Pablo Nieto
Si hay un score por el que Hans Zimmer ha sido criticado hasta la saciedad, no es otro que ”Misión: Imposible II”. Una “misión” que Zimmer se planteó desde un primer momento como un trabajo para banda de rock, donde la improvisación y el virtuosismo solista primaba sobre el valor orquestal. El triunfo de la anarquía de Woo, tras años sometido a las dictaduras de Malick ("La Delgada Línea Roja") y Scott ("Gladiator"). Una fusión “imposible” de estilos y sonoridades supuestamente incompatibles, que el alemán despacha con sorprendente facilidad.
Este score o engancha o se aborrece. No hay término medio, cómo suele ser habitual en la filmografía del compositor, amigo de los extremos para lo bueno y lo malo. El problema es que la polémica que siempre acompaña a sus trabajos impide ver las virtudes de una de sus propuestas técnicamente más arriesgadas y visualmente más atractivas. Nada que decir sobre el film en sí. Vehículo de lucimiento para un Cruise macarra, un Woo atronador, y la siempre hermosa Thandie Newton. El argumento vulgar, llega incluso a pesar más que las espectaculares imágenes que tratan de justificarlo. Y de nuevo, una vez más, la música a años luz del cine.
Muchos dicen que a Lalo Schifrin no le gustó nada las versiones de su famoso tema. La gente habla mucho, y sobre todo olvida que Schifrin fue también un rompedor en su tiempo, un rebelde sin causa. Es más, conociendo su sentido del humor, seguro que si Zimmer se lo hubiera ofrecido éste se habría integrado sin problemas en la “Misión: Imposible II Band”, en la que aparte del alemán a los teclados, nos encontramos a Klaus Badelt, Michael Brook, Lisa Gerrard, Nick Glennie-Smith, Jeff Rona o Heitor Pereira (dicen los rumores que hasta el propio Tom Cruise).
La marcha empieza con las guitarras, bajos y reverberaciones del impactante “Hijack”, un intenso corte de acción, donde además nos encontramos el tema antagonista. Un motivo oscuro y agobiante, con guitarras disonantes, coros graves, y las cuerdas desarrollando una insana melodía. Tema que tendrá su completo desarrollo en el corte “Ambrose”.
Pasando de puntillas por la infumable versión de “Iko-Iko” a cargo de Zap Mama (en 1988, Zimmer también era responsable de la inclusión de esta mítica canción en la banda sonora de “Rain Man”), llegamos al virtuosismo flamenco de “Seville”. Un corte donde se presenta el tema de amor de Nyan y Ethan por medio de guitarreo, palmas y caja. Sin embargo la música está al servicio del film, y Zimmer decide dar continuidad a la fiesta sevillana en la peligrosa persecución, a lo James Bond, en la carretera. Del flamenco pasamos al flamenco-techno, con Lisa Gerrard haciendo sus gorgoritos por aquí, y las guitarras eléctricas encrespando el ambiente en dura pugna con el virtuosismo de la guitarra española.
Seguimos hablando de guitarras y ahora le toca el turno a la acústica (con Heitor Pereira a los mandos) presentando dos motivos diferentes: por un lado el vitalista asociado al triunfo de los protagonistas, tanto en la misión como en el amor (véase el film), y por otro el unido al tema de amor a través de un genial arreglo.
Es turno para que los puristas se tapen los oídos: el tema hard-rockero de "Misión: Imposible II" ya está aquí (“Misson: Imposible Theme”). Apenas un minuto, pero suficiente para servir como transición en el film y de aperitivo para lo que vendrá.
“The Heist” es una especie de lounge music con algún que otro toque de blues. Un corte intrascendente y que sólo sirve para seguir proclamando la anarquía musical del score. Algo parecido le ocurre al extraño “Bio-Techno”. Su propio nombre indica el contenido del mismo.
Cuando parece que la partitura comienza a decaer, de repente todo vuelve a resurgir con los dos momentos más logrados y recordados de este score. Comenzamos por “Injection”: un increíble adagio reconvertido para guitarras con la voz de Gerrard recordando sus momentos solistas más brillantes de “Gladiator” y con la orquesta en continua evolución siguiendo los pasos del “Journey to the Line”. Sin duda un clásico en el repertorio del alemán.
Todavía afectados por la emoción de la música, nos adentramos en los terrenos de “Bare Island”; un corte absolutamente indescriptible donde ópera y rock duro se dan la mano. Es la hora de ajustar cuentas y el contraste musical no podría ser más apropiado. Nunca antes en la música de cine se había escuchado algo así.
Por supuesto, ni que decir tiene que el tema clásico de "Misión: Imposible" alcanza sus cotas más degeneradas en este corte acompañando a la mítica escena de acción de las motocicletas, con sus frenazos y piruetas imposibles (casi lo mismo que hace Zimmer con la música).
Con “Chimera”, la música se contrae volviéndose fría y atonal antes de volver a arrancar con el tema de Schifrin en “The Bait”, donde tras una presentación similar a “Hijack” entra de nuevo en juego la clásica melodía con el toque hard-rockero de Zimmer y sus chicos.
El film culmina con el enfrentamiento entre Ethan Hunt y Ambrose en la arena de la playa (“Mano a Mano”). Una pelea cuerpo a cuerpo, de las que le gusta filmar a John Woo, resuelta por Zimmer gracias a los tambores taiko y apuntes del tema de “Injection”. De nuevo, tremendo acierto el de Zimmer al usar la percusión “desnuda” de la orquesta, al igual que los protagonistas por primera vez tienen que recurrir a su físico para luchar por su vida, dejando la tecnología y las armas a un lado.
Sin duda, escuchando “Mission: Accomplished” muchos sabrán para donde se decantó finalmente la balanza de “Mano a Mano”. El tema del triunfo (con unas sospechosas reminiscencias a un tema de “La Roca”, curiosamente también con Nick Glennie-Smith de por medio…) es aquí presentado en su versión integra. Un motivo emocional y vitalista que precede a un oportuno recordatorio del tema de amor en el inolvidable “Nyah and Ethan”, interpretado con gran pasión por el inimitable Heitor Pereira.
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