David Rubiales
Atendiendo al dicho que reza "no hay mal que dure 100 años, ni cristiano que lo resista", bien podríamos dar por demostrada esta pequeña y atemporal porción de sabiduría popular a tenor del evidente esfuerzo que en los últimos tiempos parece impulsar a ciertos elementos de la industria del entretenimiento estadounidense en pos de una mayor verosimilitud a la hora de retratar una contienda de las proporciones de la Segunda Guerra Mundial, aunque, eso sí, de manera prácticamente unidireccional, abandonando lentamente la romántica, idealizada y superficial perspectiva que, a la inversa que los europeos, han mantenido siempre sobre este conflicto.
Al contrario que en la literatura, con "Los desnudos y los muertos" de Norman Mailer como piedra angular, fuertemente influenciada ésta por la predecesora novela de Dalton Trumbo "Johnny cogió su fusil", el cine ha marcado a fuego en nuestras mentes las imágenes estereotipadas de seres mitológicos de decididas pisadas, recias y firmes convicciones morales y honorables actitudes belicistas, despojadas totalmente de cualquiera debilitadora doblez a imagen y semejanza del Errol Flynn de turno en su inmaculada letanía por las selvas birmanas; convirtiendo así ese amargo, oscuro y desgarrador episodio de la conducta humana en un romántico conflicto bipolarizado plagado de sempiternos héroes y villanos.
Salvo por deshonrosos ejemplos como el de "Pearl Harbour", una vil e inmoral proclama, dirigida a los jóvenes estadounidenses, del lema "I want you", popularizado junto a la imagen del tío Sam, en plena Segunda Guerra del Golfo, las producciones basadas en esta contienda han seguido dos líneas más o menos coherentes y paralelas de actuación. La primera de ellas es la película bélica con tintes antibélicos, a la que podríamos adscribir títulos como "Saving Private Ryan", "Windtalkers" o "Enemy at the Gates". La segunda es la película de marco antibelicista con rasgos del cine bélico, como "The Thin Red Line", y la más que probable "Flags of our Fathers" y "Letters from Iwo Jima" de Clint Eastwood.
En el caso que nos ocupa, "Band of Brothers", miniserie de diez episodios producida por Tom Hanks y Steven Spielberg para la cadena privada HBO, ésta se inscribe claramente en el primer grupo.
La propuesta musical que nos presenta el tristemente desaparecido Michael Kamen resulta ser, en su mayor parte, de naturaleza más descriptiva que introspectiva, siguiendo fielmente las directrices básicas marcadas en la narración.
El elegiaco tema principal ("Main Theme"), un trasunto del "Hymn to the Fallen" compuesto por John Williams para "Saving Private Ryan", marca perfectamente el tono general de la obra; de igual manera que lo hacen los subsiguientes cortes en forma de suites ("Band of Brothers Suite One" y "Band of Brothers Suite Two"), que redundan en abnegada motivación de los miembros de la compañía Easy por combatir a los alemanes. Lamentablemente, si tenemos en cuenta el carácter referencial de estos tres temas en la composición, el elemento más logradamente inspirado por Kamen, el circunspecto y melancólico romanticismo que transpiran piezas como "Fire on Lake", "Parapluie" o "Buck in Hospital", tiene una presencia residual apareciendo en ellos de manera tangencial.
Pero donde el compositor norteamericano logra prácticamente la cuadratura del círculo, en lo que representa una de las cumbres del talento compositivo de este músico, es en ese sencillo, funesto y desgarrador adagio titulado "Discovery of the Camp" (y en su continuación natural "Nixon´s Walk"). Esta pieza, de ascendente intensidad, se convierte en un puñetazo directo y brutal a la conciencia de los espectadores, en el que la música y las imágenes se retroalimentan una a la otra para potenciar su devastadora carga dramática, consiguiendo que uno asuma como propia la pesada transcendencia de los pecados ajenos embargándole en una emoción de tanta intensidad que, a este humilde crítico, le llega a desembocar en las lágrimas. Una pieza que, al margen de la calidad del resto, que la tiene y mucha, justifica por si sola la adquisición de esta importante obra dentro de la filmografía de un compositor que ha dejado una profunda huella en toda una generación de aficionados a la música de cine.
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