José-Vidal Rodriguez
La carrera de Alexandre Desplat, como la de otros tantos compositores galos actuales, viene atravesando un momento dulce que le ha supuesto incluso la entrada por la puerta grande en el mundillo de Hollywood, con scores nada desdeñables como “Hostage” o el reciente “Firewall”. Y lo mejor de todo es que, al menos por ahora, el parisino parece tener los pies en el suelo, y con buen tino no renuncia a seguir trabajando en su país natal, una Francia que por otra parte se va equiparando cada vez más a los USA en cuanto a medios y cuidadosa planificación de las bandas sonoras se refiere.
Esta loable preocupación de la industria de cine francesa explicaría el atractivo acabado sonoro de este ”L´Enquete Corse“, partitura francamente interesante para una película menor protagonizada por esa insulsa pareja de Esteso y Pajares galos, Jean Reno y Christian Clavier. Tras el sorprendente éxito cosechado por “Los Visitantes” y su secuela, el dúo vuelve a desplegar sus gracietas en esta enrevesada historia en la que Clavier encarna a Jack Palmer, un pintoresco detective que se verá envuelto en mil y un enredos en la búsqueda de una joven desaparecida, cuando sin saberlo lo que realmente acabará persiguiendo es un antiguo manuscrito en propiedad del rebelde corso Ange Leoni (Jean Reno).
Lo primero que hay que destacar del trabajo de Desplat es la incontestable originalidad de sus propuestas. Sorprende encontrar bajo el título de un largometraje tan desdeñable, una banda sonora que no debería caer como el filme en el olvido; ejemplo perfecto de versatilidad de un compositor más asociado anteriormente a ejercicios clásicos, máxime teniendo en cuenta que “L´Enquete Corse” fue escrita justo después de su espléndido discurso sinfónico de “Birth”.
Originalidad que por otra parte no se vislumbra demasiado en su motivo central ”Jack Palmer”, un tema que cae en el tópico -inevitable, por otro lado- de acudir a evidentes sonoridades Bond asociadas a las andanzas del detective protagonista, mediante una fusión de orquesta y electrónica cercana a las nuevas propuestas de David Arnold para la franquicia 007. Melodía efectiva en su significación paródica, pero previsible; Desplat la reutilizará con holgura en los siguientes cortes de acción, con una destacada aparición en la secuencia de persecución del ”L´Helicoptere”.
Así las cosas, lo realmente insólito del score y que le hace ganar enteros, lo hallamos sin lugar a dudas en el conjunto de temas orientados a subrayar el ambiente de la paradisíaca isla de Córcega escenario de la trama, así como en aquellos asociados al personaje de Reno y la bella modelo italiana Caterina Murino. Es aquí en donde apreciamos más claramente las virtudes de una música fresca y desenfadada, sin demasiadas pretensiones, alejada por una vez de esos encargos “académicos” a los que nos tiene acostumbrados el compositor. En estos cortes, Desplat nos envuelve con una serie de frases melódicas tremendamente agradables, con una música que roza casi lo diegético, tratada siempre desde una sencillez lírica que es lo que probablemente acaba por enganchar al oyente. Estamos ante un bloque temático empapado de aquel sonido easy-listening tan característico de los años 60, con referencias claras a Mancini, Legrand y a otros tantos autores que engrandecieron un estilo denostado en principio por muchos.
Como revelan las notas del compacto, el maestro Henry Mancini fue precisamente la principal referencia del director a la hora de planificar la partitura junto a Desplat, utilizando algunas de sus más recordadas sintonías como temp tracks con los que ilustrar al músico sus pretensiones musicales para las secuencias. En este sentido, el corte ”Theme de Léa“ resulta una muestra evidente de la clara sonoridad manciniana buscada, y en último término lograda. Una agradecida bossa nova, salpicada por sugerentes cuerdas, que nos devuelve a los tiempos del “Desayuno con Diamantes” o “El Guateque”, trabajos ambos en los que pudimos apreciar cómo aquel estilo rítmico abandonaba por momentos su pretendida frivolidad o ligereza, en favor de cálidas y sugerentes melodías similares a la que ahora nos ocupa. De continua aparición en la partitura, la sensualidad arropará este tema en su versión contenida en el ”La Plague”, para después transformarlo en una especie de sintonía chill out en “Palmer Rêve de Léa”.
Cortes como el ”Le Village Enchanté” vuelven a acudir a dicho patrón rítmico, el de la bossa nova, fusionada con sintetizadores y variando unos acordes que en modo alguno caen en la monotonía. El desenfado con el que Desplat aborda el encargo, tiene su muestra más marcada en la simpática música del ”Le Mini Moke”, la tercera melodía en importancia tras el tema central y el dedicado a Lea.
De esta forma, el autor fluctúa con acierto entre recursos electrónicos actuales y sonoridades más encuadradas en la corriente sesentera antes comentada. Los primeros, como parte integrante del pretendido dinamismo detectivesco del personaje de Clavier, y sobre todo como recurso para rellenar con cierta clase las partes incidentales de la partitura (”Les Poseurs de Bombe”, “Ange Leoni s´echappe”); las segundas, como forma de referencia geográfica al marco incomparable de Córcega y sus habitantes, usando sencillas orquestaciones con instrumentos tales como el mítico Hammond o el sonido de la flauta en clave "frívola" (interpretada incluso por el propio Desplat en varios momentos del disco), recursos ambos que buscan un tipo de música evasiva, quizás algo intrascendente en su escucha aislada, pero melódicamente intachable.
El nulo impacto comercial del filme, condicionó que en su día el álbum pasara totalmente desapercibido en nuestro país. Algo que no debiera ser impedimento para acercarse a un curioso trabajo musical que en su naturalidad y frescura encuentra las principales bazas para atraer al aficionado. No estamos desde luego ante una obra capital en la filmografía de Desplat, pero el interés por ver al parisino cambiando radicalmente de registro y logrando sugerentes resultados, es razón más que suficiente para recomendar este compacto tan agradable como atípico.
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