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Estrenos Cuarto Trimestre: Oct-Dic 2006 Por Miguel Ángel Ordóñez |
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| Back To Gaya (En busca de la piedra mágica) 2004 Kamen, Michael
Con dos años de retraso nos llega esta coproducción alemana-británico-española. Sin apenas publicidad (curioso al ver a nuestro país entre sus responsables), “En busca de la piedra mágica” narra las aventuras de una especie diminuta que vive en un mundo idílico (los gayanos) y que debido a las malas artes de un malvado profesor que pretende robar la piedra mágica que sustenta su mundo, la dalamita, son transportados al mundo de los humanos descubriendo que forman parte de una serie televisiva inventada por la pluma de un guionista. La esquemática lucha del bien contra el mal pocas veces ha estado desarrollada tan ridículamente como aquí. La historia se sigue con nulo interés y los personajes se muestran acartonados y vacíos de contenido. Frente a un original diseño animado, los movimientos de las criaturas se observan torpes y cansinos, construyendo los guionistas una trama vista mil veces antes y sin ninguna dosificación entre pasajes de grotesca acción y gags mínimamente atractivos.
Pero si por algo ha atraído este título a los aficionados a la música de cine ha sido, sin duda, por comprobar el último trabajo, antes de su deceso, de Michael Kamen. Desarrollemos brevemente su entrada en el proyecto. Contratado por el productor Jeremy Thomas, asiste a un pase previo con la película montada sobre temp tracks introducidos por los directores. Kamen queda horrorizado por los temas empleados y sugiere un nuevo montaje con temp tracks basados en su música. Sobrevenida su muerte, Thomas encarga a los orquestadores y arreglistas habituales de Kamen (Robert Elhai, Brad Warnaar, Julian Kershaw, Jeff Toyne, Rubert Christie, Jonathan Sacks, Blake Neely y Ian MacPhearson) la aplicación de los temas construidos por el compositor de “Los inmortales” a lo largo de la acción, entregando a Ilan Eshkeri la realización de música adicional donde ésta fuera necesaria. Basándonos en todo esto, los primeros minutos de la cinta demuestran la magnitud del trabajo realizado por Kamen. Su heroico tema principal, construido sobre metales y cuerda y en la mas pura tradición de su “Robin Hood”, el motivo secundario aplicado al héroe Zino (que finalmente se acopla al tema heráldico de apertura), el romántico asociado a la altiva Atlanta, el amenazante del profesor N y la magnífica música de acción creada para la carrera inicial, apoyan la importancia del trabajo que Kamen se traía entre manos. Lamentablemente, y tras esa explosión de color inicial (que se recuperará al final con la maravillosa exposición del tema heroico) el resto no mantiene el mismo nivel, quizás porque el propio compositor no pensaba aplicar los temas construidos como acaban haciéndolo sus orquestadores, adivinándose una mezcla de sonido que esconde literalmente la música y con pasajes no del todo asociados a la figura del neoyorkino (el motivo cómico aplicado a los snurks deja bastante que desear). Nunca sabremos si una vez finalizado, éste sería uno de los grandes trabajos de Kamen, pero sus primeros veinte minutos así lo apuntan.
Fecha de estreno: 01-Dic-2006
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| The Devil Wears Prada (El Diablo Viste de Prada) 2006 Shapiro, Theodore
La corrupción de “El Sueño Americano” , representado a través de la cara angelical e inocente de Anne Hathaway (Andrea), es la trama central de esta película de David Frankel (Sexo en Nueva York, Band of Brothers). Nada mejor que el siempre deshumanizado y vedado mundo de la moda para plasmar el choque entre dos mundos. El intelectual y sincero, representado por la joven periodista, y el banal y mentiroso de la revista de moda Rumway, para la que comienza a trabajar, y en especial de la editora: Miranda. Despiadada y atroz, brillantemente interpretada por Meryl Streep. Aunque la propuesta inicial del film de Frankel, respeta la ironía y mordacidad del libro de Lauren Weisberger, pronto cede a los convencionalismos comerciales impuestos, que sin lugar a duda perjudican al interés global del conjunto. El guión es lo más perjudicado de esa cesión, teniéndonos que conformar, que no es poco, con la ya comentada destacada interpretación de Meryl Streep, el sufrimiento contagioso de Hathaway, y en especial la de un secundario de lujo que siempre cumple: Stanley Tucci.
