Ignacio Garrido
El joven autor polaco Abel Korzeniowski lanzado al éxito mediático de la música de cine gracias a su llamativa composición para el notable film -en muchos aspectos- novel "A single man", ha continuado su corta pero interesante carrera con una respetable salud autoral tan solo truncada por su formulista trabajo para "Copernico´s Star". La linea de continuidad estética que se observó en "W.E." y que se mantiene, corregida y ampliada, en esta nueva versión de "Romeo y Julieta" resulta de franca admiración en una época en la que la personalidad musical del compositor fílmico poco o nada tiene que decir respecto al resultado que de su aportación se espera.
Dos grandes obstáculos iniciales presenta la frase; Abel Korzeniowski autor de "Romeo & Juliet". El primero su apellido como signo de descendencia polaca, zona marcada a fuego por un talento innato para la música de calidad y rotundo acabado formal. El recientemente desaparecido Wojciech Kilar como decano y pilar maestro de nombres conocomitantes al cine, seguido por otros tan destacados como Jan A.P. Kaczmarek o Zbigniew Preisner, son tan solo los más populares con los que el joven artista debe batirse el cobre, o al menos la honra de ser digno del legado existente tras de sí. El segundo el título de la obra abordada, nada menos que el celebérrimo drama romántico de Shakespeare sobre los amantes de Verona, versionado una y otra vez para regocijo o lamentación de los admiradores del bardo inmortal. Destacan por encima de todas las creaciones musicales asociadas a este relato la de Aram Khachaturian como pieza programática (sus "Montescos y Capuletos" compite por ser una de las piezas más conocidas e interpretadas del repertorio clásico) y la de Nino Rota como música aplicada a imágenes cinematográficas, en su caso las de la hermosa y sincera versión de Franco Zefirelli, siendo una de las cumbres de la disciplina para el que suscribe con -quizás- el mejor tema de amor jamás compuesto para la gran pantalla.
Dispuesto a no achantarse ante el reto, Korzeniowski decide explorar el desgarrado románticismo que tan nítidamente ha expuesto en sus obras previas, optando de modo acertado por bucear en la melancolía y tristeza del destino de los personajes, lo cual le viene como anillo al dedo teniendo en cuenta la letanía lírica que destila su música, recorriendo hermosos caminos tonales en los que la cuerda será la principal protagonista. Arranca con una hermosa y sencilla melodía para cuerda y piano de peso netamente romántico y caracter repetitivo sin llegar al minimalismo en "Juliet´s Dream", para acto seguido aportar más exuberancia orquestal aun manteniendo la rítmica con "Forbidden Love", en la que hará su aparición el tema de amor, arrebatado y expresivo, al que volverá a acudir en varias ocasiones de modo agradecido como "A thousand times good night". "Queen Mab" presenta una nueva melodía con sugestiva estructura de vals y calado cuasi mágico de gran belleza de la que cabe destacar la sutilidad de su orquestación. Dicho tema volverá a surgir de modo destacado en "Death is my heir"
El tono cambia y se amplía con la voz soprano solista de Tamara Bevard durante "The cheek of night", que evoca las propulsivas líneas polacas del citado Kaczmarek en "Total Eclipse", mientras cierta agresividad se cuela entre las páginas de "Tropping with crows", de anguloso diálogo para violines que evoca cierta rigidez marcial de modo elegante. Más contundente y trepidante se muestra Korzeniowski en "Fortune´s Fool", pasaje de acción con resolución dramática y sostenida que continúa su urgencia en las cuerdas durante "From ancient grudge". Una intervención más etérea de la soprano envolviendo el tema de amor durante "Wedding vows" así como funestas intervenciones metálicas resuelven de modo sugerente las desdichas por venir.
El drama se aproxima con cíclica ominosidad en "Temp not a desperate man", desembocando en las dos partes de "The Crypt", primero con lánguida belleza de caracter fantasmagórico, luego con delicadeza trágica que desemboca en un portentoso desarrollo lírico, calmado pero doliente que de nuevo extrae de la cuerda sus mejores registros. La partitura en disco se cierra con "Eternal Love" con una cuidada versión del hermoso tema de amor, llevado hasta un clímax exquisito de resonancias atemporales.
El disco, correctamente editado por Sony Classical, nos descubre varios elementos que ratifican el esfuerzo e interés personal del autor por entregar lo mejor de su pluma a la obra, primero con la aparición de unas breves y entregadas notas personales sobre la inmortalidad y belleza de la historia, luego con los créditos en los que se apunta que orquestación y dirección recaen sobre el mismo, demostrando con ello un esfuerzo y dedicación personal hacia el acabado de su música que pocos autores se pueden permitir hoy día. Además (supongo intencionadamente) el cd presenta una selección musical coherente, de duración perfecta y evolución sonora impecable. Un motivo más para recomendar con plenitud una de las bandas sonoras más destacadas del pasado año 2013.
12-febrero-2014
|