Prólogo a una saga El universo propuesto por los hermanos Wachowski para la trilogía "Matrix", se mantiene con la saga ya concluida y diez años de perspectiva temporal, como un gran refrito de muchas referencias (manga, budismo, cristianismo, planteamientos filosóficos traídos por los pelos, etc...), que culminaron con un producto de fuegos de artificio saturado y ciertamente excesivo, pero entretenido en cualquier caso y con un primer film digno de cualquier antología del género. Para la creación del homólogo mundo musical a tan variopinto conjunto, el compositor de confianza de la casa, Don Davis (compositor también de "Lazos ardientes" primer film en colaboración con Larry y Andy, y de claras reminiscencias musicales goldsmithianas por cierto), se propuso - es de suponer que inconsciente de por donde acabaría la saga - en la tesitura de crear una partitura grandiosa, enfática, espectacular y tan sorprendente como fuese posible (en consonancia con las imágenes del primer film). El recurrir a una gran masa orquestal y coral era el camino más directo, pues el empleo de una percusión tremebunda aunando metales salvajes y finalmente coros, son sin duda recursos nada criticables que muchos coetáneos han adoptado como filosofía vital para la resolución de cierto tipo de productos fílmicos.
El comienzo: THE MATRIX
El problema con este tipo de música en manos de nombres que, pese a quien pese, siguen careciendo de los arrestos de los grandes, radica en lo imposible de mantener tan elevado nivel de brutalidad sonora con coherencia una vez se ha comenzado con un tema de acción tan trepidante, atronador y sincopado a más no poder como "Main title / Trinity Infinity". La sonoridad asociada a la dualidad de los mundos entre los que se mueven los protagonistas, se resuelve (de forma brillante por otro lado dadas las referencias empleadas para esta idea) desde el principio en este mismo corte con un motivo de dos notas sostenidas, que ya se ha inmortalizado como parte indivisible del universo Matrix.
Esta idea central, así como buena parte de la orientación general del score, en su apocalíptica orquestación y rítmica polifónica grandiosa, procede casi en su totalidad de John Adams, consagrado autor minimalista contemporáneo al que sin duda Davis escuchó - o se le sugirió su escucha - con atención, en especial su impresionante obra "Harmonielehre" (una muy recomendable versión de esta obra junto a otros estupendos trabajos de Adams bajo la batuta de Simon Rattle con la Birmingham Symphony Orchestra se encuentra disponible en el sello Emi Classics) para discernir el espíritu sonoro de la trama. Piezas como “Switch woks her boa”, “Dodge this” o “Surprise” (de la nueva tirada limitada) resultan ser calcos de momentos concretos de esta creación.
De hecho, Adams es fuente más o menos habitual de recursos cíclicos para músicos cinematográficos, como así demuestra el empleo que John Williams hace de su material dos años después de “Matrix para “Inteligencia Artificial”. Y retomando el hilo de esta divagación, también el más popular de los minimalistas Philip Glass, es citado literalmente por Davis en uno de los nuevos pasajes disponibles en la reciente edición limitada de Varese Club de “Matrix”, el corte “Switched for life”.
La paleta orquestal retomará también ideas de diversos compositores cinematográficos como Horner (para el que Davis ha trabajado en más de una ocasión), Goldenthal (sino directamente de su maestro en la clásica John Corigliano), el añorado Kamen (con citas textuales a algunas de sus imponentes piezas de acción para "Arma Letal" por ejemplo), e incluso usa por momentos el sofisticado y complejo lenguaje polifónico de Alfred Schnittke, desconocido y excepcional compositor cinematográfico a reivindicar. También los crescendos de enorme intensidad orquestal en fragmentos como "The power plant" (retitulado en el nuevo compacto “Switched at Birth”) introducen retazos entresacados de las grandiosas e inacabables codas de John Williams, construyendo pasajes de indudable y contundente impacto, pero dudosa originalidad.
