ese puñado de seres dolientes y malheridos, casi compasivamente. Cortes como “Last Quiet Moments”, “Goodbyes” o “Ever So Humble”, son auténticos altares al talento y la profunda inspiración de un músico irrepetible y añorado.
De la mano del personaje de Verónica, la femme fatale que corrompe al joven Warren, el pequeño mundo cerrado que forman el resto de los personajes y que Bernstein ha caracterizado con esa música torrencial a ratos, simple y delicada en ocasiones, se ve atacado por la aparición del jazz, simbolizando una vez más el mundo de la noche, la perversión, las pasiones desatadas. Esta dicotomía musical funciona especialmente cuando el compositor busca comparar a Verónica y Helen, las dos mujeres que, de alguna manera, andan detrás de Warren (“Two Different Girls”), sexual y ardiente una, dulce y tibia la otra. De hecho, Helen recibe de Bernstein una variación especialmente cálida del tema principal (“Helen´s File”) que resulta tremendamente dolorosa a medida que se acerca el triste destino de la muchacha (“Final Cruelty”).
“By Love Possessed” es una banda sonora bellísima, a la que quizá haya que prestar una atención especial, porque no es novedosa en cuanto a planteamiento y desarrollo, ni tiene motivos para serlo, y toda su fuerza radica en la carga emocional de la música, en la pura elocuencia de su contenido. En los tiempos formalistas que vivimos, no hay nada como darse un buen chapuzón en las corrientes densas pero cristalinas de los verdaderos maestros.
8-enero-2007
|