Ignacio Garrido
"Eran otros tiempos antes del imperio". Frase empleada por los fan boys de la saga galáctica lucasiana para describir lo que comunmente se conoce en la lengua de Cervantes con otro latiguillo del refranero popular como es el "cualquier tiempo pasado fue mejor". O al menos así lo solemos querer recordar. En el caso de las artes en rápida evolución resulta dificil no caer en la tentación de apelar a esta máxima no siempre ratificada pero si usualmente apelada para describir la decadencia actual de la banda sonora y cuando llegan al fin ediciones de partituras tan anheladas como "Falling Down" ("Un día de furia"), regodearse en las excelencias de la pasada música de cine frente a su ausencia en la actual.
Comparar al James Newton Howard de 1993, fecha de estreno del film que nos ocupa, con el de ahora -veintiun años después- nos lleva a recorrer en un suspiro toda la lamentable cuesta abajo que la disciplina ha sufrido desde entonces en el seno de la industria de Hollywood. Tampoco hay que generalizar, pues ni "Falling Down" de Joel Schumacher fue una película convencional en el momento de su producción ni toda la creatividad musical al servicio de la narración fílmica ha desaparecido de la gran pantalla americana actual, pero sin duda si que se ha reducido drásticamente. Obras como esta demuestran un admirable poderío expresivo, audaz y atrevido por momentos, capaz de explorar y describir con brillantez conceptual tanto el recorrido físico como el psicológico del personaje protagonista del relato.
Este resulta ser D-Fens, un ex-empleado del gobierno separado de su familia con tendencia a la ira que empujado por la presión interna y externa de un caluroso día de verano optará por cruzar a pié la ciudad de Los Angeles para ver a su hija en el día del cumpleaños de esta. Será su camino -mayoritariamente- el que tendrá acompañamiento sonoro, mientras que su persecución en paralelo a manos de Prendergast, un detective a punto de jubilarse por motivos personales, apenas contará con un par de -cruciales- pinceladas musicales identificativas. Howard construye de menos a más, ampliando el armazón de su propuesta desde lo casi sensorial hasta lo puramente narrativo con gran amplitud de registros. De este modo el discreto pero terriblemente efectivo motivo central asociado al protagonista (una pulsión de tres notas) adquirirá creciente intensidad en cada pequeño acto de transformación del protagonista con una sutil modificación de la orquestación. Así el arranque sonoro del "Main Title" parece provenir de la mente de D-Fens y de su sensación de aislamiento, ahogo y angustia. Parte de una conjugación de cuidados elementos electrónicos y acústicos que construyen una atmósfera agobiante e insotenible hasta que la guitarra eléctrica puntea de modo desgarrado el motivo inicial acompañada de una obsesiva percusión in crescendo que explota y se cierra con la salida del personaje de su vehículo y del atasco que lo rodea.
Desde este momento todo será una huída hacia delante, primero de modo enervante al enfrentarse a las ruindades de la gran ciudad desde las situaciones habituales de consumo (brindando las secuencias más hilarantes en la tienda de comestibles o la hamburguesería) hasta las que propician la escalada de violencia en los actos de D-Fens y luego de un punto de no retorno, dramaticamente desesperado en alcanzar su objetivo. Para reflejar este viaje Howard transmite el cambio gradual de actitud del personaje contrastando breves instantes de imprecisión melódica ("First phone call", "Second phone call") frente a la más agresiva y crecientemente violenta música urbana, salpicada de percusiones étnicas, ritmos secos, sonoridades electrónicas o acústicas, exóticas y alucinógenas. El primer momento de auténtica intensidad sonora aparece en "Hole in the shoe", donde los elementos para madera y metal que sugieren tanto aislamiento como soledad en forma de ecos dan paso a un efecto de reverberación pulsatil que se asemeja a la ira creciente del protagonista como una vena a punto de explotar. La inmediata continuación con "Drive-by Shooting" da pie a la evolución en el armamento sucesivamente más mortífero del personaje, que tras adquirir un bate pasa a un cuchillo y en esta escena a una bolsa repleta de armas automáticas. La pulsión antes electrónica ahora queda marcada por batería y guitarra eléctrica, indicando que las apuestas acaban de elevarse.
