José-Vidal Rodriguez
”1408” es el número de una enigmática habitación del “Hotel Delfín”, situado en Nueva York. Una estancia que durante años ha estado cerrada al público por los supuestos fenómenos paranormales que la asolan y que han costado el suicidio a casi media centena de sus malogrados huéspedes. El escritor especializado en parapsicología Mike Ensin (John Cusack), aún conmocionado por la reciente muerte de su hija Katie a causa de una enfermedad degenerativa, decide pasar la noche en la inquietante 1408. Su incredulidad inicial cederá totalmente ante los fenómenos inexplicables que presenciará en la habitación, los cuáles ahondarán en su dolor personal y servirán para transformar la relación actual con su esposa Lily.
Visto el argumento y propósitos de la cinta (con innegables tintes de “El Resplandor” o “The Amityville Horror”, y basada como no podía ser menos en otro exitoso relato de Stephen King), lo cierto es que sorprende ver en las tareas de composición musical a un Gabriel Yared más acostumbrado no sólo a otros géneros cinematográficos ajenos al terror, sino a proyectos de mayor calado intimista o incluso "intelectual" que el que nos ocupa. De hecho, podemos perfectamente hablar de una partitura prácticamente inédita en su filmografía; aunque convendría precisar que, fuera de los clichés de horror imprescindibles en el devenir de la cinta, el argumento esconde sin embargo un trasfondo emocional y humano en el que Yared logra ahondar con sencillez y gran oficio.
Así las cosas y pese al carácter de neófito en el género, el libanés resuelve la papeleta escribiendo una sobria obra de terror con momentos francamente inquietantes y una imaginativa resolución que, por méritos propios, se alza muy por encima del nivel medio reciente en este tipo de scores. Muchos verán en este CD un especial morbo o interés en atender al brutal cambio de su impronta melódica, sutil y cuasi elitista habitual, hacia esta recreación fantasmagórica del ambiente malsano y opresivo que conforma la vigilia del protagonista en aquella tétrica estancia. No en vano, no es éste un trabajo recomendado a los seguidores del Yared más académico, puesto que poco, muy poco de su reconocible impronta, se vislumbra en esta partitura entregada en muchos fragmentos a la pura experimentación electrónica y su particular fusión con la orquesta. De este modo, mediante la masiva utilización de efectos sintéticos (algunos francamente esimulantes, como aquél sampler emulando el crujir de una puerta), programados por el propio Yared con la ayuda de la otrora editora musical de “Cold Mountain”, Kirsty Whalley, “1408” nos sumerge en una claustrofóbica recreación de lo desconocido, planificada desde la angustia, el caos y el desasosiego, pero que a la vez se ve salpicada por importantes retazos de fugaz lirismo que funcionan tanto como conato de “redención” musical, así como en forma de bucólica aproximación a la personalidad del personaje de John Cusack y el duro revés en su vida que supuso la pérdida de su joven hija.
Que “1408” reserva momentos totalmente atípicos en la filmografía de Gabriel, es un hecho que el oyente comprobará ya de entrada con los primeros cortes “10 Haunted Hotels” y “The Dolphin Hotel”, marcados por la disonancia y unas intenciones sumamente atmosféricas con las que el autor comienza a inquietar los sentidos del espectador. Pero lo “peor” está aun por llegar, puesto que la partitura se convierte, durante no pocos minutos, en un trabajo francamente duro y hostil, no apto para todos los paladares.
Los momentos de extrema incidentalidad de cortes tales como “Bleeding Walls”, “Out on a Ledge” o “Inside the Vent” (salpicados todos por ese irreal universo electrónico ideado por el compositor), esconden sin embargo un marchamo de calidad indiscutible, impulsando al oyente a disfrutar de una música que, más que nunca, sólo parece tener significación dentro del contexto sombrío del largometraje. El talento de Yared parece ser el culpable de esta ambigua sensación. Sin dejar pasar aquel bloque entregado a la virulencia orquestal (“Ship In a Painting”, “Sinking Ship” o “Back to 1408”, fragmentos de tal contundencia que también se antojan cuasi inéditos en la filmografía reciente del libanés), dos instantes afortunados nos reserva Yared para la vuelta liberadora a lo comedidamente melódico: en “Katie´s Theme”, el autor recurre de nuevo a sinuosas distorsiones electrónicas para introducir cinco lánguidas y apesadumbradas notas a piano, asociadas al recuerdo de la hija de Mike. Un tema que cobra gran protagonismo a lo largo y ancho del score, evocando la figura omnipresente -y fundamental en la trama- de la niña Katie, así como interaccionando en las sensaciones experimentadas por su absorto padre.
Por otro lado, no parece casualidad que este motivo se equipare en estructura al segundo fragmento entregado abiertamente a la melodía, aquél que oímos en “Waking Up in L.A.”. De hecho, la pieza comienza con las notas del tema de Katie, que poco a poco darán paso a un nuevo arranque lírico en clave abiertamente emotiva, el cuál funciona como un auténtico “tema de redención” (consecuencia lógica de la evolución del leitmotiv anterior), rompiendo a las cuerdas de forma impresionante en el fragmento de cierre “Fire!”. Arrollador epílogo a esta tan peculiar como sugestiva partitura de terror moderno, la cuál se convierte ya desde su publicación en todo un ejercicio musical sin precedentes en la carrera del oscarizado compositor libanés. Al fin y al cabo, tanto la dificultad como la innegable expresividad de esta "1408", la erigen en una obra que, para bien o para mal, no dejará en absoluto indiferente al aficionado, y en particular a los entusiastas de la trayectoria fílmica del talentoso Gabriel Yared.
25-julio-2007
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