Ignacio Garrido
Cuesta diferenciar cada vez más el trigo de la paja proveniente del mainstream norteamericano, más que nada porque ya solo podemos, prácticamente, filtrar la paja mala de la peor. El único trigo que llega todavía en forma de unos crepusculares Williams y Morricone, nos deja con un naufragio del otrora florido ecosistema moderno de compositores hollywoodienses cuya entidad, definición y profesionalidad regía en un sinfín de direcciones diferentes. Autores estimulantes y capaces espoleados por la sombra de los grandes en activo (Goldsmith, Bernstein, Barry) que encontraron en el eclecticismo, la profesionalidad y el arrojo un camino diferenciador de sus referencias con, al tiempo, solidez constitutiva y ambición. Autores como Elfman, Horner, Poledouris, Broughton, Silvestri, Goldenthal, Young, Zimmer, Kamen y por supuesto Howard, por citar los más destacados.
A los difuntos literales (que en merecida gloria estén), cabe añadírseles por reciente ausencia de méritos propia el resto del listado anterior, ya sea por su inactividad patente o por su desintegración formal como compositores de música. Si Zimmer va aparte y Young todavía sobrevive como soldado de cierta fortuna, el resto ha aceptado su condición de gregarios en el apartado "artístico" que les toca rellenar ya más por inercia que por necesidad narrativa real de las cintas a las que acompañan. Baste comparar un par de creaciones de ciertas similitudes argumentales a la presente "After Earth", como pudieran ser -salvando las distancias- las cintas post-apocalípticas de Kevin Costner "Waterworld" y "The Postman", todas ellas obra de James Newton Howard, para obtener un medidor irrefutable de la mutación/mutilación sonora actual tanto de la disciplina como del autor en la picota.
Si a su vez ejercitamos la -maldita- comparativa de este nuevo título con el listado de cintas precedentes y pertenecientes al binomio Shyamalan/Howard, las deprimentes conclusiones a las que nos veremos abocados, justifican de sobra el grado de depresión y huida a terrenos más fértiles (pasados y presentes) de la música cinematográfica, simplemente ignorando por completo el continente americano, algo a lo que el aficionado hardcore de los estrenos parece seguir poco dispuesto a contemplar pese a la debacle que nos asola.
El peso específico conceptual, tanto cualitativo como cuantitativo, de "After Earth" resulta pobre en el mejor de los casos. El sonido compacto, industrial e impersonal impuesto como marca de fábrica (nunca mejor dicho) por los grandes estudios se materializa inmediatamente en "The history of Man", donde la gran masa orquestal acompasada de electrónica constante y base rítmica zimmeriana inevitable da paso al único suspiro melódico que parece dejar entrever la rúbrica de Howard. Este motivo inicial (no llega a desarrollarse ni a adquirir la estructura de un tema, lo cual se advierte mucho más claramente en su desnuda aparición para piano en "Saved by the bird") de dos frases de calado épico culmina con un inmediato crescendo que parece querer atajar lo antes posible el conato romántico tangible, sabedor su responsable de lo prohibido de la melodía en el cine americano comercial contemporáneo. Las notas para teclado que resuelven la pieza nos retrotraen el buen sabor de boca de la colaboración entre músico y realizador, pero por desgracia este fugaz espejismo tendrá poca continuidad, incluso con sus limitados logros, en el grueso de la partitura.
La languidez emocional de "I´m not advancing you", con reminiscencias al suave lirismo de cuerda y piano características del autor, pero sin llegar a ninguna idea concreta o "Pack your bags", de construcción cíclica sobre acordes sostenidos que sugieren lejanamente nobleza y esperanza, se presentan como el preludio de la aventura que se despliega en la breve pero estupenda pieza "Nova Prime", que recupera el motivo inicial y aporta una resultona fanfarria aventurera, tan escueta como efectiva retomada en "The tail". A partir de aquí la cosa no hace sino estancarse notablemente. El chelo, que fuese tan destacado en la ahora más que reinvindicable "The Happening", de nuevo interpretado como en aquella por Maya Beiser, se conforma ahora con sugerir misterio con timidez en "Can you Ghost?" y desgana en "Abort Mission".
Buena parte del material incidental se divide entre melancólicos y asépticos pasajes de cuidada indefinición melódica como "Ship tears apart", "Kitai finds Cypher", "Kitai on Earth" o "Safety in the hog hole", y sobre todo en plúmbeas aportaciones electrónicas y ambientales ("Get me into the cockpit", "The Mission", "Four vials remain, sir", "Leech") donde se intenta bucear en un juego de orquestación que aporte el colorido alienígena y el efecto de extrañamiento necesario, pero cuyos resultados quedan eclipsados por la falta de ideas sonoras convincentes que justifiquen los esbozos idiomáticos instrumentales -o sintéticos- llamativos, que quedan como muestras aisladas de la inconexión dramática galopante que arrastra Newton Howard a la hora de dinamizar y unir las partes del relato. Jamás en ninguna banda sonora suya fue tan apropiado aseverar que la suma de sus partes es menor que su valor individual.
En el apartado de acción la cosa tampoco mejora demasiado. Siendo por fuerza las secciones donde el músico ha de mostrarse más enérgico y resolutivo, solo ofrece un par de ágiles muestras de gradación de la intensidad orquestal en "Baboons" y la fugaz "Run to the volcano ", acaparando el protagonismo formulistas e inocuos temas de impersonal rítmica electrónica mil veces oídos en la saga "Bourne" de John Powell y sucedáneos, como "Run to the falls", "Bird attack" o "Nest battle". Tan solo llegando ya al final el compositor se arriesga a insuflar cierta emoción a su música durante el interesante juego polifónico de "Chase through the cave" y la liberación heroica de "Ghosting", único tema del conjunto de filiación realmente inconfundible por su desarrollo y sentido dramático dentro de la trama, que cuenta con entidad musical estética propia. Hay un abismo de distancia entre "The great Eatlon" de "Lady in the Water" o "The hand of fate" de "Signs", por ejemplo, respecto a este "Ghosting", pero si una banda sonora se justifica por un solo logro, "After Earth" vale lo poco que vale por él. Para concluir, el breve remanso lírico esperanzador para cuerda de "I wanna work with mom" da paso al único desarrollo melódico de los motivos centrales unidos en forma de épica marcha aventurera durante "After Earth", fuera ya de las imágenes, lo que da la prueba definitiva del valor de la música con acervo expresivo en el cine palomitero más inmediato, sea quien sea el nombre a cargo del mismo.
Se puede decir sin miedo a error que "After Earth" se alza con el dudoso mérito de ser la aportación más floja y decepcionante de cuantas James Newton Howard ha realizado para un M. Night. Shyamalan en sus horas más bajas, aunque teniendo en cuenta la calidad y personalidad de la cinta el resultado casi puede parecer meritorio aunque no lo sea. Los márgenes de estrechez en los que se mueven los pesos pesados de la industria, si quieren seguir aparentando serlo y cobrar en consecuencia, no dejan espacio para mucho más.
24-julio-2013
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