Miguel Ángel Ordóñez
Segunda Guerra Mundial. La Europa anti-germánica espera que unos pocos elegidos, al frente de una misión arriesgada que puede costarles la vida, den un vuelco al devenir de un conflicto bélico dominado por la Alemania Nazi. Lugares abruptos y exóticos, Noruega en este caso, son testigos de pequeñas victorias que logran desarticular emplazamientos ultra-secretos donde se investiga con armas destructivas que pueden decantar la guerra a uno u otro lado. Temática recurrente durante los 60 que cuenta con un compositor abonado al terreno: Ron Goodwin.
Británico, dotado para la melodía, Goodwin ha aportado a la música cinematográfica momentos mágicos como "Lancelot and Guinevere", "Servidumbre humana", "La trampa" o "Valhalla", e incluso a la no cinematográfica (recordar ese espléndida epopeya musical que es "Drake 400"). Sin embargo la fama le ha llegado con este tipo de historias bélicas. Junto a estas dos, cabe recordar "El desafío de las águilas", "Fuerza 10 de Navarone", "La batalla de Inglaterra", "Operación Crossbow" o "Misión suicida" (donde reutiliza temas creados para "633 Squadron"). Ahora bien, lamento no ser un gran seguidor de Goodwin en este particular territorio. El motivo es sencillo: su manera de construir este tipo de partituras. Cuadriculadas, acudiendo a un tema patriótico que es versionado en infinidad de ocasiones y a un tema de amor para las secuencias de sosiego, donde el héroe descansa en los brazos de su amada. El resto del cuerpo sonoro de todas ellas, descansa en cortes incidentales de suspense planos, donde el trémolo en la cuerda y el stacatto al metal definen el miedo y la ansiedad de los participantes en la misión. Receta indudablemente efectiva, pero rutinaria.
De nuevo, FSM nos presenta una doble edición (como hiciese con "El desafío de las águilas" (su encuentro mas afortunado con el género) y "Operación Crossbow") magníficamente cuidada, recuperando la práctica totalidad de la música compuesta para ambos trabajos (lamentablemente de "633 Squadron" se han perdido los masters originales en stereo y se trata de la misma edición de United Artists con una suite de 8 minutos, en mono, extraídos de los archivos del compositor).
Respecto a "633 Squadron", y siendo fiel a sus postulados, Goodwin fabrica un tema central en forma de marcha bélica con predominio del metal y la cuerda ("Main Title"), adaptándolo en versión fanfárrica en el corte "The Attack Begins" y triunfante en "Crash Flight". Junto a esta melodía, el inevitable tema de amor es elegante y nostálgico ("Love Theme"), funcionando como contrapunto dramático durante el corte "The Attack Begins" reflejando el momento de la incierta partida a la misión. Ambos temas se fusionan en los títulos de crédito finales. Dentro de un particular aire de suspense generalizado en el resto del trabajo, destaca una melodía reflexiva apoyada en la cuerda que arranca en "Memories of Norway" y que se desarrolla con introducción del clarinete en "Peace and War".
Junto a este trabajo correcto, el segundo disco está dedicado al score completo de "Submarine X-1", hasta ahora nunca editado. De menor calidad y dominado por un aburrido ramillete de cortes intranscendentes que potencian la tensión y el enfrentamiento de ambas escuadras desde una perspectiva consabida de ascensos y descensos en la cuerda y diálogo entre viento y cuerda con sobresaltos en la introducción de metales en puntuales momentos de la acción, el score brilla en la introducción de dos melodías, la central de temática marina y corte, de nuevo, patriótico ("Main Title") y por el empleo de un motivo secundario, asociado a los submarinistas, de carácter noble y sensitivo ("Secret Arrival"). Ante la ausencia de un tema de amor, este motivo secundario emerge en los momentos mas reflexivos del score, simbolizando la camaradería de la escuadra aliada, entregando a la alemana una idea descendente en la cuerda durante los ataques aéreos, reflejo del peligro que corren los héroes ("Air Raid"). En el fondo una fórmula maniquea.
Poco más se puede decir de estos trabajos funcionales y carentes de una necesaria variedad temática (nadie niega su casual fuerza expresiva). Introduciendo esta particular forma compositiva en el inicio de su contacto con el género en "633 Squadron", cinco años más tarde con "Submarine X-1" parecen ideas de todo punto desgastadas, posiblemente porque el compositor cansado del encasillamiento, se limita a exportar productos cercanos a la fabricación en serie.
|