Ignacio Garrido
“Lejos de innovar, ni de sorprender con su último discurso musical, Christopher Young parece encontrar en el thriller de suspense y terror que le ha acompañado y dado fama durante toda su carrera...” Estas mismas palabras servían hace poco más de un año, para abrir el comentario sobre su última banda sonora editada en cd, "Untraceable". Las cosas parecen haber cambiado bien poco desde entonces.
Que Young permanezca como (merecida) cabeza visible del patronazgo contemporáneo en las cintas de terror y suspense, le acredita no sólo como uno de los pocos músicos de calidad visible que mejor aguanta las embestidas del mercado, las modas y los caprichos de las grandes producciones, sino que se convierte, si tenemos en cuenta su ritmo de trabajo y variedad de proyectos, en uno de los escasos compositores americanos surgidos a mediados/finales de los 80 que todavía se mantienen en la brecha.
Así pues, su reciente "The Uninvited" bascula entre la reiteración de un patrón tan solvente como fácilmente reconocible y destellos del gran artesano que Young siempre ha sido, construyendo una partitura seria y notablemente esforzada por momentos, que por otro lado bordea a ratos el cliché de lo previsible. Parte de un tema central con esa inconfundible y suave cadencia rítmica con resonancias de vals que sirve de base a una melodía coral femenina sencilla y oscilante, arropada por ténebres cuerdas que retomarán el leit-motiv más intensamente, anunciando con gravedad lo que antes se ha susurrado; todo un acierto narrativo y una auténtica declaración de intenciones por parte del responsable de "Species". La estructura cíclica de este tipo de piezas le viene de perlas al autor para sugerir ideas y ecos de fragmentos que luego habrán de resolverse. Recursos que lejos de resultar agotados, siguen funcionando tanto a escala cinematográfica como musical.
A partir de aquí las convenciones habituales del género se visitarán pulcra y sólidamente, sin alardes ni efectismos, desde el piano misterioso de "Twice Told Tales" construyendo un nuevo tema cuasi-romántico que volverá a aparecer en "Pairs in Love", a los efectos orquestales y corales atmosféricos con golpes de efecto de "I´m at a Party" o "The Screaming Bell". Asimismo, Young nos regala un scherzo de tintes trágicos en el breve pero hermoso "Glass Act" y momentos de gran tensión emocional in crescendo con "Terror on the Water", "Working Dreams" y "What Have You Done?".
Los estallidos de cuerda típicos del compositor surgen en "Bloody Milk", y las variaciones de orquestación sobre el tema central en "Twin Nightmares" y en el resumen circular final de "Tale of Two Sisters". No obstante, el corte más destacado es sin duda "Cry of Love", un extenso fragmento con violentas y fantasmagóricas intervenciones vocales, deudor de la pasión del músico por Ligeti, Penderecki o Lutoslawski, seguido del único momento de acción de la partitura en "A Dance with No one", una pieza contundente de obsesivo y pulsátil ritmo sostenido.
En cualquier caso y pese a la, aparente, variedad de la obra y la consistente construcción del entramado, poca es la sorpresa en el conjunto. Se agradece que el autor de "Hellraiser" siga siendo el baluarte del género, entregándose a él con toda la dedicación que ésta o previas obras de similar calado ratifican, pero los límites de su cuidada puesta en escena son cada vez más visibles.
11-mayo-2009
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