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11/07/2017 Especial Editorial Rosetta
Nadie hubiera podido adivinar, hace tan solo unos años, que en el transcurso de unos meses se iban a suceder por estos pagos una tras otra toda una serie de ediciones específicamente dedicadas a la música de cine. Con mayor o menor fortuna, la aparición de una bibliografía al respecto, que se estaba produciendo con cuentagotas (los libros de y sobre José Nieto, los de Alejandro Pachón, Alejandro Román, Roberto Cueto, Joan Padrol, Josep Lluís i Falcó y Conrado Xalabarder, el de María de Arcos y las dos ediciones del de Heriberto Navarro), todos ellos destinados a reflexionar sobre la música de cine y la codificación de su lenguaje, se ha acelerado de tal modo que en un par de meses las novedades han logrado exceder los dedos de una mano, cuando lo habitual hubiera sido la situación inversa. En ello ha tenido mucho que ver la editorial T&B, como quedó escrito en el comentario sobre el libro dedicado a Bernard Herrmann de Christian Aguilera (también las ediciones de los recientes libros de Andrés Valverde dedicados a John Williams y la saga Star Wars), pero también la novel editorial Rosetta, fundada por ese gran aficionado a la música de cine que es Pedro Ferrer Cascales, y gestionada puntillosamente desde Murcia por Antonio Piñera, quien de momento ha pasado de ser el autor de varios de los libros lanzados en el último año dedicados a Rózsa, Horner (este en colaboración con Antonio Pardo) y la Hammer, a convertirse en editor y situarse al frente de un proyecto provisto de un catálogo variopinto que, para fortuna del aficionado e interesado, no ha desdeñado la temática dedicada a la especialidad que nos interesa, la música de cine. La labor dinamizadora de Piñera ha cristalizado de momento en la aparición de dos proyectos lanzados al mercado de forma consecutiva, durante mayo y junio, dedicados a dos grandísimos compositores, como fueron George Duning y John Barry, nada menos. Una apuesta de alto riesgo que ojalá encuentre el apoyo del aficionado a la hora de confeccionar una bibliografía que ha pasado de teorizar sobre el lenguaje musical (casos de los autores citados anteiormente), a centrarse en la reivindicación y valía de toda una serie de autores mayormente clásicos pero también contemporáneos como los citados Herrmann, Dunning y Barry, pero también North, Williams, Goldsmith y Horner.
Como quiera que sea, el hecho incuestionable es que la edición de libros sobre la música de cine es un hecho, deseable en sí mismo, como es lógico, pero también por la proyección futura que supone en cuanto a las novedades que están por llegar, siempre que la reacción del aficionado sea la esperada. En este sentido, cabe dar el máximo apoyo a Rosetta para que su labor no decaiga y prosiga en la senda emprendida con solvencia y fiabilidad. Sobre todo cuando se apuesta por libros de la envergadura de “George Duning. El Compositor de los Estudios Columbia”, de José Domingo Romero Mora, un experto aficionado que en su momento ya publicó este texto a través de la revista “Secuencias de Música de Cine”, de la “Associació Catalana per a la Difusió de la Música de Cinema” (ACDMC), en su número 7, extraordinario de diciembre de 2003, que sirve de base al texto actual editado en libro y que en su momento el autor bautizó como “George Duning. El Músico de la Columbia”. Se trataba de una revista tipo fanzine que también publicó joyas como la dedicada por Joan Bosch i Hugas a “Miklós Rózsa. La Fidelidad a los Orígenes”, un acreditado y formidable texto merecedor también del acceso a una edición en formato libro, tras las pertinentes revisiones y puesta al día. Como quiera que sea, ese ha sido el caso del estudio de Domingo Romero, cuya sapiencia sobre Duning desborda por la dosificada acumulación de anécdotas, acometiendo el estupendo análisis con el que se aplica a reivindicar la figura de este compositor, supuestamente de menor nivel que los compañeros de generación con los que compartió espacio y tiempo, y sobre el que el autor traza una reivindicación bien fundamentada y documentada, dispuesta con autoridad, como cuando cita al también compositor Bill Finn al señalar a Duning como el primero en “incluir sonoridades puramente americanas”, antes que figuras de la talla de Alex North y Elmer Bernstein, que marcaron las diferencias por haber sido elegidos en proyectos más importantes.