La estética chic de la gran manzana, el modernismo lacerante del mundo de la moda, que tan bien capta la cámara de Frankel, tiene conveniente reflejo también a nivel musical a través de una acertadísima selección musical a cargo de nombres tan representativos como: U2 (“City of Blinding Lights”), Madonna (“Vogue”), Jamiroquai (“Seven Days in Sunny June”), Alanis Morissette (“Crazy”), Moby (“Beautiful”), Feelin Hypnotized (DJ Colette). Una explosiva mezcla de lounge, dance, rock urbano y pop.
Otro que se mueve a sus anchas es el reivindicable Theodore Shapiro. Un compositor que a pesar de estar aún encasillado en un género puramente comercial, principalmente a través de comedias a la “Ben Stiller” , consigue siempre aportar algo interesante, con un estilo fresco y desinhibido, que bebe directamente del rock contemporáneo y la electrónica, pero sin renunciar a la orquesta para la creación del oportuno contrapunto dramático. Para “El Diablo se Viste de Prada”, escribe un score que calza perfectamente los zapatos de Manolo Blahnik, acepta la talla 36 de Prada y por supuesto que combina con cualquier bolso de Channel. Con un rock urbano neoyorkino, a medio camino entre el “fusion jazz” , describe con mordacidad las continuas carreras por la ciudad de Andrea para cumplir los imposibles encargos de Miranda. El agobio y estrés de una ciudad opresiva (cuando quiere) como es Nueva York. Cuerdas, piano, guitarra y cierto toque “sofá jazz” nos presentan la soledad de la protagonista, sus problemas de pareja, e incluso su redención final a través de emocionante crescendo orquestal con voz femenina incluida, susurrante y libre. Y a todo ello, un omnipresente tema central, evolutivo del piano a la guitarra eléctrica y la batería, representación del éxito profesional de Andrea, tanto en sus tiempos de Rumway (ganándose la confianza de Miranda, su asistencia a la Semana de la Moda de París), como cuando decide volar por su cuenta y quitarse las ataduras de un mundo al que se da cuenta que no pertenece. Más vale tarde que nunca. Algo que esperemos ocurra dentro de no mucho con una edición discográfica en condiciones del score de Shapiro, porque la suite de seis minutos que aparece en el disco oficial, nos sabe a poco.
Fecha de estreno: 06-Oct-2006
Pablo Nieto
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| The Guardian (The Guardian) 2006 Rabin, Trevor
Asistimos al enésimo intento de Kevin Costner por relanzar su carrera. Bajo el paraguas del otrora aclamado maestro de la acción, Andrew Davis (“The fugitive”), “The guardian” no es mas que uno de esos productos tan atrozmente convencionales que nos llegan de la poderosa industria americana. Una historia tan trillada y previsible que acude, sin sonrojo, al manido repoker de clichés del llamado cine heroico o de héroes (como gusten). Aquí los guarda costas americanos, un cuerpo de elite de la Marina con una de las misiones mas arriesgadas del globo: el salvamento en alta mar. Héroe desgastado con problemas de pareja, jóvenes reclutas que deberán ser adiestrados en la vida hasta convertirse en unos hombrecitos hechos y derechos, chico recluta conoce chica esquiva, testosterona y musculitos por doquier, cabrón adiestrador de vuelta de todo que resulta ser un cariñoso padre para sus soldados, pelea en el bar con otros soldados, golpes en el pecho coordinados de grito simiesco (en este caso un “uh-ah” sin desperdicio), vuelta al trabajo y sacrificio final, muerte y leyenda. No me digan que les estoy contando una película que ya han visto mil veces. Los actores están pasables y hay un puñado de escenas bien resueltas, dentro de un ritmo general aceptable. Si no quieren moverse del sillón, les recomiendo el siguiente ejercicio: Siéntense frente a dos televisores, alquilen en su videoclub “Oficial y Caballero” y “El sargento de hierro”, agiten la coctelera y “vualá”, tendrán un “The guardian” en toda regla. Van avisados.