Las reverberaciones, los cambios de dinámicas elevando la intensidad de la ejecución y el despliegue de una orquesta frenética, acentúan la sensación de imparable montaña rusa y de apabullante rugido sinfónico en temas como "Hotel Ambush" y "Ontological Shock". Aun con esto, Davis ofrece al oyente algún suspiro de calma en pistas como "Welcome to the real world" (de nuevo con otro nombre en la nueva versión; “Switch´s Brew” y con guiño incluido para los fans del jazz de Miles Davis), donde se introduce la voz solista de un niño soprano esgrimiendo una calmada y lánguida melodía. No obstante enseguida se da paso de nuevo al estruendo final y culminación apoteósica del film (al estilo de la interminable "La isla de las cabezas cortadas" de John Debney) que directamente se abrazará a Wagner.
Para finalizar la saga el compositor volvería a recurrir al espíritu del alemán de forma más desmedida si cabe, pero aquí con "Anything is possible" (aka “He´s the one alright”), logra un imponente y glorioso bloque musical, que consigue - no sin cierta sensación de repetitividad y cansancio - superar lo imposible, es decir las primeras ideas de la banda sonora. Cuenta Davis que no sabía que hacer cuando los directores le pedían más y más en las sesiones de grabación, señalándole que fuese más grandioso y espectacular, más enfático y grandilocuente. Sin duda, este es un dato que confirma el estrecho margen de movimiento del músico en la lógica interna y progresión musical de la saga.
El primer cd de la partitura editado por la casa Varese, apenas resultaba ser un trailer del conjunto (la infame famosa media hora de la compañía frente a más de 80 minutos de música en la cinta), pero que no obstante sintetizaba con precisión las ideas más importantes de la banda sonora. A través de las redes de internet y de forma pirata, surgieron ediciones completas de las composiciones de los tres films, interesantes en el caso de esta primera cinta y bastante recomendables en el caso de la segunda, pero obviables en cualquier caso a la hora de realizar una apreciación lógica de las intenciones del compositor visionando las películas y con las ediciones oficiales en nuestro haber.
Ahora con la mencionada y cercana edición “Deluxe” (lo cual no quiere decir completa) de la partitura de la primera parte, el aficionado conocedor del trabajo podrá disfrutar de un buen ramillete de piezas que quedaron fuera de la edición original y que por su significativa aportación a ciertas escenas, quedaron en nuestra la memoria. Piezas como “Neo on the edge”, “Nascent Nauseus Neo” o “Domo Showdown”. Otras, por supuesto, quedan muy lejos de decir nada dentro del conjunto y aparecen aquí con meras intenciones de relleno, como son “Cold hearted switch”, “A Morpheus moment”, “Freeze Face”, “Switch Out” o “Mix the art, ratificando el hecho de que la disponibilidad de todo el material posible no siempre debe ser motivo para editarlo.
Segundas partes nunca fueron buenas: MATRIX RELOADED
La muy pobre continuación cinematográfica de la saga con su segunda parte "Matrix Reloaded", contó con toda la esperable parafernalia espectacular a su alrededor que poco benefició al conjunto fílmico y que apenas logró ocultar las enormes carencias argumentales y fallos narrativos del largometraje en cuestión. Esta gran pantalla de humo alcanzó también a la edición discográfica de su banda sonora, que se lanzó en un innecesario cd doble con un montón de canciones "inspiradas y basadas" que poco interesaban en realidad a los aficionados a la música de cine que quisieran disfrutar de un notable y por momentos espléndido trabajo orquestal de Don Davis y por supuesto un cd igualmente innecesario para los interesados en las canciones incluidas, a los que les sobraría por completo la música orquestal.
Para intentar dejar contentos a todos (y a ninguno) el primer disco incluye tan solo dos temas instrumentales (no vocales) electrónicos que se escuchan en el film ajenos al compositor; "Zion" para la secuencia del baile en las cavernas y "Furious Angels" para la primera pelea de Neo con los agentes. El resto de canciones no aparecen en la película.
