Frederic Torres
En la rápida y sólida progresión que Brian Tyler ha ido experimentando dentro del (cinematográfico) universo Marvel tras su sonada irrupción con la notable partitura para “Iron Man 3”, seguida de la no menos solvente y sinfónica de “Thor: el Mundo Oscuro”, la presente secuela de “Los Vengadores” venía a suponer una magnífica oportunidad para su definitiva consolidación profesional dada la expectación que dicho grupo de superhéroes suscita en el espectador al estar conformado por una coalición de estrellas cada una de las cuales prácticamente tiene su exitosa serie particular en la que su carisma ya ha quedado más que demostrado. Sin embargo, no ha sido así. Y no es que el trabajo carezca de entidad, dado que exhibe potencia y músculo (“Hulkbuster”, “Seoul Sealing”, “The Battle”, “Fighting Back”, “Uprising” son buena muestra de ello), pero el hecho de que la productora decidiera llamar en segunda instancia a un veterano en estas lides como Danny Elfman para completar el trabajo de Tyler, que en principio debía limitarse a un par de intervenciones, ya hacía presagiar malos augurios respecto de cuál podía haber sido el resultado final de la labor de aquél. No obstante, como los caminos de estas producciones resultan tan inescrutables como los dudosos gustos de los ejecutivos al cargo de las mismas, cabía esperar que la ayuda de Elfman pudiera deberse al capricho específico de algún añorante directivo de los lejanos tiempos del primer Batman o de la más reciente trilogía dedicada al “Spider-Man” de Raimi. Tras comprobar en el anuncio de la salida del disco a la venta y la consiguiente descarga digital (sin diferencias de contenido entre una y otra), que la “ayuda” de Elfman no se limitaba a una simple y anecdótica participación, sino que cabía atribuirle una presencia que abarca prácticamente la mitad de la partitura (aunque siempre tras la estela de la labor del compositor principal), esos malos presagios se acentuaron. Y tras la escucha del disco, desgraciadamente se han confirmado, dada la falta de especificidad temática ofrecida por el joven y prometedor compositor.
Pero vayamos por partes. La idea de reutilizar los temas de los personajes integrantes del grupo (en concreto, el del “Iron Man” del propio Tyler) y el que Silvestri compusiera para la primera conjunción estelar de estos superhéroes, con el perspicaz fin de que el espectador consiguiera asentar los leiv-motiv correspondientes, era algo que el aficionado venía preguntándose sin acabar de entender cómo en un universo tan interconectado (en los cómics como en el cine), una de las principales y distinguidas características de la Marvel, el único campo en el que esto no ocurría era precisamente el musical, en el que tal vez la variedad y cantidad de propuestas estaba impidiendo que, al contrario que en las sagas más emblemáticas e icónicas de la historia del cine (“James Bond”, “Star Wars”, “Indiana Jones”, etc., etc.), los personajes dispusieran de un motivo asociado a través del cual se produjera el deseado proceso de identificación de parte del espectador, algo que hasta ahora no se había producido en el ya cuantioso mundo cinematográfico marvelita (a excepción de algunas series particularmente idiosincráticas y no relacionadas entre sí, como las dedicadas a los “X-Men”, “Spider-Man” y “Los 4 Fantásticos” durante la década pasada). El primero en atisbar estas posibilidades fue John Ottman en la reciente e interesante “X-Men: Días del Futuro Pasado”, en la que no sólo empleaba el tema que él mismo compusiera para la secuela de la primera “X-Men” (un tema completamente original que derivaba, a su vez, del compuesto por Michael Kamen para la primera entrega), sino también el de la precuela “X-Men: Primera Generación”, debido a Henry Jackman (además de su propia y notable aportación al film en cuestión). Precisamente la irrupción cinematográfica de “Los Vengadores” podía propiciar, dada la conjunción de algunos de los más conocidos y mediáticos superhéroes de la conocida como “Casa de las Ideas” (el Capitán América, Thor, Iron Man, Hulk), la reutilización de sus temas, algo que Silvestri no llevó a cabo en la primera entrega debido probablemente a la dispersión y falta de concreción del material preexistente, pues ni el Patrick Doyle del primer “Thor”, ni el Ramin Djawadi y el John Debney de las dos partes de “Iron Man”, y mucho menos el Craig Armstrong del último “Hulk”, ofrecieron precisamente trabajos dignos de rememorar. En cambio, ahora sí ha podido llevarse a cabo parcialmente este propósito debido al uso de material propio (la citada “Iron Man 3”), y a la calidad del llevado a cabo por Silvestri en el primer film del grupo.
