José-Vidal Rodriguez
Jaume Balagueró, un sobrevalorado director con bastantes referentes yanquis en su forma de narrar historias, presenta su nuevo filme “Frágiles”, thriller psicológico con evidentes tintes de “El Resplandor” que relata la historia de Amy (Calista Flockhart), una enfermera recién llegada al hospital para niños de Mercy Falls que está a punto de cerrar sus puertas tras más de un siglo de funcionamiento. Su llegada coincide con una serie de hechos sobrenaturales intimamente relacionados con una trágica historia sucedida 40 años antes. Una leyenda acerca de una supuesta “niña mecánica” revelada a Amy por una de las crías enfermas, Maggie (Yasmine Murphy). La presencia de esta especie de ente se va haciendo cada vez más agresiva y evidente, lo que obligará a la enfermera a enfrentarse contra sus propios miedos en pos de proteger a los niños aún internos en el hospital.
Mientras en su anterior “Darkness” acudió a los servicios de Carles Cases (encargo del que no guarda demasiado buen recuerdo el compositor catalán), Balagueró confía ahora en la versatilidad de Roque Baños, que con esta incursión en el cine de terror se convierte, si no lo era ya, en el autor más polivalente del actual cine español. El sello Filmax está a la altura y nos brinda una brillante edición de presentación impecable (aunque sigamos echando en falta siquiera breves notas explicativas del autor) y un magnífico sonido, como por otra parte viene siendo habitual en la discográfica. Si a ello unimos la indiscutible calidad de su música, el resultado final se acerca a lo que podría considerarse la banda sonora nacional más atrayente del presente 2005, un año que no se ha caracterizado precisamente por grandes obras españolas a reseñar. Siempre y cuando nuestra desconcertante Academia lo estime oportuno, “Frágiles” posee las suficientes virtudes como para alzarse con el Goya a la mejor música original por el que ha sido nominada.
Lo primero a destacar de la música es su gran presencia a lo largo del metraje, hecho inusual en nuestro cine. Estamos seguramente ante la partitura más extensa (junto con aquella de “El Corazón del Guerrero”) escrita íntegramente por Baños en lo que lleva de carrera; casi 70 minutos de material sonoro para un filme de poco más de hora y media. Pero en su amplia duración no encontramos la única novedad, puesto que el autor se lanza en esta ocasión no sólo a arreglar la partitura (como hace habitualmente), sino también a dirigir la estupenda agrupación orquestal británica que la ejecuta. Asimismo, este nuevo trabajo viene a confirmar las claras influencias en el murciano de la impronta herrmaniana, autor al que referencia con mayor frecuencia a medida que Baños afronta encargos con el suspense como hilo conductor.
La obra en su conjunto resulta de una excelsa elegancia, rica en detalles y sesuda en cuanto a su concepción. Como ya sucediera en el score para “El Maquinista” (también editada por Filmax), la música adquiere una sustantividad propia que en términos generales consigue mitigar la incidentalidad (en varios pasajes, casi extrema) de gran parte de sus temas. En su escucha aislada descubrimos la sincronizada evolución del score con respecto a la trama del filme, arrancando musicalmente con una serie registros leves (o “frágiles”, por hacer un paralelismo con el título), tornándose después oscura y asfixiante conforme el guión empieza a enmarañarse, y cerrándose en los últimos cortes del CD bajo un tono místico, casi religioso -la parte sin duda más atractiva para el aficionado- alusivo a la idea de redención.
Sobre una historia con el tema de la niñez de por medio, el murciano acude profusamente a dos recursos orquestales asociados a la presunta candidez del hospital infantil: diversos timbres emulando el sonido de una caja de música y los coros infantiles, concretamente el grupo Petits Cantors de Catalunya. Pero como este hospital de tranquilo tiene poco, el autor enfrentará las anteriores sonoridades a unas cuerdas netamente herrmanianas, en un contrapunto polifónico del que Baños extrae interesantes golpes de efecto. El onírico “Fragile - Main Title”, en el que se sugiere ya el trascendental leitmotiv asociado a la niña Maggie, basa su estructura en las anteriores premisas a excepción de los coros, reservados con acierto para las escenas de mayor calado dramático del filme.
Huelga decir que la principal pega del trabajo es el amplio abanico de temas atmosféricos escritos para evocar la atmósfera opresiva de la cinta: ”Trapped Into Elevator”, ”Roy´s Death” y sobre todo los cinco agobiantes minutos del ”Meeting Charlotte”, constituyen bloques caracterizados por la disonancia, el uso de los silencios y por la introducción de los típicos stacattos destinados a sobresaltar al espectador. No obstante, si tenemos la suficiente paciencia como para soportar tanto pasaje ambiental, descubriremos alguna que otro pieza en esta parte intermedia del ábum en la que se "relaja" de algun modo esta comunión músico-visual tan acentuada; es el caso del ”The Photo” o los primeros minutos del ”Let´s Get Out Of Here”, la parte más dinámica de todo el trabajo y presidida por aquel ritmo a cuerdas y timbales escuchado en el “Susan Scared” (impagables esos glissandos), con el que Baños logra enfatizar con agresividad la persecución en los corredores del hospital.
Pero para consuelo de oídos más melódicos, frente a aquél grupo de temas tan incidentales el músico echa el resto en la parte final del álbum, precisamente cuando la resolución de la trama le permite adoptar una mayor expresividad armónica. Son los instantes en donde más ambicioso se muestra el autor, cuando con mayor fuerza utiliza la grandiosidad de los coros como forma de subrayar todas las incognitas ahora resueltas, en una partitura que durante muchos minutos nos ha ido preparando para estos últimos cuatro cortes.
De esta forma, el “Requiem For Amy” supone la rotunda constatación de la habilidad de Baños como melodista; una excelente pieza de desgarradora emotividad, en la que las voces infantiles elevan sus acordes a un tono casi celestial y por momentos dramático. No menos atrayente es el “They Just Stay Near What They Love”, bucólica rendición a piano del tema de Maggie salpicada de frases corales en inglés; leitmotiv que se desarrollará plenamente a cuerdas en el último corte del compacto que lleva su título, una sensacional y elegante elegía escrita para el epílogo del filme. No es ni más ni menos que el broche de oro a un trabajo tan comprometido como duro de escuchar para el aficionado ocasional, pero que en todo caso reafirma al español como miembro de pleno derecho del grupo de compositores europeos a reivindicar al otro lado del Atlántico.
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