Poco mas puede decirse de una cinta que cuenta con música a cargo de uno de los pluiriempleados mas activos de la industria americana. Y digo industria en todo el término de la palabra. Trevor Rabin ha visto coincidir cuatro proyectos en cartel en la tierra de la gran promesa (para algunos, claro). Su carrera parece encaminada a un subgénero que denomino “cine para hombres” (si por tal tomamos aquel que vacila de tirarse a todo lo que se mueve, le flipan las motos hasta el punto de machacar a los viandantes con sutiles demostraciones de potencia de motor, se rasca las pelotas en público y se machaca en el gimnasio) donde introduce ligeras variaciones alrededor de un asentado puñado de clichés: música a todo trapo, exaltaciones a la guitarra eléctrica, desenfreno tímbrico y simplicidad de formas (me van a disculpar que no les cuente nada de la horrorosa “Serpientes en un avión”, inicialmente proyectada para ser incluida en esta sección de Estrenos, pero que por cuestiones de salud mental prefiero ahorrarles un mínimo comentario). Avocados a mas de lo mismo, “The guardian” no supone nada nuevo respecto a los planteamientos introducidos anteriormente por el ex componente de Yes. Reconociendo que no me interesa para nada la música de este muchachuelo, les pondré un ejemplo que resume por completo su trabajo en “The guardian” (pretendo hacerles perder el mínimo tiempo posible). Sitúense en la escena inicial: Costner lanzado al agua en una misión complicada de salvamento. Rabin inicia acordes de acción a lo mediaventures (que ya sé que no pertenece al grupo, pero lo parece, oiga) con sencillos acordes a la cuerda y percusión sintética. En estas estamos cuando uno de los personajes está a punto de ahogarse, momento que aprovecha Rabin para introducir una dramática voz solista femenina que inicia un cántico étnico (¿les suena?). Por supuesto que la escena acaba con el salvamento heroico a cargo de Costner, a lo que Rabin responde con un heráldico tema para cuerdas. Mas tarde uno puede esperarse mas de lo mismo: entrenamientos bajo acordes patrióticos y música tecno-rock asociada a reclutas con 0 de coeficiente intelectual. No es que suene mal, entiéndanme es que uno se aburre de escuchar siempre lo mismo. Convencional hasta la exasperación.
Fecha de estreno: 13-Oct-2006
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| Banyard (El Corral: Una Fiesta muy Bestia) 2006 Debney, John
La vaca Otis es un juerguista de primera. Lo suyo son las bromas y pasarlo en grande mientras su padre, Ben, debe llevar el control de los animales de una granja. Otis se encarga de montar una fiesta tras otra con sus inseparables amigos: un ratón, una cerda y un hurón. Pero Ben se hace mayor y Otis deberá afrontar un puesto para el que no está preparado: convertirse en el líder de los animales y defenderles de sus mayores enemigos, los coyotes. No se me asusten que no continuo. Me limito a llenar líneas con las que poder hablarles de este producto de tercera categoría. En pleno desembarco de cintas de animación, este desvarío del patético guionista, productor, actor y director Steven Oedekerk (perpetrador de infamias como “Kung-Pow”, “El profesor chiflado” o “Ace Ventura”), tras su experiencia en el campo de la animación en 3D con “Jimmy Neutron”, es un despropósito que se observa con inmenso aburrimiento. Repleta de clichés y gags canallas propios de las comedias en las que interviene, Oedekerk se limita a giros imprevistos de guión para convertir un mero divertimento plano en una metáfora sobre la amistad y la defensa de los mas necesitados. Casi nada. A uno le sorprende que productos tan torpes como este, que recordemos que ha costado la friolera de 50 millones de dólares derrochados en un diseño cuanto menos pobre, recauden mas allá de nuestras fronteras auténticas millonadas (70 para ser mas precisos, sólo en los USA), mas aún al limitarse a ser un muestrario de manidas secuencias destinadas a un público demasiado restringido (apto para impúberes menores de 5 años).
