Miguel Ángel Ordóñez
La emergente industria china (a la que debemos sumar la consolidada de Hong Kong), fiel reflejo del auge económico del país, lleva de un tiempo a esta parte produciendo una serie de películas de alto presupuesto que suelen contar con ingredientes tan valiosos para espectadores de dentro, como fuera de la nación. Filmes históricos que aúnan la pasión de un pueblo por las artes marciales y las legendarias historias de su pasado, frente al exotismo que tales hazañas insuflan al aficionado externo. Suntuosos trabajos de una estética formal arrebatadora que combinan los trazos propios de la poesía con una estructura narrativa, puramente, cinematográfica. Ahí reside su punto fuerte. Claro está, que dependiendo de la lírica del vate, encontraremos piezas de orfebrería consonantes como “Hero” o “La casa de las dagas voladoras”, del magistral Zhang Yimou, o arcillosas vasijas asonantes como “The Promise”, del irregular Kaige.
Sea como fuere, la fuerte apuesta anual del mercado hongkonés (no olvidemos que forma parte del estado chino con un régimen económico especial, como Macao) para el 2006 es “The Banquet”. Seleccionada para competir en los próximos Oscar (donde puede participar desligada de China), se encontrará títulos tan sonados como el “Volver” de Almodóvar, por España; “El laberinto del fauno” de Del Toro, por Méjico; la esperadísima “The Curse of the Golden Flower” de Yimou, por China; la canadiense “Water” (fantástico score de Mychael Danna) de Deepa Mehta; “Libro negro” del resucitado Paul Verhoeven, por Holanda o “Luces del atardecer” del siempre impredecible Kaurismaki, como representación del cine finés.
“The Banquet” está basado en el “Hamlet” shakespeariano. Cuando su cuñado, tras la muerte del Rey, accede al trono, la Reina decide casarse con él para proteger los derechos de su hijastro. Convencido éste de que la muerte de su padre ha sido urdida por su tío, regresa a Palacio y toma venganza durante la noche del banquete de bodas. Un drama que ha recibido virulentas críticas, pero que no han impedido su posición de liderazgo como producto exportable a tierras americanas.
De nuevo, como ya hiciera con “Tigre y dragón” y “Hero”, el chino-americano Tan Dun se encarga de la banda sonora de un filme que conjuga artes marciales con una sólida trama. Y como en aquellos, reincide en una estructura musical que aúna piezas de acción entregadas a los taiko drums y los kodos (“In the Bamboo Forest”, “A Duel of Minds”, “Sword Dance” o “Play Within a Play”) con fragmentos melancólicos de textura romantizada. En eso, Tan Dun no aporta nada nuevo respecto de sus anteriores incursiones cinematográficas, pues continúa con su particular acercamiento musical, combinando acordes occidentales con instrumentación oriental.
Quizás el mayor contraste se produce en la introducción de dos temas románticos que llevan el peso dramático de la acción (hasta ahora Tan Dun centraba sus esfuerzos en uno sólo, modificado según lo requería la escena). Plenos de elegancia, el compositor de “Hero” realiza sendas canciones que explotan sus características principales.
“Only for love” es la destinada al público occidental. Con letra realizada en cantonés, la delicada incursión de cuerdas y coros preludian momentos de exacerbado romanticismo, continuados con “Lost Days”, para desembocar en la épica “The Banquet”, con notas agudas en la cuerda y una instrumentación que acaba por abrazar lo oriental.
Precisamente es lo espiritual, apelando a formas más orientales, la seña de identidad de la étnica “Longing in Silence”, versionada tanto para voz femenina como masculina, una melodía donde las notas alargadas parecen suspender su evocadora ternura, alcanzando momentos brillantes con “Behind the Mask”.
La importante contribución de Lang Lang al piano se antoja vital para entender el carácter extremadamente lírico de la composición, llevando el peso de la fatalidad en los cortes estilizados. Pero su aportación va mas allá, logrando momentos de gran virtuosismo en temas como el magnífico “In the Bamboo Forest”, donde ejerce de contrapunto sobre la violenta percusión, entrelazando Tan Dun las armonías asiáticas con un uso coral eslavo.
“The Banquet” ha sido editada a nivel internacional por Universdal-Deutsche Grammophon, mientras a nivel doméstico ha visto la luz, en formato de lujo, en una llamativa caja acompañada de un libreto, en cantonés, con numeroso material gráfico. Tan Dun logra un atractivo trabajo que supone una continuación con las texturas ya introducidas en sus precedentes incursiones cinematográficas. Una obra que se sumerge en la poética de la venganza. Un festival de brioso color donde la muerte se da cita a través de la densa sangre: roja en la pasión, negra en el desagravio.
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