El paisaje urbano desolado y árido se refleja en la atmósfera percusiva y atonal de pistas como "Bus Stop" o la fascinante "MacArthur Park", repleta de ideas sonoras que reflejan la heterogénea población de una ciudad desconectada y ajena a los problemas de un solo individuo. Para contrarrestar este vacío y soledad, Howard aplica un oasis emotivo durante "Miracle Mile" con un lamento para trompeta asociado a la caída en desgracia de un hombre que protesta frente a su banco por no ser "economicamente viable", esta única melodía clara e identificada (aparte de la popular canción "London Bridge is Falling Down" que aparece brevemente en este mismo pasaje así como en los momentos puntuales de las llamadas telefónicas de los personajes centrales, conectando así las existencias desgarradas de D-Fens y Prendergast) volverá a aparecer al final para describir el similar destino del propio protagonista asumiendo así la condición fracasada de su sueño americano.
El lánguido y hermoso motivo para teclado de "Fitting Room" quedará asociado primero a la hija perdida de Prendergast y más tarde a la de D-Fens, uniendo una vez más a ambos personajes de modo emocional. Uno de los momentos más complejos y exitosamente resueltos de la partitura lo encontramos en "Other side of the moon", en el que a modo de adagio patético y desolador el protagonista adquiere consciencia de su punto de no retorno (la sensación de soledad que esta pieza genera se retomará durante "Mother´s house" indicando que incluso en su propio hogar D-Fens se ha convertido en un extraño), dando paso a la adquisición de una nueva imagen de guerrillero urbano refrendada por percusión militar y guitarra eléctrica sobre el motivo inicial. La continuación directa de este pasaje en "Under Construction", con batería, metales y efectos sintéticos, sella por completo la transformación del personaje que en momentos percusivos posteriores como "Golf Course" conectan ideas con trabajos cohetáneos de Howard como "The Saint of Fort Washington" o "The Fugitive".
Acercándose la conclusión, el músico ofrece lo mejor de su catálogo con los pasajes más extensos y elaborados de la banda sonora. Primero con "Caretaker´s Family", donde vuelve a retomar las ideas líricas de los momentos familiares perdidos usando el adagio anterior y luego ejecutando un agresivo y virulento ejercicio rítmico implacable para describir la irrupción y huída de la casa familiar, cerrando el tour de force en clave menor con teclado y la melodía asociada al recuerdo. Este continuará desarrollandose durante el comienzo de "Till Death Do Us Apart", pero rapidamente se transformará en un polifónico pasaje de acción donde frenéticas cuerdas ejecutan arabescos y las percusiones tribales adquieren su dimensión más amenazadora. La breve e intensa "Beth Kicks Gun" resulta un ejemplo de la cantidad de ideas sonoras que el compositor era capaz de elaborar en momentos de inspiración, aglutinando en ella tanto urgencia como desesperación, al ver alejarse su último refugio violento el protagonista de una patada de la ex-mujer. El clímax de "Falling Down" recupera el crescendo étnico-percusivo de apertura en el atasco, encontrando ahora con el punteo final de guitarra eléctrica la conclusión del viaje, ejecutando de alguna manera un cierre circular en la historia. En un liberador ejercicio orquestal el saxo solista y toda la orquesta despliegan la ejecución más sentida del tema jazzístico asociado al personaje "no economicamente viable" y con ello al fin del sueño americano.
Como epílogo Howard recapitula todos los temas y motivos en la pista "End Titles", comenzando por el delicado tema familiar que ejecuta sobre las últimas imágenes del film su comentario último acerca de la esencia del personaje, en un acto de identificación emocional portentoso. El fragmento de la persecución, el adagio y finalmente la melodía de "London bridge" en forma de caja de música completan esta destacada pieza y banda sonora. Complementada con varias pistas extras en forma de versiones alternativas y ensayos sonoros de distinta índole, interesantes notas y un sonido soberbio, "Falling Down" ver por fín su edición definitiva gracias a los esfuerzo de Douglass Fake e Intrada, atentos a los grandes huecos discográficos de la música de cine norteamericana. En esta ocasión se merecen el aplauso ya que se trata por méritos propios de uno de los grandes trabajos de James Newton Howard y un ejemplo de composición audiovisual tan brillante como compleja, tan introspectiva como potente, tan efectiva como elaborada. Una joya.
29-abril-2014
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