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El cine de Uwe Boll Por Luis Jimenez |
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Unos dicen que es el peor director de la historia, peor incluso que el ya mítico Ed Wood, pero lo que está claro es que en esta industria y, en general, en este “mundillo”, oír el nombre de Uwe Boll es siempre sinónimo de cine de mala calidad. Si algo hay que alabarle a Boll es su constante trayectoria como productor. A través de su propia productora Boll KG (fundada en el año 2000) se encarga de la financiación de cada uno de sus proyectos, invirtiendo cantidades de dinero bastante considerables (hasta 20 millones de dólares) y haciendo recaudaciones irrisorias que demuestran, una y otra vez, que Boll debería retirarse de la industria y dedicarse a otros menesteres. Y es que en su Alemania natal, Boll no es precisamente un don nadie. Doctorado en literatura y con estudios en economía, finalmente vuelca sus inquietudes en la dirección cinematográfica, la producción y la escritura de guiones.
Una de las pasiones del director desde pequeño han sido los videojuegos. En su juventud, alucinaba con la mítica consola Super Nintendo (la SNES). Esa afición la ha llevado consigo hasta nuestros días con la adaptación de cinco videojuegos a la gran pantalla. En España hemos podido ¿disfrutar? tan solo de tres de ellas, seguramente seamos los más afortunados, aunque, hemos sido testigos de una mínima parte de lo que Uwe Boll es capaz de hacer.
Las primeras noticias del director en España arrivan con su película “House of the Dead”, adaptación del videojuego homónimo creado por SEGA en 1996. Una saga que traería finalmente cuatro secuelas más (la segunda saltó directamente al DVD bajo el título de “El Amanecer de los Zombies”). El principal defecto de “House of the Dead” radica en lo desinteresado de la propuesta y, algo que viene siendo habitual en las adaptaciones de Boll, la nula relación con la historia del videojuego. Un grupo de jóvenes viaja a una isla con la intención de pasar una noche loca en una “rave” que han montado sus compañeros. Al llegar están todos muertos y descubren que la isla está poblada por unos muertos vivientes cuyo origen es un legendario brujo que experimenta con los ingenuos que deciden visitar el lugar. Boll recurre a numerosos tópicos y lo que sorprende aún más, a poca casquería, contando con un reparto desconocido (tan sólo destacamos a Jürgen Prochnov, en un pequeño papel que ha tratado de justificar de mil maneras). Con un presupuesto inicial que superaba los diez millones de dólares, tan sólo recaudó unos tres o cuatro más. Un fracaso, teniendo en cuenta que muchos acudieron en masa a las salas con la convicción de ver una adaptación más que correcta (algo que era demasiado sencillo).
Tres años le fueron suficientes para acometer una nueva atrocidad relacionada con el campo de los videojuegos. De nuevo se trataba de un título de género, de un clásico, de un intocable. “Alone in the Dark” se basa, ligeramente, en la saga creada en 1992 por la empresa francesa Infogrames y relata la historia de un detective privado (Edward Carnby) que se hace cargo de investigar una mansión que guardaba un oscuro secreto. El juego contaba con ciertas virtudes y su éxito generó cinco nuevos títulos, siendo el último uno de los más esperados para las videoconsolas de nueva generación. Boll vuelve a saltarse la historia a la torera y coloca a dos actores conocidos, pero de escasa reputación, Christian Slater y Stephen Dorff. Respetando el nombre del protagonista, Carnby ahora es un policía algo dejado (¿alguien dijo tópico?) y dedicado a asuntos paranormales que se centra en la investigación de una casa de acogida de niños huérfanos en donde parece habitar un extraño ente. A esto se le suma el hallazgo de una reliquia que resulta ser una puerta que conduce a otra dimensión. Toda una “ida de olla” para una adaptación que podría haber sido muchísimo más sencilla. También estrenada en cines, “Alone in the Dark” al menos cuenta con una factura mucho más elaborada que “House of the Dead”, e incluso el reparto está muy por encima de aquella. No obstante, resulta ser otro batacazo en taquilla para Boll, De veinte millones de presupuesto logra alcanzar la mitad. En compensación, dirige una secuela que va a parar, directamente, al mercado doméstico.