Ya en el segundo disco se recupera el tema central de la saga con esa referencia explícita a la pregunta sin respuesta de Charles Ives y que ya es la famosa carta de presentación de "Matrix", con los acordes ascendentes y descendentes sin solución de continuidad tomados de John Adams y su "Harmonielehre". El "Main title" presenta una versión más agresiva y dinámica de dicho tema, acelerando todo lo posible su ejecución y dando idea con ello de los caminos por donde va a transitar el film. "Trinity Dream" es un breve refrito de ideas de la partitura del primer film recordando tanto el "Ontological Shock" como el "Hotel Ambush", así como pasando por la orquestación y sonoridad de Goldenthal o Kamen como ya se ha apuntado arriba.
Tras este comienzo aparecen dos canciones ajenas por completo al compositor (acompañadas de típicas percusiones y electrónica instrumental moderna) y dos más en las que Davis colabora, co-compone y arregla junto a Juno Reactor los momentos culminantes de acción del film. "Burly brawl" para la gran pelea con el agente Smith, es un brutal y acelerado tema de poderosa ejecución, salvajes metales y viento con coros apocalípticos. Aquí todo el estruendo que sus autores han sido capaces de imaginar se acelera y acelera hasta alcanzar un ritmo frenético realmente impactante, todo ello arropado de una eficiente electrónica. "Mona Lisa Overdrive" acompaña la interminable persecución por la autopista, basándose en un ritmo techno pegadizo (algo machacón) y cierta sonoridad árabe, que revestida de coros y estruendos orquestales ocasionales culmina un pasaje de acción destacable. Con esto llegamos al final del disco, que en realidad no es más que el comienzo del score.
En una excelsa suite de más de 17 minutos se han englobado numerosos pasajes de la partitura en pista continua, algo realmente incómodo para el oyente por otro lado, sin demasiada coherencia y olvidando fragmentos excelentes del film. De los, aproximadamente 80 minutos de música de Davis en el mismo, exclusivamente suyos en cd tenemos apenas 22. Pese a esto, la música incluida resulta ser una buena selección.
El comienzo de la suite con la llegada a la ciudad tiene la inevitable referencia a Holst y sus planetas (Marte - como no - para más detalle), el tema pseudo-religioso de Neo es fantástico - prácticamente lo mejor de esta segunda partitura - aunque demasiado breve, y pese a olvidar hasta el apoteósico y glorioso final el tema de amor, aquí hace su primera y fugaz aparición. Distintas secuencias musicales quedan ilustradas por coros, melodía grandiosa, momentos épicos y sobre todo por la interpretación continuamente desmedida de una brutal orquesta en la que parecen querer tocar todos los músicos con la máxima intensidad para conseguir atronar lo más posible, algo que en ciertos pasajes que recuperan ideas ya escuchadas en la primera partitura, acaba por saturar.
Apenas se dan nuevas aportaciones consistentes al universo sonoro del primer film, pero exprime las ideas anteriores con renovado brío en su ejecución y variaciones (la versión final del tema de amor con coros y melodía épica es estupenda), y es de agradecer se incluya toda la secuencia musical del final de la película, sin duda la más espectacular de esta segunda parte. "Matrix Reloaded" no es esa obra maestra que muchos anunciaban ni mucho menos, pero si es una notable banda sonora y una más que digna continuación de su predecesora, no así como la cinta. Aunque se suela decir que segundas partes nunca fueron buenas, en el caso de su partitura original esta afirmación no sería correcta.
La guerra ha terminado: MATRIX REVOLUTIONS
La conclusión de la saga recupera en parte el buen ritmo de su primer film y mejora sustancialmente, aunque no por completo, el estropicio de su segunda parte con "Matrix Revolutions". Musicalmente hablando Davis culmina la trilogía con aplomo e inspiración pese a esa necesidad autoimpuesta de superar lo insuperable en cada nuevo pasaje. Curiosamente la edición discográfica por fin hace justicia al esfuerzo acometido por el compositor y tan solo una canción es ajena a su autoría, pues el grueso de la música es orquestal y los - tan solo - tres temas electrónicos están arreglados y co-compuestos por Davis y de nuevo por Juno Reactor.
