Pablo Nieto
Como su propio nombre indica, resulta “complicado” no ligar el nombre de Hans Zimmer al del compositor o solista de turno que involucrado, más o menos en ese complejo proceso de pre/post producción de una obra del alemán, acaba por adquirir un determinado peso en los créditos finales. Con esos argumentos, tampoco es que “sea complicado” que gracias a ello, sus habituales críticos utilicen un concepto como el de la “delegación de funciones”, como arma arrojadiza y no como virtud reivindicable (como signo de humildad ajustado a un concepto de industria). Más que nada porque un poco más de egoísmo (hasta dónde llega la autoría del orquestador, por ejemplo) y un ejercicio de facto (de su mecenazgo) habrían ayudado a mitigar los ataques. Sin embargo, con 30 años de carrera en el mundo del cine y tras haberlo ganado todo (en el sentido más amplio del término), ésta no parece ser una de sus prioridades.
Prioridades que sí encontramos en la fidelidad que demuestra con los directores con los que se siente a gusto, curiosamente, vecinos suyos en muchos casos: Ron Howard, Gore Verbinsky, James L.Brooks y la heredera natural de este último, Nancy Meyers. Con ella, Zimmer se ha zambullido en comedias románticas donde retrata a la sociedad californiana, llegando a participar, incluso, en la construcción del personaje del compositor amante de Morricone que interpretaba Jack Black en “The Holiday”, su última y sugerente colaboración con la directora, aunque lejos de la imprescindible “Spanglish”, uno de los trabajos más sentidos del alemán cuyos resultados, desgraciadamente, no podemos extender a este “No Es Tan Fácil”.
Y no podemos porque Zimmer, a diferencia de lo que viene siendo habitual (con más o menos éxito), opta por no tomar riesgos, ofreciéndonos una partitura construida a base de retales de piezas, seguramente, no utilizadas en otras colaboraciones con Meyers (la sensación de deja vú es evidente). La partitura aparece dominada por pasajes de acústica agradable, gracias a la guitarra de Pereira, moviéndose con soltura en los terrenos de la bossa nova “light”, donde parece darse rienda suelta a la improvisación (algo con lo que ya experimentara el alemán en “The Holiday”).
El score, que puede descargarse desde I-Tunes (el primero en la carrera del alemán que no es editado en formato CD), tiene una duración de apenas 16 minutos, que, sin embargo, resultan más que suficientes para mostrar las intenciones del de Frankfurt y su equipo. De este modo, en los dos primeros cortes, “It´s Complicated” y “The Original Five”, da rienda suelta al desarrollo del omnipresente leitmotiv que acompañará al triángulo amoroso de la cinta (un hilarante Alec Baldwin, su ex esposa y ahora amante, Meryl Streep, y el marido despistado, Steve Martin), a ritmo “brasilero”, cortes que preceden el divertido cha-cha-cha de “Interrupted Kiss”. La transición de la comedia al romance se realiza (como no podía ser de otra manera) a través del piano y las cuerdas, pero siempre con la presencia de la guitarra como elemento solista principal. De este modo, “iSight Surprise” y “How Much I Like You”, inciden en el juego de sentimientos encontrados en los que se transforma la película, precediendo al desenlace del agridulce “No Regrets”.
En un año de grandes exigencias como “Ángeles y Demonios” y “Sherlock Holmes”, este score resulta ser un trabajo menor dentro de su dilatada filmografía, una prueba más de su fidelidad hacia Nancy Meyers. Sin embargo, “será complicado” que satisfaga a paladares exigentes (algo aplicable al grueso de la carrera de su autor) y en especial, a aquellos que de Zimmer esperan que no se traicione a sí mismo ni a su estilo.
11-enero-2010
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