José-Vidal Rodriguez
El director creativo Steven Davison es el principal responsable del proyecto ”The Legend of Mythica”, un impresionante espectáculo de Disney reservado para su parque temático situado en Tokyo, el “Disney Sea”. Estrenado en julio de este año y planeado como una de esos desfiles musicales multitudinarios en los que se reunen los personajes más famosos de la franquicia, Davison aúna en él la mitología y la magia, incluyendo figuras de divinidades ancestrales que comparten escenario con los clásicos de la casa, Mickey o Goofy.
Los que han visto en vivo el espectáculo, lo definen como el desfile más grandioso jamás concebido para un parque de la Disney, destacando la impresionante puesta en escena, su original coreografía, y en definitiva, el arrollador despliegue de medios, aspecto éste último que los aficionados a las soundtracks imaginamos al comprobar el nombre del insigne compositor contratado para poner acordes a todo este universo: Alan Silvestri.
De este modo, y con motivo del 5º aniversario de la inauguración del parque, el sello oriental AVEX edita la media hora musical de la que se compone el mismo; un sobrio compacto sobre el que, en primer lugar, debo lanzar un necesario aviso para navegantes: teniendo en cuenta que nos encontramos ante una edición nipona, el principal handicap del álbum radica en la inclusión puntual de diálogos en jápones, que parecen inevitables para entender (quién pueda) el contexto narrativo del espectáculo. La buena noticia es que están perfectamente integrados en la música y no impiden apreciar en su plenitud los matices de la obra (similar a lo que sucedía en aquella edición del “The Adventures of Conan” de Poledouris).
Tras algunos encargos destinados a la plataforma IMAX, Silvestri vuelve a trabajar fuera del medio cinematográfico para seguir demostrando su excelente estado de forma actual, que esperemos se confirme en la esperada ”Beowulf”. Su sorprendente intervención en este ”The Legend of Mythica” (más que nada porque Alan Menken estaba hasta ahora “abonado” a estos menesteres), nos da perfecta muestra del enorme grado de ambición del proyecto, algo que acaba por confirmarse atendiendo al sobrio equipo que rodea al músico: William Ross a las orquestaciones (espléndidas como de costumbre), y Glenn Ballard como letrista de las canciones, el mismo que escribiera esas familiares sintonías para “The Polar Express”.
La partitura del newyorkino sirve de perfecta ambientación a la grandiosidad del espectáculo ideado por Davison. Como era de preveer, Silvestri se aferra a su estilo sinfónico habitual, sus arranques bombásticos que aprovechan hasta el máximo la contundencia percusiva de una espléndida orquesta de impecable sonido y ejecución. Es obvio que para crear ese ambiente de espectacularidad sonora, Alan es un músico de plenas garantías, y así lo demuestra una mez más en esta obra en la que, por si fuera poco, se le presupone mayor libertad creativa que en sus filmes.
Especialmente destacado es el uso de vibrantes fanfarrias al metal, con ciertos paralelismos a aquellas escuchadas en pasajes del “Abyss” y muy presentes en el corte 2, ”Opening / Barge Fanfare”, pieza que además ya nos presenta la preciosa melodía central, la más destacada y elaborada sin duda de todo el compacto. Los hermosos acordes de este motivo principal sirven para dar forma a la canción “Feel The Love”, versión pop que se repite en varios instantes del espectáculo, aunque la podremos escuchar íntegramente en la pista final del disco.
Pese a sus breves 28 minutos de duración (algo que desgraciadamente no influye en su elevado precio), el álbum nos deja los suficientes detalles como para recomendar su compra. En el arranque del corte 3, descubrimos al Silvestri épico, jugueteando desde su habilidad habitual con la fuerza de los cornos y las trompetas. Para ”Land Celebration”, el compositor se aferra a la música étnica, realizando una mezcolanza de registros que inciden en lo oriental en la percusión, y que posteriormente dan paso al vanguardismo con una nueva canción de Ballard. El emotivo cierre del ”Goodesses / Final”, con ese aprovechamiento de los coros femeninos que nos recuerda inevitablemente al “Polar Express”, incide de nuevo en ese recurso de las fanfarrias que con su contundencia van desarrollando la pieza y aumentando con mucho su espectacularidad, ofreciendo al fin y al cabo un acabado típicamente silvestriano tan previsible como tremendamente atrayente para sus seguidores.
Lo cierto es que ”The Legend of Mythica” no es un álbum que vaya a figurar con letras de oro en la filmografía de Silvestri, pero su impecable factura es una muestra más del estado de gracia en el que se encuentra el músico en los últimos tiempos. Y porqué no decirlo, resulta otra muestra más de la loable preocupación en el Japón por editar todo lo que huela a partitura audiovisual.
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