El nuevo "Main title" vuelve a ofrecer ideas familiares, pero llevadas esta vez al límite de lo físicamente ejecutable (en lo que otra vez será reflejo del largometraje). La sonoridad total y abiertamente apocalíptica de la partitura se rebela ya desde los primeros cortes, al introducir los "coros del fin del mundo" en pasajes tan innecesarios como "The road to sourceville", aunque la mera finalidad operística y desmedida de estos pueden justificar tal estruendo en las imágenes. Se recuperará de nuevo a Holst con mayor brutalidad si cabe en "Men in metal" y sobre todo con mayor dramatismo y desesperación en "Moribund Mifune". Sin duda la ampliación de la orquesta en más miembros todavía facilita que cualquier acorde interpretado suene a brutalidad sonora superlativa, tal es el caso de "Kidfried" y en especial del intenso "Saw bitch workhouse".
El respiro nos lo ofrece "Trinity definitely" con un delicado y extenso desarrollo del tema de amor, cálidamente ejecutado. A partir de aquí la búsqueda de esa "trascendencia a la posteridad", logra conjugar la exigencia del exceso con la hábil imbricación de todos los recursos imaginables para conseguirlo. El mejor tema (y escena) de toda la saga; "Neodämmerung" (por si la presencia de Wagner no era ya lo suficiente evidente en la música, el compositor se jacta de ello abiertamente con el título) es el Apocalipsis sonoro en grado extremo. Un impresionante coro recitando en sánscrito (quizás gritando sería más apropiado indicar) y recordando por momentos el "Duelo de los destinos" de Williams y su "Episodio I", es acompañado de melodía épica y dramática, así como de una orquesta desatada en viento y metales. "Why Mr. Anderson" presentará un nuevo (y a estas alturas algo cansino) atronador pasaje, apabullantemente ensalzado por unos coros salvajes e incontenibles.
Tras esto y para la conclusión de la saga, Davis con "Spirit of the universe", nos ofrece un nuevo y emocionante tema triunfal y colorista para el final de la guerra, seguido de unos ominosos coros y voz solista (algo fúnebre y nuevamente con tintes religiosos), para acabar con una revisitación de su "Anything is possible" del primer "Matrix", con una sentida y clara referencia/homenaje - otra vez - a Wagner. El tema que cierra el cd "Navras", ocupa los créditos finales y es una versión extendida del "Neodämmerung" con ritmo techno, percusiones electrónicas y sonoridades árabes, que configura un "tour de force" final digno y - todavía - espectacular, que pone el broche de oro a un trabajo ambicioso, desmedido y sobresaturado por momentos, pero convincente pese a todo en sus intenciones e indiscutiblemente apabullante.
Epílogo a una saga Con el visionado y audición conjunta de toda la saga, queda pese a todo la sensación en el espectador, que tanto música como películas, han ido siendo absorbidas progresivamente por un síndrome de elefantiasis que se desmelenaba en el más puro y vacuo espectáculo, dejando poco espacio para desarrollar las mejores ideas (el tema de Neo en "Reloaded" en el caso del trabajo de Davis). Esta inclinación hacia lo trivial, hacia el bombo y platillo, ha sido eficientemente paliada por el compositor durante su aportación musical a la trilogía ofreciendo, aparte de la necesaria y descacharrante música atronadora y descomunal, buenos momentos de calidad sonora de primer orden (la resurrección de Trinity también en "Reloaded" por ejemplo), pese al empleo en su grueso de numerosas referencias ajenas.
No obstante y con todo, Don Davis consiguió ir un paso más allá en el espectáculo sonoro del Hollywood actual, elaborando un efectivo universo musical basado en el exceso y los fuegos artificiales, que lejos de dejar indiferente al oyente, funciona a todos los niveles bastante mejor que las imágenes a las que acompaña en muchos momentos, siendo su esfuerzo realmente loable. Aunque como trilogía musical "Matrix" se quede muy lejos de anteriores y coetáneas sagas, consigue mantener el tipo y acaba siendo una obra francamente interesante.
2-agosto-2009
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