Puede que así fuera (o no), pero el caso es que es indiscutible que la figura de Duning merecía una revisión y que este libro se configura como una clara y fehaciente prueba de la valía del artista, tal y como demuestra el esmerado análisis efectuado por Romero Mora sobre la obra y la vida del mismo. Un análisis centrado antes en los films que en las escasas ediciones discográficas existentes de su obra, lo que incide en un punto de vista más directo y estrecho en la vinculación que entraña la música con las imágenes fílmicas, aunque para ello el lector y aficionado haya de recurrir a la en ocasiones peregrina y dificultosa accesibilidad de las películas objeto de estudio, así como a la repetición de su visionado, caso de superar la anterior prueba, para poder escuchar con detenimiento su obra, desposeída de unas ediciones que le puedan hacer justicia además de permitir un acercamiento más cómodo al curioso e interesado, más allá de grandes éxitos como “Picnic”, “El Mundo de Suzie Wong” o “Juguetes en el Ático”. En este caso, Duning sería susceptible de una recuperación que, como la realizada con la obra de ese compositor fundamental que fue Alex North, permitiera acceder a obras del calibre de, por ejemplo, “De Aquí a la Eternidad”, uno de los films más emblemáticos de la década de los cincuenta, que le supuso a Duning una nominación al Oscar de la Academia hollywoodiense, compartida con Morris W. Stoloff.
No es el caso de “John Barry. De James Bond a la Eternidad”, de autoría compartida entre el malogrado Luís Saavedra y el crítico Sergio Hardasmal, quienes además de centrarse en el análisis de la obra del gran compositor británico, creador del sonido Bond y ganador del Oscar en cinco ocasiones (curiosamente, ninguno de ellos relacionado con el agente secreto más famoso de la historia del cine), sí incorporan ese acercamiento discográfico que permite al lector curioso y al aficionado (que no siempre coinciden en la misma persona) acceder a aquellas referencias de su interés mediante la reproducción musical en disco compacto o de vinilo, últimamente en fase de recuperación. Es cierto que la discografía en el mercado del fallecido compositor permite ese conocimiento más próximo, y los autores, conscientes de ello, la destacan porque es el material que todo audiófilo utilizará para la degustación de los exquisitos manjares que Barry deparó a lo largo de su fructífera trayectoria profesional. Ese es el camino habitual para establecer ese vínculo temático con el film rememorado, y no tanto la revisión sistemática en la pantalla de la filmografía de un compositor, dado el cansancio que esa recurrencia podría producir (como el visionado continuo de “Nacida Libre” o de “El León en Invierno”, dos de sus obras más reconocidas y premiadas, agradables y más que disfrutables en sus versiones discográficas, pero cansinas tras más de un par de revisitaciones fílmicas).
Saavedra, autor de un anterior libro dedicado a “James Bond 007: Aproximación a una Saga”, editado en 2000 por la editorial valenciana Saimel, y que falleció en un trágico suceso en el año 2002, dejó en las seguras y amantes manos de Hardasmal (un enamorado empedernido de la música de Barry) su manuscrito, el cual debidamente revisado y actualizado es el que ahora ve la luz, con un prólogo de Nic Raine, prestigioso director orquestal especializado en música de cine, revelándose como un libro de enorme interés, no solo por los acercamientos a la obra y discografía del compositor, como al contexto en el que Barry desarrolló su obra, si no por ofrecer al lector toda una serie de apetecibles extras como son la discografía completa hasta la fecha del autor, incluyendo recopilatorios seleccionados, así como los proyectos a los que estuvo a punto de acceder y que, por unos u otros motivos, se llevaron a cabo sin su presencia, los premios obtenidos, la reproducción de las portadas de casi todos sus discos en el mercado, así como una novedosa y pequeña selección de opiniones de la crítica especializada (tanto nacional como internacional, entre los que se encuentran nombres como Germán Barón, Paco Dolz, Rubén Franco, Heriberto Navarro, Gorka Oteiza, Antonio Pardo, David Sáiz, Óscar Salazar, y un servidor, firmante de este texto, entre los primeros, y Jonathan Broxton y Ruud Rozemeijer, como representantes de los segundos), además de acreditados profesionales de la talla de James Fitzpatrick, Ray Costa, Richard Kraft y Robert Townson, quienes además de explicar su propia visión personal sobre la obra del compositor establecen unas listas de preferencias personales de entre la vasta filmografía de Barry, que abarca cinco décadas. Un libro magníficamente editado, como el dedicado a Duning, que incluye abundancia de material gráfico (en blanco y negro), con una ajustada relación calidad/precio y que se convierte, junto a su compañero de especialidad, en imprescindible para todo aquel amante de la música que se precie de estar bien informado, y en un auténtico tesoro para el aficionado. La editorial Rosetta va subiendo su listón de calidad, y es seguro que habrá nuevos proyectos relacionados con la música de cine entre su listado de novedades a medio, corto y largo plazo. Ojalá que consigan llevarlos a cabo. Si fuera así, sería como convertir los sueños en realidad. Y al contrario que editar, soñar no cuesta nada…
11-julio-2017
Frederic Torres
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