José-Vidal Rodriguez
Veinte años después del tremendo éxito popular alcanzado por la sobrevalorada ”Los Cañones de Navarone”, el cineasta Guy Hamilton logró reunir un reparto de cierto empaque para rodar lo que sería la secuela tardía del filme original estrenado en 1959. Gregory Peck y David Niven fueron sustituidos respectivamente por Robert Shaw y Edward Fox, a los que se unió el incipiente Harrison “Solo” Ford para conformar el nuevo grupo de comandos Fuerza 10, cuya misión consistía esta vez en volar un puente estratégico tomado por las tropas nazis en plena Yugoslavia. Como ejemplo claro de que las segundas partes nunca fueron buenas, el filme pasó sin pena ni gloria por las salas comerciales de medio mundo, constituyendo a partes iguales un producto soporífero y ese sonado descalabro en la carrera de un director que aquel mismo año rechazara dirigir “Superman”.
En uno de sus últimos trabajos antes de su largo retiro del celuloide, Ron Goodwin volvía a reencontrase con el género que más fama le reportó a lo largo de su carrera (y que de alguna forma le encasilló), de la mano además del cineasta que le brindó la oportunidad de escribir uno de sus trabajos más destacados para el cine bélico: “La Batalla de Inglaterra”. Hay que señalar que el score de ”Fuerza 10 de Navarone” permanecía inédito hasta la fecha, como buena parte de la obra de un músico que parecía más interesado en reversionar sus partituras a través de los numerosos recopilatorios que editara en vida. Precisamente en uno de ellos, el “Miss Marple Films” -disco que aprovecho para reivindicar fervientemente-, Goodwin grabó una suite de casi 30 minutos con fragmentos de la presente partitura. La impecable interpretación de la Odense Symphony Orchestra y la acertada selección de sus temas convirtieron aquella pieza en una muestra más que suficiente de un trabajo que, por la gran cantidad de música incidental escrita, parecía abocado a quedar definitivamente en el fondo de algún archivo musical.
Pero he aquí que llegó el sello FSM más oportuno que nunca. Así, tras el fallecimiento de Ron Goodwin en enero de 2003, el equipo de Lukas Kendall se ha hecho, a través de su viuda, con la práctica totalidad de los masters de grabación privados del inglés, razón que explicaría la publicación en menos de dos años de las versiones íntegras y originales de scores tales como “El Desafío de las Águilas”, “Operación Crossbow”, “Submarino X-1”, o la obra que nos atañe.
Entrando en materia, el compacto arranca de manera prometedora con dos cortes claves por su continuo uso a lo largo de la partitura: el agresivo “Prologue” y la extraordinaria marcha del “Main Title” -la mejor sin duda escrita por Goodwin junto con aquellas de “La Batalla de Inglaterra, “Escuadrón 633” y “El Desafío de las Águilas”; una melodía de la suficiente heroicidad y viveza como para dotar del justo dinamismo a aquellas escenas de paracaidistas que conforman los títulos de crédito.
Pero tras este espectacular regalo de un compositor que siempre echaba el resto en lo que a main themes se refiere, la partitura se convierte a partir de entonces en un ejercicio de funcionalidad y reiteración de esquemas que a muchos llegará a desesperar. No en vano, con aquellos dos temas empieza y acaba el interés por un score tedioso y plano que no oculta sino cierta desidia de un Goodwin ya por entonces hastiado del medio cinematográfico (no en vano, de aquí a 1986 tan sólo escribiría tres partituras más).
Lo cierto es que la película no es sino un tostón de principio a fin, carente del ritmo deseable en cualquier producción bélica (sorprenden los escasos y poco logrados instantes de batalla); algo que acaba por influir -y mucho- en el lustre final de su partitura. Pero además, parece como si el compositor se contagiara de esa falta de cadencia narrativa, acabando por escribir una sucesión de temas de profunda simpleza en los que toma como bases musicales -y casi exclusivas- dos recursos ya conocidos para sus seguidores: los ascensos y descensos en las cuerdas (”A Little Diversion / Come On, Blackie”), como forma de potenciar los numerosos momentos de tensión (claramente reciclados de ciertos fragmentos de “El Desafío de las Águilas”), así como primitivos stacattos y disonancias asociadas a la irrupción en la pantalla de instantes violentos (“Trapped”), en lo que constituye una sucesión de texturas tan similares como rutinarias.
De esta forma, siguiendo parámetros prácticamente análogos a su anterior “Submarino X-1”, Ron apuesta por un tipo de música cuadriculada, que en su enfoque a la tensión y al suspense resulta netamente ambiental y en consecuencia poco audible fuera de las imágenes. Si a ello le añadimos la ausencia total de leitmotivs secundarios que pudieran paliar las continuas referencias al omnipresente tema central, lo que nos resta es un score sólo cumplidor a medias, y desde luego totalmente fallido en sus pretensiones de erigirse como algo más que mero acompañamiento sonoro.
En consecuencia, poco se puede rescatar que no sea aquellos cortes que de una u otra forma contengan los floridos acordes de aquella marcha principal (”Take-Off / In Yugoslavia”, ”Where Is It / Being Followed / Here We Go Again”, ”Arrival / Surprise”), al fin y al cabo la piedra angular sobre la que Goodwin intenta rescatar el trabajo del aburrimiento supino.
Al menos, temas tales como ”Morning / Met Comrades” y ”Down Bridge” deparan instantes de mayor desarrollo melódico. En este último, asociado a las secuencias del triunfo de la misión cuando el puente cae finalmente destruido, Goodwin fusiona la melodía central -arreglada ahora a modo de continuas fanfarrias- con un eficaz contrapunto de cuerdas, logrando por fin un instante de agradecida jovialidad entre tanto material oscuro.
Estamos en definitiva ante un score áspero, no apto para todos los paladares y mucho menos atrayente en su conjunto que otros encargos del autor de similar temática; pero que curiosamente contiene uno de los temas centrales más gloriosos de toda la historia del cine bélico. Circunstancia ésta que cuanto menos le hace ganar al álbum cierto interés sonoro del que carece gran parte del material incluido.
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