Pablo Nieto
¿Que Christopher Young es un músico limitado? ¿Que sólo sabe poner música a thrillers y terror de serie B? ¿Que no es capaz de escribir música para gran orquesta? Bueno, pues sí alguna alguien se ha hecho estas preguntas, será porque no ha escuchado “Noviembre Dulce” o “Atando Cabos”, donde da rienda suelta a su talento melódico y romántico, a “Rounders” o “Big Kahuna”, donde demuestra que también tiene una vez jazzística por explotar. Será porque tampoco le ha dado una oportunidad a “El Núcleo” y muy especialmente a “Hard Rain”.
Y es que fue en “Hard Rain”, cuando Young se adentró en el mundo de la música sinfónica a gran escala. Un trabajo que supuso todo un reto para el compositor de New Jersey y que resolvió con una inusitada brillantez. Tres líneas de instrumentos de viento, tres trompetas, tres trombones, una línea de ocho trompas, y una amplia sección de percusiones y cuerdas, constituyen la base orquestal de este trabajo.
La película en sí, es todo un tour de force de secuencias de acción en condiciones y espacios imposibles. El en principio sencillo atraco a un furgón blindado en un pueblo perdido del Oeste americano, por parte de una banda de expertos atracadores, se convertirá en una pesadilla, en una misión imposible, por culpa de un valiente guarda de seguridad y sobretodo, de una inundación descomunal.
La película, dirigida con certero pulso por Mikael Salomon, nos regala un memorale duelo entre Morgan Freeman (el lider de la banda) y Christian Slater (el policía), todo ello sin olvidar una subtrama muy interesante, con la chica (Mimi Driver) y el policía corrupto (Randy Quaid).
Young tenía claro que la música debía subrayar, acompañar y magnificar la acción y el poder del agua. De hecho, la melodía interpretada por las trompas representa el poder del agua, el reflejo de la ira de la Madre naturaleza. Omnipresente durante todo el score, es quizás uno de los temas más logrados de la carrera de Young.
Nos encontramos también un tema secundario, de aparición más puntual, e interpretado por medio de una harmónica, asociado a la persona de Morgan Freeman y su banda (morriconiano recurso que nos remite al “Hasta que Llegó su Hora”).
Sin embargo, los temas no sólo hay que crearlos, también que incorporarlos a la orquesta, al desarrollo corporativo del score, y eso es lo que hace Young en los brillantes “Main Titles”. El desarrollo del resto de la partitura, tiende a dar una mayor dimensión a las imágenes, por la fuerza orquestal descriptiva, por el poder de los metales y las percusiones. Aún así, es imprescindible destacar algunos cortes de acción realmente admirables como las dos partes de “The Jet Ski Chase”, las dos partes de “The Jail Cell”, y como no hay dos sin tres, las dos partes de “The Church Chase”.
Los amantes de la música de acción non-stop, de los grandes movimientos orquestales y de la creatividad sonora, no deben perderse este trabajo. Los que dudan del talento de Young, tampoco. Un compositor de pura raza, todo pasión, entregado a sus fans, un hombre que se desvive por poner a la música de cine en el escalafón que le corresponde tal y como ha demostrado durante los inolvidables días que ha pasado en Madrid, donde un grupo de aficionados han convertido un sueño en realidad, dando forma al más ambicioso festival de música de cine jamás llevado a cabo en España. Un proyecto que a pesar de las zancadillas, presiones e infamias, ha salido adelante gracias a personas como Christopher Young.
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