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Los Oscars de la discordia y la división Por Alex Girón |
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Si hay una frase o palabra que pueda describir la auténtica tormenta de noticias, opiniones y declaraciones salidas de tono tras las nominaciones de los Oscar de este año, esa no es otra que #OscarsSoWhite. El famoso hashtag de Twitter que se creó el año pasado después de que los Oscar tuvieran 20 actores nominados y ninguno perteneciente a minorías, ha tenido un protagonismo sin precedentes este año después de que tras las nominaciones de la Academia de nuevo 20 actores blancos acapararan los titulares. ¿Pero porqué este año ha sido diferente?
Si una cosa ha sido obvia durante el 2015 es que se ha demostrado a Hollywood que películas con actores pertenecientes a minorías en Estados Unidos pueden ser auténticos bombazos en taquilla, al mismo tiempo que llevar consigo la etiqueta de cine de calidad. Dos claros ejemplos de lo dicho anteriormente han sido "Straight Outta Compton" y "Creed". Ambas con magníficas direcciones y espléndidas interpretaciones. Al mismo tiempo, ha habido actuaciones destacadas o sobresalientes realizadas por actores negros si bien no han sido éxitos en taquilla -por diferentes razones-. Una muestra de ello ha sido Will Smith en "Concussion", con un espléndido acento nigeriano, y especialmente las actuaciones en la cruda, dura y visualmente bella película dirigida por C.Fukunaga, "Beasts of a Nation", con Idris Elba como actor secundario en un papel memorable, y con el novel y jovencísimo actor Abraham Attah dando una verdadera lección de frescura, sensibilidad y dureza.
Ha sido un año repleto de magníficas interpretaciones y de maestría en la dirección, realizadas por artistas no blancos, sin embargo, la gran mayoría de los miembros se han decantado una vez más por el mismo tipo de cine, y los mismos nombres que llevamos viendo año tras año. Y es precisamente ese aspecto el que ha hecho que muchas voces hayan dicho basta.
No obstante, el problema no reside precisamente en los miembros de la Academia. Es un mal endémico que traspasa el cine y que está incrustado en la sociedad norteamericana, y que vas más allá de quién esgrime su derecho a votar. Aunque el hecho de que casi el 80% sean hombres blancos y por encima de 55 años, no ayuda a la causa. Es como ese virus que se tiene y que sólo cuando muestra sus síntomas de manera evidente uno intenta atajar para que no se extienda. Y es precisamente lo que la nueva presidenta de la Academia de las Ciencias y Artes Cinematográficas, Cheryl Boone Isaacs, ha decidido hacer con sus profundos y controvertidos cambios a la hora de decidir quién tiene derecho a voto y por cuánto tiempo lo posee.
En un tira y afloja a través de los medios de comunicación tradicionales, con especial hincapié en The Hollywood Reporter y las redes sociales (como Twitter y Facebook), las intenciones y propuestas de cambio han venido cayendo con prisa y casi sin pausa, a la misma velocidad que se oían voces apoyando los cambios y otras en amplia oposición a los mismos. En este último grupo casi nadie destacable, con solo dos nombres reconocibles para el gran público, Charlotte Rampling y Michael Caine. Precisamente, la inglesa, nominada este año a mejor actriz, tuvo que matizar sus comentarios al considerar las nuevas reglas "racistas hacia los blancos". En el otro bando, muchos actores, directores y críticos de cine, se han hecho escuchar dejando bien claro que los cambios deben de darse a mayor velocidad en una sociedad anquilosada en creencias retrógradas que no tienen ningún valor en el mundo actual.
La Academia ha sido la primera -dentro del famoso establishment de Hollywood- en dar un paso adelante y sonoro. Comenzando este año, se ha establecido la meta de doblar el número de miembros que son mujeres o pertenecientes a minorías. También se establece diez años como límite sin trabajar en la industria para conservar el derecho a voto, o haber trabajado en tres décadas diferentes. Eso sí, si uno ha sido nominado obtiene la capacidad de voto de manera vitalicia. Con estos requisitos se intenta reducir el número de personas que han estado votando durante años o incluso décadas, sin apenas haber contribuido de manera activa o artística en la realización de películas o documentales.
Entre toda esta vorágine de intentos de cambio, pataletas sin sentido o enfados infundados, nos encontramos con una ceremonia que va a ser conducida por Chris Rock, el cómico negro más famoso del país, y probablemente el más irreverente. Y aunque muchos han pedido que decline hacerlo, él se lo ha tomado como un reto. Y permítanme que les diga que si hay algo que va a merecer la pena ver este año en los Oscar, más que a Leo DiCaprio recoger su premio a mejor actor después de dos décadas en lo más alto o a Ennio Morricone por su score para "The Hateful Eight", va a ser ver las mejores interpretaciones de la historia en una ceremonia al contemplar la platea sonriendo cuando Chris Rock comience a soltar verdades como puños.
En cuánto a quién puede llevarse el gato al agua el día 28, permítanme que juegue a pitoniso. Créanme cuando les digo que Las Vegas está completamente desorientada por la falta de favoritismos. Casi todos los años después de que las asociaciones de actores, productores y directores han repartido sus premios, un claro favorito emerge como caballo ganador en la última semana antes de la entrega de premios. Este año, "The Revenant", "Spotlight" y "The Big Short" han sido las vencedoras de las distintas asociaciones, con lo que el campo parece abierto a tres bandas. No hay ningún especialista en el país que dé como ganador con seguridad a ninguna de esas cintas. En cuanto a dirección, parece que de nuevo Iñarritu tiene todas las papeletas por segundo año consecutivo, pero yo no me sorprendería si George Miller diera la sorpresa por su auténtico "tour de force" como director en " Mad Max:Fury Road". Y finalmente en la categoría de actuación, Leo DiCaprio es el nombre que sonará con casi toda seguridad como mejor actor y, aunque con menos seguridad, Brie Larson como actriz. Ésta última cogiendo fuerza, sobre todo tras las piedras que se echó a su tejado C. Rampling, después de comentar en la famosa entrevista que mencioné en la primera parte de este artículo, que los actores negros tal vez no fueron tan buenos como los blancos. Porque claro, no me cabe la menor duda que ella vio "Straight Outta Compton", una biografía sobre uno de los grupos más controvertidos de la historia del rap, famosos entre otras cosas, por recitar en su canción más conocida "Kill The Police". Sigan mi consejo y vean este año la ceremonia, y especialmente el monólogo que Chris Rock está preparando. Puede ser uno de esos momentos a recordar en el futuro cuando uno hable de los Oscar del 2015.
21-febrero-2016
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