Pablo Nieto
El incendio de los Estudios Aardman, justo en el día en que "Wallace & Gromit: La Maldición de las Verduras" se encaramaba al número uno de taquilla en todo el mundo, pone fin a 30 años de duro trabajo. Un triste y dramático final de platós, atrezzos y los modelos de varias producciones de la compañía, incluyendo las películas de Wallace y Gromit, creadas por el genial Nick Park.
Sin embargo, la destrucción de las materias primas nunca condicionará que la historia de estos míticos personajes permanezca intacta, gracias a su legado audiovisual. Aparte, estamos seguros que Aardman renacerá de sus cenizas cual Ave Fenix, y si no al tiempo.
Centrándonos ya en este último y exitoso episodio de esta peculiar pareja de moldes de plastilina, no puede pasarse por alto el extraño equipo de compositores que han participado en la producción. Un equipo, coordinado y dirigido desde la sombra por Hans Zimmer, y formado por Julian Nott (compositor habitual de todas las andanzas de Wallace & Gromit, y cuyo puesto en el film fue puesto en entre dicho, con grave riesgo de ser "desplazado" como ocurriera en "Evasión en la Granja"), Rupert Gregson Williams, Jim Dooley, Lorne Balfe y Alastair King.
Muchos empiezan a creer que este tipo de composiciones en equipo, son la forma que tiene Hans Zimmer de desafiar a sus detractores. Otros, más allá de hacer lecturas negativas, se limitan a constatar hechos fehacientes: el resultado final es lo que cuenta, y la música funciona. A la mente se nos vienen ejemplos como "Piratas del Caribe", criticada hasta la saciedad aunque al final del esteril debate (si puede llamarse así, a la campaña de acoso y derribo que sufrió), lo único que quedó fue una composición arriesgada, realizada en tiempo record y que se adaptaba sorprendentemente a las imágenes a pesar de sus controvertidos parámetros musicales. Aparte, un trabajo con una repercusión que va más allá del a veces tan cerrado universo del aficionado a la música de cine.
En "Wallace & Gromit: La Maldición de las Verduras", el tipo de trabajo es el mismo, la premura temporal también, pero los resultados son aún mejores. Se nota que de los errores también se aprende, y que estos compositores tienen ganas de demostrar su talento. Si pudieramos destacar sólo una característica de este score, esta sería su sorprendente coherencia, su linealidad, el hecho que parezca una partitura escrita por uno sólo. He ahí su gran virtud. Pero es que aparte, nos encontramos un trabajo de orquestaciones grandilocuentes, intensos pasajes de acción donde orquesta y coros (omnipresentes a lo largo de toda la partitura), parecen buscar acercarse a precedentes épicos como "Conan, el Bárbaro" o "El Señor de los Anillos". A nivel temático, el score es todo un festival de motivos, variaciones, estilos que van de la comedia, al drama, pasando por la acción pura y dura.
El acertado y oportuno disco que acaba de editar Varése es una perfecta representación del valor musical de este trabajo. El mismo arranca con el tema de Wallace & Gromit, una marcha de aire cómico y un burlesco espíritu clásico (obra de Julian Nott, que tras ser presentada en "A Grand Day Out", será continuamente referenciada a lo largo del score, ya como pieza de acción, o en aproximaciones más contenidas como "All things Fluffy", "Every Dog Has His Day" o el último corte "Wallace & Gromit".
Justo a este motivo, otros dos más, ya insertados como parte imprescindible de los antológicos pasajes de acción. Primero un inspirado tema marca de la Factoría MV, compuesto por Rupert Gregson Williams, lo cual ayuda y mucho a presentarlo como un "movimiento + melodía" orquestal más trabajado. Genial su utilización en cortes como "Anti-Pesto to the Rescue", "Fire Up the Bun-Vac", "Kiss my Arrrtichoke" o en el brillante corte de acción "A Big Trap". Sin duda, uno de los climax de la partitura, donde se fusiona este tema, con el de Wallace & Gromit y con el tercer motivo principal en cuestión: una melodía de corte oscuro y amenazante, que servirá de base a los mejores cortes del disco. Aquellos donde los coros, como ya deciamos antes, adquieren unas dimensiones inesperadas, cuasi-apocalípticas, sobretodo cuando se asocian con percusiones y metales finiquitando de esta manera los prejuicios anti-mediaventures de maltrato a la orquesta. Y sino, tenemos como muestras "Harvest Offering", "Arson Around", "Transformation"o "Dofight".
Los que crean que un score firmado por un equipo de compositores no puede funcionar nunca, tienen una oportunidad de poner a prueba su agnosticismo. Los demás, o sea, los que disfrutaron con "Chicken Run" o recientemente con "Robots", ya saben dónde encontrar la banda sonora más refrescante, original y divertida del año.
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