Ignacio Garrido
Una vez más Carles Cases demuestra con otro gran trabajo por qué forma parte del selecto club de intocables de la banda sonora nacional. Autores que se niegan a claudicar ante el avance de la impersonalidad y la desidia formulista imperante a costa de ser -lamentablemente- cada vez menos asiduos a estrenos de calibre o poder disfrutar nosotros de lanzamientos discográficos suyos, lo cual convierte estas ocasionales sorpresas en obligatorios deleites para todo aficionado con un mínimo criterio y en parada ineludible para el seguidor de la música del catalán.
De este modo Cases entrega con "Negre Buenos Aires" un trabajo que, independientemente del retraso en su escucha o la débil pertenencia fílmica con cuya excusa nos llega la música del compositor, colma con mucho las exiguas aportaciones al mercado nacional con un mínimo de estilo y creatividad. Será por ello tanto una declaración de principios como un trabajo sólido lo que invariablemente encontraremos en cada nueva aportación del autor de "El Portero", con independencia del género al que se adscriba o del punto de partida del que surja su inspirada mano, en este caso un thriller de tintes sociales y políticos en una Argentina convulsa en su hora crítica, a la que nos acercamos peligrosamente cada día más.
El arranque del disco no puede ser más definitorio de las intenciones descriptivas y emocionales del músico, empleando para ello una propulsiva pieza rítmica para cuerda con aires de tango y el bandoneón como voz destacada en "El Maletín", un tema que anuncia la atribulada historia que vamos a presenciar y que desliza algo de picaresca en su tono aparentemente liviano junto a la pulsátil sensación de enredo imparable con figuras para viento madera, metales y cuerdas en staccato à la Bernstein. Un derroche de energía de los que ya no se escuchan en el cine contemporáneo que tendrá su continuación en la pista "El Corralito", que en sus intervenciones para piano recuerdan al celebrado tema central de Cases para su "Juego de Rol", y con exquisitas digresiones jazzístico-pianísticas a lo largo de "Cena en El Tigre".
El tono a medio camino entre la melancolía y el romanticismo de "Alma Blanca" se torna en misterioso con sutilidad para recuperar el ambiente lírico de atmósfera fatalista con una fluidez pasmosa. "Alma" continúa con esta ductilidad melódica, apelando al sentimiento trágico del chelo en el desarrollo de una melodía delicada y envolvente, cuyo tratamiento al piano y su mezcla con el bandoneón como tercer vértice sonoro arranca alguno de los mejores momentos de la banda sonora en su pureza musical.
El ambiente opresivo hace su aparición destacada en el tenso fragmento "Mafia", con malsanas figuras para viento y un lúgubre desarrollo motívico de chelos y contrabajos que haría las delicias del Howard Shore más oscuro y cronenbergiano. Pero Cases no se olvida ni por un instante de sus constantes estilísticas, consiguiendo introducir ideas barrocas y jazzísticas en piezas tan estimulantes y variopintas como "Y Se Fueron Todos", un portentoso allegro que lejos de sonar desubicado dentro del conjunto, robustece el concepto polimórfico del score en consonancia con el crisol temático de la cinta.
A medida que la trama se aproxima a su conclusión, la urgencia hace mella en el comentario musical con la nerviosa y agitada "Avenida Corrientes", cuya rítmica implacable se ve salpicada de estallidos orquestales y briznas étnicas de nuevo con el bandoneón como protagonista. La fiereza de esta pieza contrasta con la contenida ambigüedad cuasi impresionista de "Jordi", que se remata con una doliente reflexión para chelo y que da paso al cierre del trabajo en "Títulos The End", una sosegada pieza de aires minimalistas, de filiación inconfundible, que pone el broche a una composición espléndida en todas y cada una de sus vertientes.
La ejecución de la Bulgarian Symphony Orchestra a cargo de Deyan Pavlov resulta ejemplar, la selección y producción musical igualmente meritorias y la sobria presentación habitual de la casa Saimel redondea un producto que no debería caer en el olvido, pues se cuenta sin duda entre lo más granado de la banda sonora española de los últimos tiempos. Carles Cases es calidad asegurada.
14-febrero-2012
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