Pablo Nieto
En 1984, Estados Unidos e Israel pusieron en marcha la famosa "Operación Moisés", un proyecto humanitario con el que pretendían rescatar del hambre a miles de judíos etíopes (los llamados falashas) y enviarlos a Israel. El director rumano Radu Mihaileanu, nos traslada a esa época y toma esa operación como eje central de su historia. Una historia que arranca en uno de los numerosos campamentos de refugiados, de Sudán, donde cientos de miles de personas trataban de sobrevivir diariamente al hambre. Entre ellos una madre cristiana y su hijo de nueve años, Schlomo. Ella convencerá a su hijo para que se haga pasar por judío, y así poder ser enviado a la Tierra Prometida. Su última esperanza para evitar una muerte casi segura.
Allí, una vez declarado oficialmente huérfano, será adoptado por una familia sefardí francesa afincada en Tel Aviv. Ciudad donde crecerá con el temor de que se destape su gran mentira "vital", y donde descubrirá en primera persona el amor, la cultura occidental y el judaismo por un lado, y el racismo y la guerra en los territorios ocupados por otro. Schlomo crecerá, pero jamás podrá olvidar a su auténtica madre la que se quedó en el campamento, y siempre soñará con encontrarla de nuevo.
La elección de Armand Amar para poner la música a esta película no ha podido ser más acertada. Nacido en Jerusalén, criado en Marruecos e instalado en Francia desde hace años, Amar es actualmente uno de los nombres más respetados dentro del campo de la música cultural. Uno de los grandes fusionadores de sonidos del mundo. Lo lleva en la sangre. Un compositor que cautivó a los aficionados en 2002, con su virtuoso score para el film de Costa-Gravas "Amen". Y aunque desde entonces tampoco se ha prodigado mucho, casi siempre limitando su participación a documentales, sin duda su partitura para "Va, Vis et Deviens" ha hecho que la espera merezca la pena.
Musicalmente hablando, nos encontramos con una creación de gran riqueza étnica. Amar acude a fuentes africanas (sudanesas) y hebreas, y las recubre con una elegante carcasa de minimalismo occidental, con superlativo trabajo de las cuerdas, claves del hondo dramatismo del conjunto.
El disco, arranca con "Exode", un canto sudanés, que confiere a la música una atmósfera étnica a la par de contenida en su primera parte, y que contrasta con la segunda, donde entran en juego la compleja construcción orquestal para cuerdas de Amar. "Kadish", segundo corte del disco, es uno de los temas principales del film. Una melodía triste y evocadora interpretada por medio de un duduk, cuyas notas parecen flotar sobre la rica base de cuerdas y orquesta creada por Amar, como plataforma armónica sobre la que sostener el tema. Precisamente, ese referente armónico y atmosférico, en otros cortes se convertirá en un vibrante contrapunto con ostinato de cuerdas. En un motivo con entidad propia, de gran fuerza rítmica (que nos remite al Amar de "Amen", y sus brillante reecreación del movimiento, en aquel caso, caracterizado por los viajes en coche o tren de sus protagonistas en tiempos del exterminio nazi). Esos cortes de los que hablamos son: "A la reserche du ques" (con un interesante inserción de uns notas de piano como complemento) y "La Conversion". Dos piezas de calidad superlativa.
La tradición musical hebrea, estará muy presente en el hermoso, a la par que dramático, adagio que aparece en "Nate". Seís intensos minutos donde la voz de una mezzo-soprano interpretando una canción en hebreo en progresiva involución con las cuerdas, lo convierten en uno de los momentos claves de la partitura. Especialmente brillante en su parte final, cuando el nivel de apasionamiento de los cellos es equivalente al aumento de sentimiento en la interpretación vocal.
El adagio será de nuevo "revisitado", aunque con mucha menos intensidad, en "La Reve de Salomon".
El disco avanza, y así llegamos a "Le Mensonge", donde se introducirá un nuevo motivo melódico. Mucho menos rotundo o identificable que los de "Kadish" o "Nate", pero no menos brillante. En el, son las cuerdas las que monopolizan su interpretación, incidiendo de nuevo en la función de la música como elemento potenciador del drama. Este tema será revisitado, en "Ichilalo", donde podemos disfrutar de una admirable variación del mismo caracterizada por el uso de un cello, encargado de marcar el tempo de la música, mientras va entrando la gran masa de cuerdas, para dar consistencia al tema.
El tema de "Kadish", volverá a estar presente en la parte final del disco. Primero en "Couchi", un corte que combina una primera parte etera, con una segunda donde da paso a las cuerdas y al duduk, y luego en el epílogo musical de siete minutos que es "Va, vis et deviens". Un final sereno, reflexivo y paciente, sólo perturbado en su recogimiento por la innecesaria canción de pop de turno ("Every time"), escrita por John Boswell y Mathieu Coupat, e interpretada por éste último, y que nada tiene que ver con el material temático de Amar.
Posiblemente, "Va, Vis et Deviens" no sea un disco que llame la atención del público en general, de hecho el film ya de por sí está dirigido a un sector minoritario. El nombre de Armand Amar, tampoco será uno de los grandes reclamos del mismo. Sin embargo, me veo en la obligación de pediros una oportunidad para esta banda sonora y a su compositor. Nos os arrepentiréis.
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