Pablo Nieto
La falta de ideas en Hollywood empieza a ser altamente preocupante. El cine independiente es más comercial que cualquier película de Michael Bay. Las cintas de animación son pretenciosamente aburridas y cada vez tienen menos gracias. Las adaptaciones de cómics son vehículos pedantes que sólo sirven para que el aficionado al cómic de última hornada se crea con más derechos que los demás para hablar de cine. De los remakes casi mejor no hablar. Este año le toco el turno a “La Aventura del Poseidón”, “Los Tuyos, Los Mios y los Nuestros” y, el caso más sangrante, “La Pantera Rosa”.
Ver a Steve Martin compartiendo ridículo con Jean Reno y Kevin Kline, en esta nueva revisitación de las investigaciones del Inspector Closeau, causa vergüenza ajena. ¿Pero es que acaso en Hollywood no se han enterado que la gente terminó hasta las narices de tanta continuación de “La Pantera Rosa”, serie de dibujos incluida? Debe ser que no.
En fin, hablemos de la música. Y es que digan lo que digan, ni Peter Sellers, ni Andrew Blake, la verdadera razón del éxito de “La Pantera Rosa”, fue el memorable tema de jazz cálido y juguetón concebido por el maestro Henry Mancini. Un tema absolutamente inmortal, imperecedero e inolvidable. Para muchos, el único interés de este remake era comprobar como el compositor del turno lidiaba con el precedente Mancini, o si bien cometía la imprudencia de partir de cero.
En Hollywood podrán ser muchas cosas, pero tontos no (aunque a veces uno tenga serias dudas), y los productores del film una de las cosas que le dejaron claras al poco insigne Shawn Levy, director de este remake, era que el tema de Mancini debía salir si o sí en el film (la letra pequeña es la importancia del tema en la campaña de marketing, imprescindible para engañar a la gente a pagar su entrada).
Levy decidió confiar en un primer momento en su compositor de confianza Christopher Beck, con quien había colaborado previamente en “Doce en Casa” y “Recién Casados”. Sin embargo, las primeras demos de Beck no gustaron demasiado a los productores, y fue “cortado”. Entonces fue David Newman quién recibió el encargo. Un compositor mucho mejor visto, bastante “manejable” por el estudio, habituado a este tipo de proyectos e íntimo amigo de Steve Martin.
Al final, por cuestiones de agenda tuvo que salir del proyecto, y por arte de “birli birloque” de nuevo estaba Beck al frente del mismo. Hollywood is different.
El score de Beck, por supuesto, gira en torno al omnipresente tema de Mancini, inicialmente presentado en los “Main Titles”, recurriendo incluso al saxofonista Plas Jonson, que ya interviniera en la grabación del tema original junto al propio Mancini. El tema será objeto de interesantes variaciones, llegando a construir un nuevo motivo, sobre la base del antiguo que aporta una apreciable variedad temática a la partitura. Tenemos ejemplos bastante claros de esto mismo en "Dreyfus in Charge", "The Area is Secure", y el emocional "Helping Nichole Get Off".
Sin lugar a duda, los mejores cortes del score, son aquellos donde Beck con absoluto respecto, aporta ideas nuevas al tema de Mancini, como los arreglos electrónicos en plan David “Bond” Arnold de “Perfect Day for a Murder”, el toque hip-hop de “Paris Bound”, la tensión de “Pinch a Finger”, y por supuesto el clasicismo de “Waldorf Astoria Arrival” y los “End Titles”, con rendición final del tema por medio de guitarras, acordeón y vibratos.
El resto del score podemos dividirlo en dos partes: los cortes jazzísticos más incidentales como "The Area is Secure", "Blind Love", "006 Calling", "The Ring", "Dragalong Dreyfus”; y aquellos tendentes a resaltar la parte más sensible de la historia como son “A Farewell to Ponton" y "Clouseau Lament".
Muchas cosas podremos echar en cara a este remake, pero nunca cuestionar la digna aportación de Beck. Que aun sin ser una maravilla (porque dicho sea de paso, a este compositor el talento no le sobra), consigue el aprobado de forma holgada.
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