Como ya hiciera con su irregular “Jimmy Neutron”, en la que Oedekerk ejercía labores de producción, John Debney perpetra su enésima colaboración en el campo de la animación. Alejado Oedekerk de su compositor fetiche (Robert Folk) (nos referimos a cuando el californiano se pone tras la cámara), Debney continúa con los cauces previstos de previsibilidad adecuados al género. Demasiado funcional, su trabajo para “Banyard” (vaya titulito se han sacado de la manga los distribuidores españoles) aporta mas de lo mismo. No obstante, es indudable el oficio de un compositor que sabe manejar con destreza las posibilidades de su orquesta. El tono principal de este “Banyard” reside en la aplicación de una música country asociada a los fiestorros que organiza el angelito. Pedal guitar, banjo y otros instrumentos ligados a ese ritmo tan americano, son las señas de identidad que introduce Debney en la exposición de las trastadas y travesuras de la vaca (en ocasiones sólo falta que Randy Newman se ponga a cantar). Sin embargo, Debney se sale del guión establecido con la introducción de dos temas que asocia a los malvados coyotes, por un lado (ya saben música enérgica y tensa), frente a un muy bello tema de amor para violines y piano que emparenta a Otis y su relación con la guapa y ¡embarazada de otro! Daisy. No faltan las horrorosas canciones que suelen acompañar este tipo de productos, con géneros tan dispares como el pop, el rock y el hip-hop. Un trabajo decente y honesto, sin alardes y sin aportar nada del otro mundo.
Fecha de estreno: 27-Oct-2006
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| GAL 2006 Gener, Francesc
Tras el sorprendente y necesario éxito de “El Lobo”, El Mundo TV, con Melchor Miralles a la cabeza, y Miguel Courtois de nuevo en labores de dirección, se adentra en el escabroso y escandaloso asunto de los G.A.L. No es nuestro objetivo entrar a valorar la decencia y actuación de políticos y policías en este caso, de eso ya se encargaron los jueces. Pero si conviene reivindicar la extraordinaria labor periodística llevada capitaneada por Melchor Miralles, y protegida por Pedro J. Ramírez, primero en Diario 16 y tras su defenestración (censura más bien) en el diario El Mundo. “G.A.L” es un film mucho más simplista y menos dinámico que “El Lobo”. Y aunque la estética y forma de rodaje de Courtois es coherente con su antecesora, “G.A.L” termina siendo un quiero y no puedo, con limitadas interpretaciones a cargo de los dos actores protagonistas: Natalia Verbeke y José García, en el papel de los periodistas encargados de la investigación. Debe ser que el ejemplo de “Todos los Hombres del Presidente” no ha cundido mucho. En cambio, sobresaliente Jordi Mollá (como siempre) en el papel del Sucomisario José Amedo (que en el film, como ocurre con todos los personajes, aparece con otro nombre).
