Ignacio Garrido
Pudiera parecer innecesaria la compra de otra edición más de una partitura tan conocida como es "Bailando con lobos" de John Barry, ganadora del Oscar a la mejor banda sonora de 1990 y disco del que todos poseen (o debieran poseer), al menos una de las múltiples ediciones que fueron apareciendo desde el estreno del film hasta hace bien poco. No obstante los nuevos contenidos de la última versión en ver la luz hasta el momento de este grandioso trabajo, hacen del comentado un disco imprescindible, aunque por desgracia no definitivo.
En el momento de su estreno, el film dirigido y protagonizado por Kevin Costner alcanzó una inusitada popularidad, propiciada por el revisionismo al que se estaba sometiendo al western a comienzos de los noventa, como último camino para insuflarle cierta vida a un género caduco, que adolecía de un tratamiento innovador o meramente interesante, que aportara nuevos puntos de vista sobre el mismo que no fueran el mero homenaje (véase la estupenda "Silverado", también con Costner como miembro del reparto) o los intentos de la vacua transgresión modernista (la mucho más exigua "Intrépidos forajidos" por ejemplo).
El triunfo unánime de critica y público hacia un film donde se invertían los parámetros de lo típicamente americano, se desmitificaba (una vez más) la caballería y la guerra, o se disfrutaba como antaño del valor estético de un paisaje ampuloso acorde con la historia narrada, propiciaron la lluvia de oscars y la consagración de su máximo responsable, un Kevin Costner que no conseguiría sostener su éxito durante demasiado tiempo. Asimismo "Bailando con Lobos" supuso el enésimo (y todo hay que decirlo a esas alturas algo innecesario) reconocimiento por parte de la Academia de Hollywood, del talento de esa leyenda viva que es John Barry, un autor plenamente consagrado, que contaba ya con cuatro Oscars en su haber y que acababa de reponerse completamente de esa lesión de esófago que casi acabó con su vida tan solo dos años antes. Su recuperación para el cine fue por lo tanto pletórica, tanto por la impresionante aportación que realizó para el film, como por su reaparición triunfal en un medio que no perdona con facilidad las ausencias prolongadas sin un gran éxito de taquilla cercano que refresque la memoria de los productores y de la audiencia.
"Bailando con lobos" es una banda sonora colosal, donde se dan cita el epicismo más genuino, con los inevitables guiños al western más clásico, junto al romanticismo más envolvente y ensoñador del mejor Barry. La ominosidad de ciertos pasajes de tensión y drama, contrasta con la delicadeza y sensualidad de otros, así como la animosidad y emotividad de las secuencias cumbres del largometraje. El radiante empleo de la cuerda -uno de los inconfundibles sellos del autor- en su exquisito tema de amor "Love Theme" (uno de los mejores de toda la carrera del ingles), contrasta con el poderío de los inconfundibles pasajes para metales -otro de sus puntos fuertes- que describen a la tribu india enemiga de los Sioux, de los que el protagonista John Dunbar entra a formar parte, los temibles Pawnees. Temas memorables, como el viaje hacia el fuerte "Journey to Fort Sedgewick" (que se inmortalizó en nuestro país gracias a la campaña de una importante marca de carburantes en sus anuncios televisivos publicitarios), perduran en la memoria del aficionado gracias a la sublime capacidad melódica del compositor, cuya facilidad para escribir melodías de enorme calado romántico, aventurero y heroico, encuentra en esta película su mejor excusa.
El tema principal dedicado al protagonista "The John Dunbar Theme" es versionado en distintas ocasiones, como medio de destacar la melancolía y carácter dramático del mismo al comienzo de su viaje iniciático, para más tarde pasar a realizar un amable comentario sobre la propia evolución de su personalidad en la aparición del mismo con armónica como recuerdo de ese mundo, ese oeste perdido al que él pertenecía antes de descubrirse a sí mismo. Así sucesivamente Barry desgrana un sin fin de temas, a cada cual más imponente y emocionante, destacando el dedicado al lobo Calcetines, que hace compañía al protagonista durante su soledad al llegar al fuerte en "Two Socks/The Wolf Theme", la melodía asociada a los búfalos y la solemnidad con la que los Sioux los tratan y veneran en "Spotting the Herd" (personalmente mi tema favorito dentro de toda la obra de Barry), el desarrollado como reflejo de la amistad entre Pájaro Guía (el sensacional Graham Greene) y John Dunbar en "The Buffalo Robe" o el emocionante rescate del protagonista de las manos del ejército del que formaba parte en "Rescue of Dances with Wolves".
