Pablo Nieto
Quedan ya lejos los tiempos, en los que Hans Zimmer afrontaba sus partituras para dibujos animados como pretenciosos retos artísticos, con los que demostrar que su capacidad de inventiva, su talento, su originalidad seguían evolucionando. El prestigio obtenido por Zimmer gracias a trabajos como "El Rey León" o "El Príncipe de Egipto", fue enorme. Dinero y fama, eran los resultados tangibles del trabajo bien hecho.
Su asentamiento en la élite de la música de cine, no le impidió aportar lo mejor de sí en "La Ruta Hacia el Dorado" y "Spirit", que aunque podamos situarlas un par de escalones por debajo de las otras dos, no dejaban de ser trabajos de enorme calidad que con el paso del tiempo han ganado en popularidad, al tiempo que acallaban las voces más críticas.
Sin embargo, actualmente Zimmer recurré al campo de la animación por puro divertimento. Contribuciones un tanto desganadas, donde abusa de la delegación en otros compañeros de Media Ventures, lo que se convierte en la excusa ideal que buscan algunos para despotricar contra el compositor alemán. Hay argumentos para todos los gustos, pero el más divertido es el que acusa a Zimmer de utilizar ghostwritters, o lo que es lo mismo "compositores que le hacen el trabajo sucio sin estar acreditados". Debe ser que algunos no se quedan a ver los títulos de crédito de una película, o leen los libretos que acompañan a los discos, porque si de algo peca Zimmer es de acreditar incluso al kiosquero por la simple razón de que le tiene informado...
Tanto "El Espantatiburones" como "Madagascar", son trabajos cortados con el mismo patrón. Scores sin pretensiones, meros complementos de tramas construidas más sobre una sucesión de gags y tópicos graciosos que en una historia comprometida o con mensaje para los más pequeños (incluso para los mayores). En "Madagascar", los protagonistas son una jirafa, una cebra, un hipopótamo y un león que viven placidamente en el Zoo de Nueva York... hasta que un día deciden dar un giro en sus vidas, y escapar del Zoo, llegando hasta Madagascar, donde los cuatro animales deberán adaptarse a la vida en libertad.
Musicalmente hablando, el proyecto estaba inicialmente adjudicado a Harry Gregson-Williams, sin embargo al poco de empezar a trabajar en el, decidió renunciar a el al no sentirse capaz de llevarlo a buen puerto. Situación que coincidió con la imposibilidad de Zimmer de colaborar con Ridley Scott en "El Reino de los Cielos". Así pués, hubo un cambio de cromos, y Hans, ayudado por Jim Dooley, Heitor Pereira, James S.Levine y Ryeland Allison, se puso manos a la obra con "Madagascar".
La última moda (instaurada por "Shrek") es llenar las películas de animación de canciones no originales, una nueva forma de obtener la complicidad del público adulto, que quizás pueda sentirse más identificado con números de los años 70, 80 o 90, que con una selección de canciones originales expresamente compuestas para la película.
Esta tendencia, condiciona muy mucho el trabajo del compositor. Limitando su labor al acompañamiento en sentido estricto, y encontrándonos con una falta de continuidad entre score y canciones.
Si el score tiene poca relevancia en el film, ni que decir tiene que lo mismo ocurre en la edición discográfica oficial (cuestión diferente es que meses después Varése Sarabande se anime a sacar el score... como ocurrió en el caso de las dos primeras partes de "Shrek"). Por suerte, Zimmer y compañía han tenido más suerte en "Madagascar", donde nos encontramos casi diez minutos de score, que con "El Espántatiburones", que presenta una pírrica suite de apenas tres minutos.
Junto a clásicos como "Hawai 5-0" de "The Ventures", "Boogie Wonderland" de los Earth, Wind & Fire, el eterno "What a Wonderful World" de Louis Armstrong, pasando por el "Stayin Alive" de los Bee Gees y el inolvidable himno a la superación de Vangelis "Chariots of Fire", tenemos varios cortes dedicados exclusivamente al score. Comenzando con el tema central de "Madagascar" en "Best Friends", corte que abre el disco. Un tema escrito por Zimmer, Allison, Levine y Pereira, de retentiva melodía y sencilla pero efectiva orquestación a base de guitarras, cuerdas y sobretodo silbidos, que le confieren un oportuno aire desenfadado. "Whacked our Conspirancy", es un ejemplo del enorme talento que posee Jim Dooley. Un compositor que no tardará mucho en dar el salto en solitario en el campo de la composición cinematográfica. El tema en sí, es una divertida y rítmica pieza a modo de combo, que nos remite directamente al Giacchino de "Los Increibles".
Para disfrutar de Zimmer en solitario deberemos esperar hasta "Zoosters Breakout", donde introduce un tema secundario a modo de original y vibrante scherzo, y "Born Free", un corte donde Hans fusiona el mítico tema de John Barry para "Nacida Libre" con el tema central de "Madagascar", introduciendo simpáticos arreglos de cuerdas y percusiones. Curiosamente, para "El Espantatiburones" hizo algo muy parecido con el tema de "Tiburón" de Williams, aunque en este caso con mucha mayor brillantez al terminar convirtiendo ese eterno motivo de peligro en un moderno tema funky. Un estilo al que recurrirá en "Beacon of Liberty", a la hora de introducir el tema secundario, que poco a poco irá evolucionando a un tema de acción marca de la casa, arreglado por James S.Levine. El corte menos interesante, y más breve de todo es "The Foosa Attack", escrito por Heitor Pereira. Un corte esencialmente percusivo, que para nada refleja el verdadero nivel de Pereira.
En definitiva, a pesar de que el score de "Madagascar" es más disfrutable de lo esperado, sobre todo por su brevedad, esperamos por el bien de la música de cine que las producciones de dibujos animados comiencen a replantearse musicalmente sus bases. Algo que también deseamos que haga Hans Zimmer.
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