Así, aunque tanto Tyler en “Avengers: Age of Ultron” (fragmento que abre el disco y la presentación inicial del film con un motivo de muy escasa duración conformado como un epatante crescendo que se sustenta sobre un vibrante scherzo, pero que no llega a alcanzar el estatus de “tema”), como Elfman en “Heroes” (empleado en los créditos finales, junto a “New Avengers-Avengers: Age of Ultron”), que ofrece nuevo material derivado del de Silvestri desde una estética propia (muy vista y trabajada porque remite a su primer “Batman”, ya con más de 25 años de antigüedad, aunque todavía efectiva y resultona), y al que finalmente acaba por citar de un modo directo para que no haya dudas al respecto, ambos pecan de falta de originalidad, acentuando antes los componentes atmosféricos y contextuales del film que no otra cosa (a pesar que Elfman haya sido reclutado para “concretar” el leiv-motiv “vengador”), dejando mayormente en manos de la recurrencia temática la principal innovación y originalidad de esta esperada entrega musical de “Los Héroes Más Poderosos de la Tierra”. Así ocurre, por ejemplo, en “Hulkbuster”, cuando la aparición de Iron Man para enfrentarse al desencadenado Hulk viene acompañada del estupendo y retentivo tema del propio Tyler escrito para la tercera entrega del “Hombre de Hierro”, o en “Outlook” (anteriormente también en el prólogo de “Rise Together”), que emplea el tema dedicado al Helitransporte de SHIELD, la organización secreta comandada por Nick Fury que Silvestri creara para los primeros “Vengadores” y finalmente reutilizado como relleno de los créditos finales. O el tema central del supergrupo, empleado en cualquier momento y lugar del film como referencia y leiv-motiv de inmediata identificación, a pesar que Elfman se esfuerza por insistir en su nueva derivación, presentada en la citada “Heroes”, pero proseguida en “It Begins” (que, hay que insistir, podría figurar miméticamente como un fragmento más de su referencial pero ya añeja “Batman”) y en la vigorosa “Inevitability-One Good Eye” (que además de su grandiosidad epatante –coros incluidos-, cita el tema del “Iron Man” de Tyler, cabe imaginar que como muestra de “buena vecindad”).
Del material nuevo destaca, por ejemplo, el ya indicado motivo de Tyler, empleado en el final de “Fighting Back” o “Sacrifice”, ideado con ese objetivo, el de ajustarse como la epatante coda de la multitud de espectaculares combates (digitales) presentes en el metraje del film, así como Elfman emplea el suyo en el final de “Uprising”, y poco más (la original percusión asociada a Hulk en “Hulkbuster” y “Seoul Searching”). Destacar los dos bucólicos fragmentos “campestres”, “Farmhouse” y “The Farm”, debidos a Elfman, en los que el veterano compositor introduce una serie de solos de clarinete, piano y, especialmente, de guitarra, antes de citar el tema central del supergrupo para la breve secuencia de descanso de los héroes en el retiro particular brindado por la familia de “Ojo de Halcón”. Ni Ultrón, en “Birth of Ultron” (o en posteriores desarrollos como “The Mission”), en la versión de Tyler, ni “Ultron-Twins” (también “Ultron Wakes”), en la de Elfman, de la que la principal característica destacable es un inconcreto solo del chelo dedicado a los debutantes gemelos Wanda y Pietro (denominados “mejorados” y no “mutantes” por imposición de la Fox, que sigue poseyendo los derechos de la franquicia mutante) y el uso de unos graves y oscuros coros (de corte clásico), aunque también emplee el tema compuesto por Tyler para el supuestamente amenazador Ultrón; ni la Visión, con un tópico, por espectral y atmosférico, fragmento electrónico dedicado al enigmático sintezoide, disponen de temas a la altura de sus inquietantes personajes, limitándose su ilustración a las poco definidas y nebulosas capacidades de los sintetizadores, en el caso de Tyler, o al apoyo orquestal sin sustento motívico en la de Elfman, sin más atribución a considerar que la meramente anecdótica. Del incipiente romance entre la Viuda Negra y Bruce Banner (Hulk), poco o nada que reseñar. El resto, ha quedado dicho, es potencia y músculo. Algo de lo que anda demasiado sobrado (no solo) el mundo musical de la principal potencia cinematográfica mundial, a la que lo mejor que le podría venir es algo de originalidad y un mínimo de inspiración e inteligencia. Tyler está en ello y aunque su labor haya resultado simplemente meritoria dadas las expectativas levantadas, da toda la impresión de haber perdido una gran oportunidad.
6-mayo-2015
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