Miguel Ángel Ordóñez
La relación que llevan manteniendo desde hace mas de 25 años Riz Ortolani y el director Pupi Avati es una de las mas fructíferas y fecundas de la historia cinematográfica. A la altura de otras mucho mas conocidas por el gran público, el gran director boloñés y el afable genio de Pesaro se conocieron durante la producción de “Un dramma borghese” en 1979, pero no sería hasta al año siguiente donde, bajo la dirección de Avati, se sentaran las bases de esta particular relación. El título, “Aiutami a sognare”, giraba en clave de cine musical sobre el sonido mas típico de los años 40, proporcionándole a Riz su primer Nastri D’Argento. Tras los experimentos modernistas para el thriller “Zeder”, con “Una gita scolastica”, Ortolani entra de lleno en ese tipo de composiciones épico-románticas en las que es un auténtico maestro. Con un nuevo Nastri en la vitrina, 1987 va a ser un año difícil de olvidar para el compositor al obtener el David di Donatello por la elegante y retro “Festa di Laurea” y por la preciosista “Regalo di natale”, donde el saxo remite a la magnífica “Fantasma d´amore”, compuesta seis años antes bajo la dirección de Dino Risi.
Han pasado los años y lamentablemente, como ocurre con la gran mayoría de los compositores iniciados en los 60, Ortolani nos regala con cuentagotas parte de su talento en las escasas producciones en las que hoy día sigue trabajando. Afortunadamente, Pupi Avati continúa en la brecha con una prolífica producción donde Riz es parte integrante necesaria. Así, obras musicales tan importantes durante los noventa, como la dramática “Il testimonio dello sposo”, o del inicio de este nuevo siglo, como la provinciana y semi autobiográfica “La via degli angeli”, el dramatismo medieval de “I Cavalieri che fecero l´impresa”, o el sinfonismo romántico de “La rivincita di natale” y “Un cuore altrove”, son fruto de una relación única.
“Ma quando arrivano le ragazze?” es un ejemplo más de la innata elegancia de Ortolani. Un trío amoroso, la sólida amistad de dos músicos (uno trompetista, el otro saxofonista) que se pone en peligro cuando surge Francesca, el vértice del triángulo, son los elementos sobre los que Riz modula un score profundamente romántico, casi bucólico.
El arrebatador tema central, versionado para portentosa cuerda en “Preludio”, se convierte en el centro sobre el que giran las dulces propuestas de Ortolani. El mismo abre y cierra la edición con una bellísima adaptación para trompeta y orquesta en su inicio (“Ma quando arrivano le ragazze?”) y con la introducción del piano en la clausura (“Ma quando arrivano le ragazze? (Variazioni)”). Junto a este tema, Ortolani propone con un romanticismo estremecedor, un acercamiento similar para “Francesca”, potenciando el onirismo en un corte académico de estructura, que sublimiza la belleza cuasiperfecta de la protagonista, mientras para “Le comete” construye una melodía que huye deliberadamente de lo romántico para centrarse únicamente en su carácter evocador. “La gag dell´ auto” surge como la única pieza vivaz y divertida en el uso de los pizzicattos.
Junto al trabajo de Ortolani, la edición muestra cinco cortes diegéticos compuestos por Giovanni Tommaso que se adentran en un jazz libre y que ejercen de contrapunto al claro sentimiento romántico del score, respondiendo así a la parte de la historia centrada en las actuaciones de los músicos protagonistas. Cambio demasiado brusco que provoca que el oyente no acabe lamentablemente arrastrado hacia los vericuetos hiperromantizados que propone Ortolani. La única solución pasa por programar los cortes, lo cual no dice mucho de una edición que debería haber separado los bloques antagonistas sobre los que descansa.
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