También realmente interesante la labor musical de Francesc Gener, cuyo score para “El Lobo” ya causo una gratísima impresión, por su originalidad y dinamismo, y quien escribe para “G.A.L” una partitura en tono elegiaco pero sin renunciar a ese minimalismo progresivo que tan de modo ha puesto un compositor, que sin duda, toma Gerner como modelo para su partitura: Alexandre Desplat. Construyendo la música sobre un omnipresente y atractivo leitmotiv, con las cuerdas como protagonista, y presentado ya en los títulos de crédito, Gener además cumple con eficacia la misión incidental de la música en un thriller de estas características. Acertadamente dramático durante la campaña de acoso a los periodistas, intenso con un oportuno aire a la música de acción norteamericana de los 90 en escenas como la del Asesinato del confidente en el Hotel Eurobuilding, y romántico en la relación de amor imposible entre los dos periodistas. Por desgracia, y a diferencia de lo que ha ocurrido con “El Lobo” no hay edición de la banda sonora. Una verdadera lástima, pues es uno de los scores nacionales más destacados del año, y que con un poco de suerte veremos en la, por otro lado, cada vez menos insigne gala de los Goya. Lo único que nos queda esperar es una mayor confianza de productores y directores en Gener. Un músico a tener muy en cuenta. Un soplo de aire fresco, que falta le hace a “nuestra” música de cine.
Fecha de estreno: 03-Nov-2006
Pablo Nieto |
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| A Good Year (Un Buen Año) 2006 Streitenfeld, Marc
No hay duda, Ridley Scott se ha convertido en un tipo extravagante y chocho. ¿Qué fue de aquel enfant terrible que sorprendió a finales de los 70 con un inclasificable filme sobre el honor y la testarudez llamado “Los duelistas?. ¿Qué fue de ese tipo capaz de helarnos de terror o hacernos volar por las lunas de Marte en un evocador sueño postmoderno? La edad pasa factura y tras descomunales desatinos de una singularidad cabreante (llámense “Gladiador” o “El reino de los cielos”), Scott busca la redención con una película de las llamadas “pequeñas”. Una petit comedie que encierra diálogos de cierta trascendencia y que no es mas que una nueva vuelta de tuerca a un subgénero que podemos denominar como de “ricos en busca de la introspección”. Un broker despiadado (Russell Crowe) hereda un chateaux en Francia y allí descubre esas pequeñas cosas que la vida reserva a los pacientes de espíritu. La película bascula entre la comedia de situaciones y el ensayo cargante, la farsa extravagante y el cine reflexivo, un vano intento de aunar personalidades como las de Woody Allen o Eric Rohmer bajo el prisma de un guionista de variedades. Tiempo perdido. Pequeños destellos de un pasado mejor (las bien aprovechadas escenas de Albert Finney) nos congratulan con las añoradas virtudes del viejo contador de historias, pero el torpe diseño de personajes secundarios, sofisticados y huecos, nos devuelven a una cruda realidad donde el inglés parece vegetar sin pena ni gloria.
Debut en la composición de Marc Streitenfeld. Imagino que se preguntarán, como yo, de dónde ha salido este hombre. Se trata de un integrante del extinto Mediaventures (ahora Remote Control), en concreto el editor y supervisor musical de scores como “El último Samurai”, “Black Hawk derribado”, “La delgada línea roja” y “Gladiator”. Parece que Ridley Scott ha dejado su colaboración con Zimmer y Gregson-Williams para otro momento y ha confiado sus pastiches musicales (de tal palo, tal astilla y me refiero a su hermano) a este neófito que ya ha sido confirmado como el compositor del nuevo filme del director, “American Gangster” (donde repetirá Crowe y se unirá Denzel Washington). Algo consustancial a cualquier filme costumbrista del inglés, las canciones, se dan cita por doquier a lo largo del score. ¿Cuál es el margen creativo de Marc?. Digamos que su trabajo no deja de poseer cierta ambigüedad. Si bien se destaca por un intento de adoptar formas y sonidos cercanos a las nuevas tendencias que en el género de la comedia ha introducido sabiamente el compositor Jon Brion, Streitenfeld no acaba de conseguir una textura coherente y unificadora de la historia. Un trabajo acústico donde destacan el uso de guitarras, sintetizadores y bajos, junto a un tratamiento elegante cercano al JazzCool y que otorgan cierto sabor añejo, no exento de tramposa modernidad, a las desventuras de este tiburón de los negocios. Melódico y elegante, sin embargo Marc no acaba de encontrarse cómodo en la construcción rítmica y en la aplicación de temas a sus personajes, a pesar de constituirse en lo mejor de la película. Un cierto caos campa por sus respetos, aunque bien es cierto que la influencia de la torpe selección musical contribuye a ello (raro en un tipo que se dedica al “noble” negocio de la supervisión). Aún así y por su denodada lucha por lograr mostrarse imaginativo y franco, debemos otorgar un margen de confianza y credulidad a la propuesta de este nuevo integrante de la fábrica de sueños.