Ese mismo año, Boll recurre de nuevo al mundo del pixel para mal-adaptar “BloodRayne”, la saga de dos partes creada en el 2002 para varias plataformas y para ordenadores. La historia se centra en Rayne, una atlética y atractiva vampiresa que inicia la búsqueda de su padre y es contratada para eliminar a otra raza de vampiros. Si realmente te gustó la saga, la película no tiene mucho que ver. Protagonizada por Kristanna Loken (que vivía su momento de gloria tras ser la mala de la tercera entrega de “Terminator”, lástima que sólo sea recordada por su impresionante físico), la película destaca por lo mal coreografiada que estan sus escenas de acción y por unos lamentables efectos especiales. Al menos el reparto secundario se completa con rostros conocidos: Michael Madsen, Udo Kier, Matthew Davis y hasta el rockero Meat Loaf, dejaban su pequeña impronta en esta burda adaptación. De su secuela mejor no hablar. Una vez más la taquilla cerró cualquier atisbo de éxito de un Boll que ni siquiera consiguió recaudar la mitad del presupuesto. En España su estreno fue directamente al mercado doméstico.
Así llegamos, a sus dos últimas adaptaciones en el campo del videojuego. La primera es “En el Nombre del Rey” y toma como referente “Dungeon Siege”, juego creado por Microsoft en el 2002. La adaptación de Boll cuenta, en este caso, con la estrella de acción Jason Stathan como protagonista. Estrenada con dos años de retraso en España, el videojuego original mezclaba juego de rol y acción. Con efectos especiales muy pobres y escenas de acción hilarantes, Boll demuestra no estar a la altura de la complejidad del juego. La segunda (no estrenada en España) es “FarCry”. Adaptar un shooter (juego de acción en primera persona) no es una cosa que se haga todos los días pero Boll la asume como quien decide cruzar una calle, deleitándonos con una mala cinta que resulta incluso aburrida. Creado en el 2004 por Ubisoft, el videojuego se centraba en la figura de Jack Carver, un marine que recibe el encargo de infiltrarse en una isla y descubrir que hay tras una serie de experimentos genéticos, todo ello en uno de los mapeados más espectaculares del momento. Respetando el nombre del protagonista, Boll escoge a la estrella alemana Til Schweiger (un secundario especializado en papeles de marrullero) para interpretar a un capitán de barco con antecedentes, que descubre en la isla los experimentos del Doctor Krieger (de nuevo Udo Kier). Éste se encuentra inmerso en un programa para la creación de soldados perfectos modificados genéticamente. Con soldado hiper-hormonados al estilo “Soldado Universal”, la película resulta aburrida y mala hasta decir basta, equiparable a “House of the Dead”.
Para terminar, podemos citar un par de obras aceptables, si las comparamos con el resto de su filmografía. Por un lado “Postal”, mezcla comedia ácida y actualidad política, y Boll fusiona diversos gags humorísticos con incisivos (e incluso reiterativos) chascarrillos sobre América y el mundo islámico. Un cruce entre “Team America” y “Borat”. Lo cierto es que detrás de la provocación fácil la cinta no tiene mucho más que contar. La segunda, “Rampage”, es una cinta inédita en nuestro país, que, sin embargo, resulta ser lo mejor de Boll, básicamente, porque respira contención e, incluso, madurez. A partir de un mensaje evidente y poco alentador, Boll narra la historia de un joven que un buen día, hastiado de la sociedad y de la presión de sus padres, decide salir a la calle y liarse a tiros con todo el mundo (al estilo de “Un Día de Furia”). Algo parecido le pasó al propio director cuando un día decidió liarse a puñetazos con un internauta y subió la disputa a internet. Éste es Uwe Boll, un hombre con carisma y muchas ganas de hacer cine. ¡Al menos, la ilusión le sale gratis!
30-junio-2010
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