Pablo Nieto
Lo de Alexandre Desplat empieza a ser preocupante… para su salud, que no para la de los aficionados, que ven cómo el compositor galo se ha ganado (de pleno derecho) a directores, productores y críticos en apenas un par de años, gracias a su estupendo score para “La chica de la perla”. Desde entonces (año 2002), simplemente es que no para.
Y que nadie se equivoque, la gran virtud de Desplat no reside unicamente en su enorme capacidad de trabajo, sino que además ha logrado evitar que le encasillen en un género determinado (algo muy típico en Hollywood). Así pues, ya te hace una comedia romántica ("The Upside of Anger"), que un drama paranormal ("Birth"), o te regala música para thriller con regalo adicional de nominación a los Globos de Oro ("Syriana"), rematando la faena con una original partitura para un film de acción ("Hostage").
Ni que decir tiene, que su nominación a los Oscars está cantada de aquí a un par de años, pero para ello deberá tener primero un poco de suerte con el film para el que trabaje.
Sin duda, el “Casanova” del siglo XXI, dirigido por el prestigioso (y sobrevalorado) Lasse Hallstrom y protagonizado por uno de los actores de moda de la actualidad: Heath Ledger (veáse "Brokeback Mountain"), parecía reunir todas las condiciones para ser el proyecto que encumbrara definitivamente la carrera de Desplat. Sin embargo no ha sido así. El ”Casanova” de Hallstrom está prominentemente musicado por composiciones clásicas originales de la época en cuestión, en la que se desarrollan las andanzas del amante más famoso de todos los tiempos: Giacomo Casanova.
El director sueco, recurre a los Vivaldi, Albinoni y Rameau para ambientar la Venecia del siglo XVIII. La ciudad del lujo, los disfraces y una degeneración moral que se adecua a la perfección a la personalidad del amante perfecto, el hombre al que ninguna mujer puede decir que no… o mejor dicho, todas salvo una: Francesca Bruni (Sienna Miller). La mujer que le hará descubrir a Casanova el verdadero significado del amor.
A diferencia de lo que ha ocurrido con Dario Marianelli y su extraordinario score para “Orgullo y Prejuicio”, donde ha tenido plena libertad para escribir una composición enteramente original pero concebida siguiendo los cánones clásicos impuestos por Purcell o Beethoven entre otros, sin compartir cartel en ningún momento con ellos. Desplat ve como su eficiente e inspirado score se diluye entre obras maestras e imperecederas difícilmente igualables.
Tanto es así, que la edición discográfica sólo se hace eco de dos breves fragmentos de score: “Avenetian Virgin”, es el primero de ellos. Una pieza con protagonismo del clavicordio y las maderas, claramente influenciada por la escuela de Vivaldi. El otro corte se titula “Inquistor Pucci”, una pieza quizás más contemporánea en cuanto al recurso a un ostinato muy hollywoodense por medio de cellos, pero que nos traslada en el tiempo a través del clavicordio.
Atención al corte “The Plume Nom is Casanova!” (mezcla entre Andel y Albinoni) escrito por Sonny Kompanek orquestador del film, y responsable junto a Michael Novack de la dirección y supervisión de la interpretación de las piezas clásicas del film por medio de la Hollywood Studio Symphony.
Del repertorio clásico utilizado, compilado y transformado en score para el film (hay que insistir en la meritoria labor de Komanek y Novack), debemos detenernos obligatoriamente en piezas inmortales como el “Concerto in C Major” de Antonio Vivaldi utilizado en el corte “The Doges Decree”. De Vivaldi no conviene olvidar su apoteósica obertura para la ópera "Farnace" utilizada en “A Secret Lover”.
Mención especial merece la estupenda overtura de Jean Philippe Rameau de “Dardanus”, para el corte “The Legend of Casanova” o la suite de sus oberturas para “Les Fetes de Polymnie”, ”Platée” y “Zoroastro” que forman el cuerpo de “Eternal Damnation”.
Otro de los grandes nombres de la banda sonora es Tomaso Albinoni, y en concreto su Concierto a cinque nº4, que será la base de hasta seis cortes distintos: “A Terrible Mistake”, “Marriage is a Safe Haven”, “Paprizzio Arrival”, “With my Hopes”, “One Step Closer to Heaven” y “All is Well...”.
Este estupendo recopilatorio barroco-veneziano, se complementa con la Sonata para Violín de en D Menor de Arcangelo Corelli, escuchada en “My Places is with Casanova”, “Trailing Guardi” y “Casanova Confesión”; el Concierto para Clavicordio de Francesco Durante y fragamentos de su Concierto nº 8 escuchados en “A Big Idea” y “The Noble Pig” respectivamente; el Assaggio para violin en G minor de Johan Helmich Roman utilizado para abrir el film (“An Untold History”); fragmentos de Leo, Paisiello, Rebel, Handel, Telemann y el español Vicente Martín Soler, cuya obertura para la zarzuela “La Madrileña” aparece en el corte “A Lovers Duel”.
Esta banda sonora, y en concreto su edición discográfica, plantea una serie de dilemas en cuanto a su valoración final. Evidentemente, si nos atenemos al análisis de la música en sí, no cabe más que quitarse el sombrero ante el exquisito gusto a la hora de elegir los temas, que dicho sea de paso, se acoplan perfectamente a las imágenes.
Sin embargo, también es cierto que el aficionado más purista de la música de cine lo que más valora es la calidad de la composición original escrita para la película, y por supuesto su representación en el CD.
Es aquí, cuando a uno le viene a la mente estupendas ediciones discográficas de películas de época, como "Restauración” o “Moll Flanders”, en las que el score original (en estos dos casos, de James Newton Howard y Mark Mancina respectivamente) comparte protagonismo en idéntico porcentaje con las obras clásicas, necesarias e imprescindibles para terminar de situar al espectador en la historia.
Que en un disco de 45 minutos, sólo se dediquen 2 minutos a la obra del compositor oficial del films, nos obliga a esbozar una resignada y casi divertida sonrisa. Así son las cosas, por lo tanto, sólo queda invitarle a que se relaje y disfrute de los clavicordios de Durante y Albinoni, la guitarra de Vivaldi o la fuerza de Rameau, porque de Desplat lo único que nos queda es esperar a que alguna discográfica independiente se anime en un futuro a editar en su integridad su score original para este film.
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