Fecha de estreno: 03-Nov-2006
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| Flushed Away (Ratónpolis) 2006 Gregson Williams, Harry
Hacía muchos años que no recibíamos una avalancha de cine de animación como la actual. Industria en auge que lamentablemente nos regala frecuentemente productos de ignominiosa calidad y clara finalidad: la de entretener sin pretensiones a los mas pequeños. No cabe duda que salvo Pixar, que este año nos regaló la correcta “Cars”, y la sorpresa de “Monster house”, las realizaciones del resto de Estudios han descuidado la materia prima del espectáculo, el guión (no me llegan a convencer las buenas intenciones de “Happy feet”). Tras los fiascos recientes de Dreamworks (llámense “Madagascar” o la horrorosa “Colegas en el bosque”), nos llega su último producto en el campo de la animación junto a la británica Aardman (tampoco soy un entusiasta declarado de “Chicken run” o “Wallace & Gromitt”). La historia gira alrededor de Roddy St. James, el acomodado ratón que sirve de mascota a una rica familia que vive en la zona del Kensington londinense. Cuando estos desaparecen, por las vacaciones, su hogar es asaltado por un ratón que viene de las cloacas. Puesta en peligro su confortable vida decide deshacerse de éste convenciéndole de que el inodoro es un jacuzzi. Pero el avispado nuevo inquilino será el que envíe a nuestro héroe al mundo subterráneo donde descubrirá la existencia de una ciudad de ratones y acabará topándose con un mafioso sapo que odia a todos los roedores y con una guapa aventurera, Rita, con la que correrá mas de una aventura. Realizada completamente por ordenador, “Ratónpolis” es un filme sólido dotado de un ágil ritmo narrativo que dosifica perfectamente la acción y el elemento discursivo. Una agradable sorpresa apta para adultos en la que destaca todo un glosario de personajes secundarios entregados a un espectáculo notable.
De buena puede considerarse la contribución que al espectáculo de la cinta otorga la música de Harry Gregson Williams. Si bien es cierto que carece de la fuerza presente en sus colaboraciones con Powell para Dreamworks (“Chicken run” y “Shrek” especialmente), el score creado por el británico para “Ratónpolis” es en todo momento eficaz y sirve con discreción a la trama. Quizás su aire claramente conservador es la nota menos atractiva del conjunto creado por el compositor, sometiendo la partitura a rígidos temas que ejercen de centrales. Uno vivaz, de toque heroico, entregado a Roddy y otro gentil y sensible asociado a su relación con Rita. Dentro de un marcado uso de la orquesta sinfónica, Harry destaca por la vivacidad de sus piezas de acción (especialmente durante la huída del congelador). Pero, donde menos atractivo se muestra es en el uso de un acuciante mickymousing entregado a la mayoría del metraje, limitándose a ser descriptivo, sin pasión. La introducción de canciones tampoco ayuda a homogeneizar el conjunto, pues éstas se encuentran muy lejos del color empleado por Williams en la cinta. Aún así, su trabajo siempre acompaña la sensación de espectáculo divertido y con clase.
Fecha de estreno: 01-Dic-2006
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