Miguel Ángel Ordóñez
Drama de acción dirigido por el desconocido Jerry Jameson que cuenta la historia de la liberación de la hija del dueño de una empresa de avionetas quien encarga la misma a su ex novio, un hábil piloto que intentará rescatarla de las garras de una guerrilla colombiana. Rodada en la selva panameña, el filme incide en los problemas que abaten esa zona del mundo donde las guerras intestinas y el control de la droga se han convertido en una auténtica lacra.
El encargado del score es el olvidado por la industria Bruce Broughton. Poco más se puede decir sobre un caso que, como el de Poledouris, constituye uno de los más sangrantes ejemplos de la voracidad y el efecto devorador de los Estudios americanos (señalemos especialmente a los productores) en nuestros días, donde la imposición de estilos musicales mas juveniles y potentes han desbancado a los sinfonistas y melodistas de toda la vida (con las excepciones por todos conocidas). Mucho se ha hablado y no es el momento de seguir hurgando en la herida. Lo cierto es que el escaso atractivo de los filmes en los que Bruce lleva trabajando en el último lustro han perjudicado seriamente una carrera condenada al Emmy televisivo anual de turno.
En fin, que en “Last Flight Out”, con un limitado presupuesto, Broughton es capaz de crear una partitura hábil y dramática construida alrededor de una instrumentación que incluye percusión étnica, guitarra, piano y cuerdas como soporte electrónico. Todo ello lo encontramos en el corte que abre la edición, “Main Title”, un tema idílico y gentil para guitarra y cuerda asociado mas a una forma de vida que a una definición intrínseca de personajes. Un corte que acaba reuniendo diversos motivos con un componente común: el exotismo, lo étnico. La introducción de acordes oscuros y tensos reflejados en el uso del piano nos presenta el lado menos amable del lugar: los terroristas. La fuerza de los acordes finales con una estructura cercana a sus grandes trabajos de los 80 y primeros 90, sorprende por el empleo de la que podríamos definir como una ”latinoamericana tradicional” en una particular fusión entre construcciones coplandianas y ritmos latinos entregados a la instrumentación étnica, siempre con una orquestación modesta entregada al sintetizador.
El sentimental y nostálgico “On the beach”, con su evocadora cuerda y el contrapunto de piano que recoge después la guitarra, da paso a “Too Much Water”, la única de las dos canciones incluidas en el disco a cargo del tándem Aaron Barker y Stan Barret, que cuenta con arreglos de Broughton y que no deja de ser un tema gentil pero empalagoso.
La figura del malvado General Salazar se introduce en “Salazar´s Smoke”, un desconcertante corte agridulce donde la guitarra de George Doering arranca momentos bellos pero algo planos.
A partir de aquí, el score se mueve de manera sinuosa entre postales delicadas de inusitada dulzura (“Talking to Annie”) o de agradables texturas infantiles (“The Boy´s Present”) no exentas de cierta comicidad (“Getting Ready to Fly”), hasta alegóricas formas tensas donde prima la atonalidad (“Guerrillas in the Village”) o el dramatismo tenso con pobre empleo electrónico (“The Villagers Run”).
La presencia de piezas dinámicas se acercan más al concepto de aventura que al de acción. El empleo del sintetizador en “The Escape” lastra la dimensión sinfónica de la propia estructura interna del tema, puesto que las trompas y violines hubieran dado mas juego en su intento por dotar de ámbito épico a un corte admirable en propuesta y de cierta pobreza en el resultado final. Lo mismo ocurre con el corte “Rescuing Mateo” donde vuelve a emerger la melodía aventurera.
Funcionando como tema central, una pieza romántica se expone en toda su dimensión en el mejor corte del disco, “Safe Landing”, gentil, íntima y sencilla con su grácil empleo de flauta y acompañamiento de cuerda que Broughton revisita en el cierre del score (“I’ve Always Loved You”), tras el bello homenaje realizado al tradicional escocés "Amazing Grace" en “Dan´s Prayer”.
Con vagas reminiscencias de “Bajo el fuego” y “Medicine Man”, ”Last Flight Out” es un score bien construido y diseñado cuyos resultados están por debajo de lo deseado en interpretación, muestra del talento de uno de los genios musicales olvidados de este siglo, arrinconado en proyectos televisivos de escaso calado y discreto presupuesto pero donde late y se hace reconocible la mano del maestro de Los Angeles.
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