Aunque sin duda alguna los momentos álgidos del score se preservan para la sensacional secuencia de la cacería de búfalos, la apertura del film en mitad de un campo de batalla y la conclusión del mismo con la marcha del protagonista. Para la primera, Barry acabó escribiendo dos fragmentos, uno inicialmente preferido por él (y por ello incluido en la primera edición de la partitura en CD) con el desarrollo más exuberante y romántico del tema de Dunbar y a posteriori otro más extenso, épico y espectacular que Costner le pidió con la referencia directa al cliché de la música del western que se acabaría siendo utilizado en el film. Para ser honestos, cabe decirse que el tema finalmente empleado resulta superior al concebido inicialmente por el compositor (y no por la breve referencia al tópico, sino por el desarrollo posterior de la nueva melodía y el empleo -único en todo el score- de los coros, dándole una dimensión mítica a la secuencia), pues resulta ser un recorrido apoteósico y un comentario musical mucho más profundo y sentido sobre la propia acción de la caza y el sentido que en ella imprimen los indios, de respeto, libertad y grandeza. Sin duda alguna uno de los grandes fragmentos de música de cine de los años noventa.
Aparte de este momento imborrable, las excelsas escenas de inicio y conclusión, con más de siete y ocho minutos de duración respectivamente, entretejen con soberbio pulso narrativo y una brillantez audiovisual pasmosa, fragmentos sonoros que harían palidecer a cualquiera, dando muestras una vez más del genio absoluto y talento incontestable de John Barry.
Si bien la calidad irrefutable y exquisita elegancia de la composición no dejan lugar a dudas sobre su categoría, bajo ningún género de dudas una de las mejores y más completas obras del músico, sus ediciones discográficas no acaban de hacer justicia todo lo que debieran a este monumental trabajo, para el que suscribe una de las mejores bandas sonoras de la historia del cine. El CD original se centraba en el tema principal y dejaba de lado gran cantidad de material temático, mientras que sucesivas ediciones incluían más versiones del mismo o fragmentos ajenos al compositor (el baile frente a la hoguera obra de Peter Buffet), sin llegar a completar una audición que hiciese justicia -pese a lo rutilante de la misma incluso con las carencias que presentaban todas esas ediciones- a la grandeza de la partitura.
Entre los momentos inéditos hasta la fecha, más destacados, tenemos el pasaje íntegro del comienzo del film (con la vibrante cabalgada de Dunbar hacia el frente enemigo), la llegada al fuerte Sedgewick (un bellísimo momento de poco más de medio minuto en el tramo final de este bloque), el nuevo desarrollo del tema de amor en "Falling in Love", el emocionante tema de la victoria sobre los pawnees "Victory" o el sobrecogedor tema completo del ataque de estos (más de seis minutos de brutal e imponente fuerza sonora), amén del ya mencionado "The Buffalo Hunt". Más que suficiente como para hacer la adquisición absolutamente obligatoria.
Por desgracia el CD que nos ocupa no acaba de corregir todos los defectos, pese a que se muestre más cercano que ningún otro a conseguir un disco casi perfecto. Los peros son claros: sigue faltando música inédita de varias secuencias como la primera visita de Dunbar al poblado de los Sioux, o el salvamento del joven indio al final de la cacería, que aunque breves siguen permaneciendo como dos piezas magníficas de Barry que se echaban en falta en la edición oficial y que incomprensiblemente no se han incluido aquí pese a que, tanto por la duración de esos cortes como por la del propio disco, esto habría sido posible. Además, aun pudiendo parecer algo superfluo, no se cambió nada de la portada del disco original que pueda hacer este CD identificable a primera vista, aparte de lo escueto de su nueva presentación interior (booklet con fotos en blanco negro) y que el mejor tema inédito -la versión de la película de la cacería de búfalos- ya se había regrabado de forma brillante en el disco doble de "Zulu" por la casa Silva Screen, lo que se quiera o no, restaba en parte interés a la aparición de este corte de forma definitiva. No obstante las notas del siempre brillante Jon Burlingame y la nitidez de la grabación son muy de agradecer y mejoran el conjunto de cualquier edición anterior.
26-mayo-2007
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